Solo un trato

Cuando entraron en el despacho les impresionó. Estaba decorado con mucho gusto, posiblemente por alguno de los decoradores más prestigiosos de la capital. Quizá por el mismísimo Calatrava. Los juegos de luces y los hologramas con reminiscencias hindúes destacaban en las paredes color blanco roto decoradas por el mismísimo Jacques  Torres-Calatrava . Sobre la mesa de aluminio y cristal podía leerse “Marcos Betancourt”, y debajo “Admission Manager”.

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El hombre sonriente les hizo señales para que pasasen mientras se levantaba de la mesa para recibirlos. Tras las presentaciones de rigor, les pidió que se sentasen y se dirigió a ellos con la seguridad del que ha transformado lo extraordinario en rutina:

  • Como saben, estudiamos a fondo las solicitudes. No nos gusta tomarnos a la ligera algo tan importante como la gestación de un ser humano. En unos casos las aceptamos y en otras las rechazamos. Tenemos una política muy estricta en este sentido, en eso se basa nuestra reputación. En su caso, cumplen todos los requerimientos sobradamente y cuentan con la aprobación del Departamento de Admisiones, así que la reunión de hoy es básicamente para elegir a la futura gestante –

La pareja se estrechó las manos con fuerza. Se miraron y sonrieron, dejando escapar un sonido ahogado de alivio. Estaban cerca de poder cumplir su sueño: tener un hijo. O, mejor dicho, no un hijo, su propio hijo. La mujer tomó la iniciativa en al conversación:

  • Son muy buenas noticias, veníamos pensando que hoy tendríamos que pasar alguna especie de prueba y poder elegir ya a la madre…-

Marcos Betancourt le interrumpió rápidamente:

  • Madre no es el término apropiado. No nos gusta usarlo. Preferimos hablar de “gestante”. Usted va a ser la única madre que va a conocer su… mmmm… deje que vea el expediente… hijo. Hijo con fenotipos R1b y R1a. Excelente elección, por cierto. Estos fenotipos están dando unos resultados fantásticos –

La mujer prosiguió:

  • Muchas gracias. Hemos estado durante varios meses analizando los estudios que hay en internet sobre las posibilidades de éxito de los fenotipos. Dudamos introducir el fenotipo I2b porque aporta más posibilidades de éxito en lo académico. Ya sabe, los genes celto-germanos son imbatibles a la hora de poder aspirar a una cátedra o cursar un doctorado. Pero nos hemos decidido por la versatilidad.

Marcos Betancourt se mostró indiferente ante unas explicaciones que ni esperaba, ni le interesaban lo más mínimo. Cuando uno lleva tiempo en el negocio, ve al feto como un producto rentable. “No es muy diferente de vender un Tesla”, solía pensar. Una pregunta le devolvió el interés por la conversación.

  • Hay algo que nos preocupa mucho y que nos provoca dudas sobre el procedimiento: la gestante. Podría tratarse de una chica aparentemente sana pero promiscua, quizá incluso con enfermedades de transmisión sexual o…- Inquirió el futuro padre.
  • Permita que le interrumpa. Entiendo lo que me quieren decir y creo que tengo lo que están buscando, siempre que esté dispuestos a pagar lo que vale. Disponemos de gestantes vírgenes, que voluntariamente y cumpliendo con los protocolos de la ISO 79300 de responsabilidad social corporativa para empresas de gestación subrogada, deciden someterse voluntariamente a una clitoristomía.- Aclaró Marcos Betancourt.

 

  • ¿Se refiere a una ablación? ¿Hasta ese punto llega su compromiso? ¿Es muy caro?- Preguntó la mujer mientras sus ojos se iluminaban.

 

  • No nos gusta usar ese término. Es arcaico. Efectivamente, solo contamos con gestantes comprometidas. Nadie lleva el compromiso con los futuros padres hasta dónde llegamos nosotros. Los detalles se los dará la comercial que les hemos asignado. Les adelanto: no es barato. Todo lo que merece la pena cuesta dinero. Piénselo tranquilamente en casa y no pierdan de vista que estamos hablando de su futuro hijo.-

Se despidió de ellos sin perder la sonrisa. Solo cuando cerró la puerta, su rostro se ensombreció. Mientras abría la puerta del mueble bar recordó que su abuelo había sido un prohibicionista de la gestación subrogada. Al menos eso le había contado su madre, porque él nunca llegó a conocerlo. “Afortunadamente, no he heredado los escrúpulos de mi abuelo. Solo su hígado a prueba de bomba”, pensó Marcos Betancourt mientras se servía un vaso de vermut con soda. Anotó en su cuaderno de citas un lacónico “receptivos” y miró por la ventana. Unas gestantes vírgenes paseaban distraídamente por los jardines de las instalaciones.

“Mierda, no hay nada de malo en ello. Es solo un negocio en el que todos salimos ganando”. La idea de que su abuelo desaprobara su modo de ganarse la vida le atormentaba por algún extraño motivo. Quizá los escrúpulos también estuviesen presentes en los fenotipos genéticos y por alguna causa casi sobrenatural fueran transmitidos de padres a hijos. O de abuelos a nietos.

 Texto: David Betancourt

 

 

 

 

 

 

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