ANALFABETOS

Decía un matemático y pedagogo francés, allá por la década de los 70, que un alto porcentaje de la población francesa era analfabeta. Me sorprendió el dato, porque uno siempre había pensado que la sociedad francesa -heredera de la revolución de 1791, aquella que introdujera el concepto de ciudadanía- era una sociedad no sólo alfabetizada, sino, en un porcentaje significativo, culta.
Claro, el dato me sorprendió menos, cuando Mialaret fue profundizando en el concepto «analfabeto». Alguien que el pedagogo identificaba con aquellas personas que son incapaces de poner en tela de juicio lo que leen, es decir, que son incapaces de hacer una lectura crítica a cualquier texto, entendiendo por «texto» todo aquello que nos rodea y que es susceptible de ser leído, interpretado o decodificado.
Por ejemplo, la realidad que nos envuelve es lo que podríamos considerar como un macrotexto, donde conviven textos complejos y múltiples -constituidos por diversos códigos- como la propia sociedad a la que pertenecemos.
Podríamos preguntarnos si, como ciudadanos inmersos en esa sociedad que habitamos y nos habita, estamos capacitados para leer, entender y criticar -en el sentido más constructivo del verbo- ese texto social del que formamos parte o, simplemente, nos ponemos en manos de «otros» para que nos lo lean, es decir, para que hagan una lectura «interesada» (que no interesante) del mismo.
La segunda cuestión sería si, puestos en el caso de que seamos conscientes de nuestra incapacidad para esa lectura y de que nos fiamos de la «competencia ajena«, somos conocedores o no de la honestidad de la misma, es decir, de que el juicio que nos están transmitiendo a cerca del mundo en el que vivimos no responde a unos intereses que más bien estarían cercanos a la consecución y mantenimiento de determinados estatus de poder y privilegios.
De esta manera determinadas instituciones que han logrado sobrevivir a lo largo de los tiempos, como la Iglesia, los estados o más modernamente, los propios partidos políticos se han convertido en grandes lectores, grandes interpretadores de una realidad compleja que ellos tienden a simplificar a los ojos de una ciudadanía, incapacitada para hacerlo.
De esta forma, aquel aforismo de «la educación os hará libres» se convierte en un arma de doble filo, sobre todo, cuando esa educación la ordenan, la definen y la desarrollan para que nadie que se eduque en ese modelo lo sea realmente. Es decir, para que nadie sea capaz de leer, interpretar y enjuiciar el gran texto social en el que vive.
Gastón Mialaret circunscribía su reflexión y los datos que precedían a la misma a la lectura de textos escritos -prensa, literatura.., Mi reflexión amplía la concepción del texto con la que él trabajaba, pero el resultado, entiendo que es el mismo.
¿Qué porcentaje de «analfabetos» habría hoy en nuestro país? ¿Nuestro modelo actual de educación nos prepara para la libertad? ¿nos prepara para la lectura y el análisis crítico de la sociedad en que vivimos? ¿somos analfabetos alfabetizados?
Esta mañana escuchaba en la radio los enormes avances que la tecnología de la comunicación había introducido ya en las aulas y los esfuerzos que las administraciones públicas -autónomicas, estatales y locales- deberían hacer para que esto se produjera. No estoy en contra de que tal proceso se produzca, pero no puedo evitar intuir un peligro: que el medio se convierta en objetivo y que los sujetos de aprendizaje no sean más que analfabetos altamente tecnificados.
Un estudiante de ESO o Bachillerato, por poner un ejemplo, puede hoy ser capaz de utilizar tecnologías comunicativas para acceder o para producir información sobre la sociedad medieval, pero si esto se convierte en objetivo y no en el medio para que entienda las causas y las consecuencias de las relaciones sociales que en esta etapa se produjeron y de los agentes que participaron en ella; para que inmediatamente lo extrapole a la sociedad en la que vive y comience a identificar los agentes sociales que hoy provocan otro tipo de «feudalismo»…
Si esto no es así, podríamos pensar que, en nuestra sociedad, el «analfabetismo» campa por sus respetos y luego, quizás, podríamos explicarnos fenómenos como los que provocan personajes como los Trump, Bolsonaro o Abascal…
 Juan Jurado.
Sobre JuanJ Jurado 75 artículos
Profesor de Lengua y Literatura española. Publicaciones en La prensa en el Aula. Octaedro. Cuaderno para la comprensión de textos. Octaedro. Ponente del Diseño curricular base para la enseñanza de la Lengua y la literatura española en la ESO, en Andalucía. He sido portavoz y concejal por el grupo municipal de IU en Úbeda. Actualmente no milito en ninguna organización política, pero si la calle me llama, voy.

1 comentario

  1. Suscribo todo lo que esta escrito. Y si las preguntas son:
    ¿Qué porcentaje de la población es analfabeta en este siglo XXI?
    ¿Quien planteará un cambio en la educación?

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