Alfonsina Storni

Tú me quieres alba,
me quieres de espumas,
me quieres de nácar.
Que sea azucena
sobre todas, casta.
De perfume tenue.
corola cerrada.

Ni un rayo de luna
filtrado me haya.
Ni una margarita
se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
tú me quieres blanca,
tú me quieres alba.

Tú que hubiste todas
las copas a mano,
de frutos y mieles
los labios morados.
Tú que en el banquete
cubierto de pámpanos
dejaste las carnes
festejando a Baco.
Tú que en los jardines
negros del Engaño
vestido de rojo
corriste al Estrago.
Tú que el esqueleto
conservas intacto
no sé todavía
por cuáles milagros,
me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
¡Me pretendes alba!

Huye hacia los bosques,
vete a la montaña;
límpiate la boca;
vive en las cabañas;
toca con las manos
la tierra mojada;
alimenta el cuerpo
con raíz amarga;
bebe de las rocas;
duerme sobre escarcha;
renueva tejidos
con salitre y agua;
habla con los pájaros
y lévate al alba.
Y cuando las carnes
te sean tornadas,
y cuando hayas puesto
en ellas el alma
que por las alcobas
se quedó enredada,
entonces, buen hombre,
preténdeme blanca,
preténdeme nívea,
preténdeme casta.

 

Una de las poetas más representativas de Argentina, Alfonsina Storni nació el 29 de mayo de 1892 en Sala Capriasca, Suiza. De familia ítalo suiza, habían emigrado a Argentina, para poco después regresar a Suiza, en donde ella nació,  debido a  un nomadismo económico debido a los problemas económicos y de salud del padre, que  no  arregló su economía en Suiza, regresando  a San Juan, Argentina cuando ella tenía cuatro años. Su infancia estuvo marcada por dificultades económicas y un ambiente familiar complejo. El padre era alcohólico, jugador, entablaba negocios erráticos que malpararon la fortuna familiar, además de ser agresivo cuando la bebida rebasaba lo tolerable

Debido a los tumbos de fortuna, la familia Storni se mudó a Rosario, donde Alfonsina trabajó desde joven para ayudar económicamente. El padre derrochando la economía familiar,  puso un bar donde la niña Alfonsina trabajaba como adulta. Luego, con solo trece años, trabajó como costurera de afuera (modistas que confeccionaban la ropa para gente distinguida de la ciudad, en sus propias casas)

Un día asistió a una obra de teatro ambulante que pasaba por la ciudad, quedando cautivada por la bohemia y la creatividad teatral. Era la compañía de José Tallavi. Una de las actrices enfermó, ella sabía el papel y actuó quedando fascinada por las tablas. Marchó con la compañía aunque no duró en las tareas de actriz. Nunca confesó lo ocurrido entre las bambalinas de los teatros pero debieron de ser cosas muy turbias y dolorosas que hirieron su adolescencia.  A pesar de la agitada vida , dos años después regresó a la Escuela Normal Mixta  logrando estudiar magisterio  dedicándose a la enseñanza en diversas escuelas en la ciudad de Rosario, colaborando también con diversas revistas de clara intención feminista. Se integra en el Comité Feminista sanferminesco, donde es nombrada vicepresidenta.

La mala fortuna quiso que en una relación con un político local, quedase embarazada. Él era casado y  la unión no solo no prosperó sino que tuvo que ser ella la que se hiciera cargo en soledad de su hijo, Alejandro. Una profesora soltera y madre suponía no tener reputación en una ciudad como Rosario por lo que Alfonsina decide marchar a la capital donde la mala fama se diluye entre desconocidos.

En 1911, se instaló en Buenos Aires,  desarrollando una intensa actividad literaria y periodística. Colaboró en importantes revistas y periódicos,  publicó su primer libro de poemas, «La inquietud del rosal» (1916), que aunque recibió críticas mixtas, marcó el inicio de su trayectoria como poeta. Su labor literaria tuvo  que combinarla con diversos trabajos de supervivencia, como cajera de farmacia, vendedora de tienda o una tediosa tarea administrativa en una empresa importadora de aceite. Curiosamente, al editar su poemario, se despidió porque era menos tolerable para sus jefes ser mujer y poeta que soltera y madre.

