Cuatro segundos después del adiós

-Cuando te asalta demasiado a menudo el recuerdo de algo que empezó bien.

-Cuando rogándote que no te lo tomes como algo personal, alguien te pide amablemente que abandones su sueño.

-Cuando te das cuenta que “Pero” ha ocupado todo el espacio vital reservado a “Vale”

-Cuando te preguntas porque te empeñaste entonces en sujetar las palabras que hoy pierdes en cada esquina.

-Cuando bajas la cabeza cada vez que alguien intenta fotografiarte el alma.

-Cuando te quedas solo en el andén y tu mundo se va empequeñeciendo a lo lejos.

-Cuando te extrañas de una risa diferente respondiéndote desde el asiento de al lado.

-Cuando se te ocurre dejar de usar el horizonte como un espejo.

-Cuando el maestro elemental termina metido en una relación compleja.

-Cuando vuelves a tener ganas de asomarte a la ventana de una casa que ya no existe.

-Cuando solo quieres hacer castillos con arena de un reloj.

-Cuando llaman a esa puerta y definitivamente no eres tú.

-Cuando buscas a tientas el interruptor de la oscuridad.

Texto: Jean Boucicaut

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