Deseos

Quiero un huerto con lechugas, lilas, un río y una montaña, ni muy grande ni muy pequeña, romero, tomates, mandarinas, unas viñas, mimosas y un girasol para no perder nunca el norte. Que solo se oigan los pájaros y que las gaviotas del Manzanares me traigan brisas cargadas de sal de esos mares del norte y espuma de las olas rotas para que inunden mis caracolas de nuevas historias y sones. Quiero bailar descalza por los tejados a media noche y vivir sin dar explicaciones. Ser lluvia en Agosto, viento en Noviembre y nieve en Febrero. Olivo milenario en Primavera. Ave migratoria y delfín viajero. Sé que el tiempo no me dará la razón sino la locura.
Sé que tu vendrás a rescatarme.

Marisa Pradera.

Guardo piedras. Unas regaladas, otras encontradas y también las tengo recolectadas. De vez en cuando las miro y las cambio de lugar cuándo piden otro acomodo. También tengo poemas. Al igual que las piedras, unos regalados, otros encontrados y otros recolectados. Los leo de vez en cuando y acaricio sus hojas. Las piedras representan lo visible y lo invisible. Un poema debería hacer lo mismo. Algunas de mis piedras encierran secretos y poemas. Son las que más aprecio, las que mimo. Me dejo acariciar por alguno de mis poemas. A otros tengo que esquivarlos. Los que más me conmueven. No sé si todas las piedras deberían esconder poemas. Sé que todos los poemas deberían ser pedradas.

 Marisa Pradera

 

 

Sé el primero en comentar

Deja un comentario