Daniela

Hacia tiempo que no conducía así: deprisa, con la mirada puesta en el objetivo, lucidamente. En verdad me transformo cuando tengo que valorar una urgencia. Esta lo era.
Ya por la mañana había dado síntomas de gravedad, aunque su enfermedad de base fuese tratable. Ya por la mañana, adormilada y sumamente cansada, me había respondido con monosílabos a todas mis preguntas. Opté por dejarla tranquila confiando que la naturaleza y los antibióticos harían su trabajo. Entrada en los 60, no había estado enferma hasta este tropiezo que la tenía, casi dos meses, postrada en la cama. Apena  me atreví a tocarla en la mañana por miedo a que se inclinase la balanza del lado de la muerte.
Tenía una especie de infección que había necrotizado las amígdalas y le impedía comer y un linfóma de Hocking en el mismo lugar y en todo el cuerpo. No obstante la curación de este linfóma es casi de un 90%  tan  sólo necesitaba saltar ese bache terrible de la neutropenia. A medio día del viernes nos avisaron de Microbiología que en su sangre crecía una bacteria multirresistente. La única chance es que respondiera a una combinación de antibióticos y se elevará el número de neutrófilos que son las defensas que tenemos contra las bacterias.
Corría ese sábado noche como un animal en peligro, camino del hospital. Se había colapsado y respiraba mal , superficial, con mucho esfuerzo. Cuando llegue apenas conocía. Salí pitando a la UCI sin mucha convicción y con la angustia de «se me muere mientras hablo» . Apenas sentí resistencia por parte de la ucista , lo cual, todo sea dicho , agradecí.
Ya no pude desconectar en toda la noche de las lágrimas de sus hijos, de la ternura con la que la ucista le hablaba a pesar de saber que no la oía, de su hermana abrazándola , como a un animalillo herido. Ya no pude apartar los ojos de ese vacío que queda cuando se está llenos la materia viva y deseas que vuelva a repoblar el cuerpo y la llamada es un eco confuso porque nada habita ya la carne excepto una melancolía libando el aire mismo que no llena los pulmones.
BY MAG

Sé el primero en comentar

Deja un comentario