La obra de Storni se caracteriza por una sensibilidad aguda, un lenguaje directo y una exploración profunda de la experiencia femenina. Sus primeros poemarios, como «El dulce daño» (1918) e «Irremediablemente» (1919), se inscriben dentro del modernismo, pero pronto desarrolló un estilo propio con una fuerte carga emocional y una crítica social implícita.

En sus versos, abordó temas tabúes para la época, como el deseo femenino, la maternidad no idealizada, la hipocresía social y la lucha por la igualdad de género. Su poema «Tú me quieres blanca» que inicia el articulo, es un claro ejemplo de su postura feminista y el rechazo a los roles impuestos a la mujer. Toda una declaración de intenciones cuando el feminismo blanco estaba en mantillas.

A lo largo de su vida, publicó varios libros de poesía, entre los que destacan «Languidez» (1920), «Ocre» (1925), «Poemas de amor» (1926), «Mundo de siete pozos» (1934) y «Mascarilla y trébol» (1938). También escribió obras de teatro y ensayos.

La vida personal de Alfonsina Storni estuvo marcada por desafíos y contradicciones. Fue una mujer independiente y luchadora,  criando sola a su hijo. Mantuvo relaciones complejas y sufrió la incomprensión de una sociedad conservadora. Su trasgresión y atrevimiento la costaron divergencias con la sociedad de la época, aunque hoy la vemos como una grandiosa pionera del feminismo y de la libertad sexual.

En 1935, fue diagnosticada con cáncer de mama, lo que afectó profundamente su estado de ánimo. Tras una operación y la reaparición de la enfermedad, Alfonsina Storni  decidió acabar con su vida el 25 de octubre de 1938 en Mar del Plata. Su último poema, escrito tres días antes, «Voy a dormir«, publicado al día siguiente, es un conmovedor adiós. Aunque en la canción que hizo famosa Mercedes Sosa se dice que entró lentamente en el mar, Alfonsina se despeñó de madrugada desde un espigón que quedaba cerca del hotel donde pasó las últimas horas de vida. Un zapato olvidado quedó como muestra de su final.

Alfonsina Storni es considerada una de las poetas más importantes de la literatura latinoamericana del siglo XX. Su obra, por su calidad literaria y su visión vanguardista sobre la mujer, sigue siendo relevante y continúa inspirando a nuevas generaciones de lectores y escritores. Su vida, marcada por la lucha y la búsqueda de libertad, la ha convertido en un símbolo del feminismo y la emancipación femenina. Amiga y compañera de Gabriela Mistral y Juana de Ibarburu, conformó una de las más celebres triadas de poetas de América Latina.

La canción «Alfonsina y el Mar» de Ariel Ramírez y Félix Luna inmortalizó su trágico final pasando a la posteridad con la seguridad de las inmortales.

Una mujer que deshizo las trabas burguesas y patriarcales a la vez que conformó una hermosa obra poética inolvidable.

María Toca Cañedo©

 

 

Dientes de flores, cofia de rocío,

manos de hierbas, tú, nodriza fina,

tenme prestas las sábanas terrosas

y el edredón de musgos escardados.

Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.

Ponme una lámpara a la cabecera;

una constelación; la que te guste;

todas son buenas; bájala un poquito.

Déjame sola: oyes romper los brotes…

Te acuna un pie celeste desde arriba

y un pájaro te traza unos compases para que olvides…

Gracias. Ah, un encargo: si él llama nuevamente por teléfono

le dices que no insista, que he salido…

Ultimo poema de Alfonsina Storni, fechado el 22 de octubre de 1938. Tres días antes de su muerte.

 

Sobre Maria Toca 1755 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

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