«HISTORIA UNIVERSAL DEL CAPITALISMO, TOMO 7: INVOLUCIÓN Y NEOABSURDISMO» (2007-2037)

Ama profundamente a su mujer o tal vez no puede imaginarse como sería un mundo después de ella. Trabaja para una multinacional por la que en su momento  cedió mucho espacio y tiempo, y que después de considerarle vital, ha ido arrinconándole hasta un departamento que pende de un hilo presupuestario. Sus compañeros y él han ido acostumbrándose a valorar su trabajo como algo tan frágil que puede esfumarse en cualquier momento, y cuya conservación pasa a ser un fin en sí mismo en lugar de un medio para acceder a unas garantías y al desarrollo de un proyecto vital. Al considerar su empleo como un fin, la retribución deja de estar en el foco de atención y poco importa que año a año vaya disminuyendo bajo el chantaje continuo del «esto o nada«. Puesto que la curva va acercándose poco a poco al momento en que sea razonable pagar por conservar esa silla, esa mesa y esas cuatro paredes de pladur, y ya que lo único que supera el amor profundo que siente por su mujer es el temor aún más profundo por preocuparla o decepcionarla, decide no decirle nada y pluriemplearse donde bien pueda. Le bastan dos semanas de contactos para darse cuenta de lo complicado que le resultaría cuadrar los horarios. Le bastan cuatro para comprobar que el doble de cero sigue siendo cero.

En su desesperación da rienda suelta a su afición por la escritura. Cierra por vacaciones el pequeño diario donde solo anotaba intrascendencias, y se abre de par en par a la esperanza de ganar un dinero extra con artículos y notas de prensa. De ahí va accediendo a concursos locales de narrativa  donde demuestra cierto talento para hilar tramas y cerrarlas al gusto de los diferentes jurados. Comienza a recoger los frutos de esta tarea con pequeños premios en metálico que le ayudan a cuadrar su presupuesto pero de los que no puede presumir en su casa, so pena de descuadrar los ingresos que entran en ella. Conforme sus habilidades aumentan se ve obligado a rechazar galardones de  mayor notoriedad, o aquellos que exigen una recogida en un lugar de entrega lejano e inexcusable. Sus diferentes seudónimos le rodean de un aura de misterio que lo hace definitivamente atractivo al público especializado, y todos los cortafuegos de seguridad que enmascaran su identidad van cayendo como las capas de una cebolla. Justo cuando está a punto de desvelarse su nombre en un importantísimo premio internacional, decide dejarlo todo y dedicarse a vender líneas de fibra auditiva (el revolucionario sustituto de la fibra óptica) desde su casa, en esas horas de media tarde en que su mujer hace largos en la piscina.

Mientras tanto, las dos chicas que lo habían elegido como objeto de su tesis doctoral consiguen por fin encontrar su número de teléfono en la guía.  

Texto: Jean Boucicaut

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