Ayuso, la Bien Querida, por infame y marrullera

Nos hemos desayunado con la noticia en varios medios de prensa de un singular  encuesta en la que un 71% de la militancia del PP prefiere a Ayuso que a Pablo Casado. Y ustedes dirán ¡pobre militancia! obligados a escoger entre lo malo y lo peor. Pues no. Intentaré demostrarles que no es así, es más, que están desesperados/as por la trifulca pero ni un  ápice por los motivos  que la han producido.

Antes de seguir les voy a hacer una dolorosa confesión. Me descubro, como escritora, ante la taimada desvergüenza de Ayuso (IDA). Pocos talentos literarios serían capaces (comprueben que no me incluyo en lo talentos, aunque me gustaría) en diseñar un personaje con tantos matices y de tan variada poliedridad. Merito grande si se le añade la tasa de inteligencia que en la madrileña debe de andar a ras de suelo. Patriarcales y pelín machistas, los jornaleros de la prensa, achacan al mefistofélico Miguel Ángel Rodríguez (MAR) el talento descollado por la sinsorga. Dejemos a pachas el ingenio de ambos personajes porque si uno siembra, encuentra terreno  regado en la memorable representación a la que nos tiene acostumbradas Isabelita.

Y no es que en este país no se hayan visto las mezclas de perversión y maldad junto a un lenguaje populista de baja estofa, que no. Si revisamos la historia nos encontramos con una pléyade de personajes similares. Isabel II, la devoradora de cocido madrileño y de jovenzuelos cortesanos, el mismo Emérito que tenemos cerca de la memoria, sin olvidar a un Aznar cejijunto de boca subsumida  aunque me descubro también por la mezcla de chulapa desvergonzada plena de una perversidad además de  chula e insensata como es Ayuso.

El talento representativo de Isabel casa a la perfección con la idiosincrasia de una parte de esta España demoledora. La que embiste, la de cerrado y sacristía,  la galdosiana España de Doña Perfecta, la de los Santos Inocentes. La España eterna que se niega a avanzar y a modernizarse, y no digamos a mantener un cierto lustre de seriedad democrática. Todo ello barnizado por un trumpismo bajuno al socaire de su inventor.

Pregunten, pregunten si no me creen a algún amigo/a de derechas…incluso de izquierdas (ay, eso duele) si lo que hizo Ayuso en lo más alto de la pandemia no lo harían ellos/as… No es que me ponga por encima de  nadie, al contrario, llevo preguntándomelo varios días, quizá por eso he tardado en realizar este artículo. La disyuntiva me la avalan ciertas confidencias de amigas y conocidos  que me cuentan truculentas historias preñadas de apuñalamientos traicioneros en las sedes de varios partidos. Ya saben, una cronista vale más por lo que calla que por lo que cuenta…

Como bien se ha recordado, justo en ese mes de Abril del 2020 , cuando Ayuso decide pasar la bola al hermanísimo y cultivar las viejas amistades…justo a la vez, como digo, firmaba  los protocolos de no atención a los viejecitos ingresados en los geriátricos. Es decir, con una mano prevaricaba a favor de Tomás Díaz Ayuso (el Hermanísimo) y con la otra condenó a la muerte más cruel a los anciana/o de la Comunidad de Madrid. No se debía atender a enfermos. No se los debía trasladar a hospitales –depauperados hospitales, precarizados por treinta años de zarpa pepera privatizando hasta el papel higiénico- Mientras el dedazo de Ayuso permitía la concesión de  la adquisición de mascarillas a la empresa de su amiguito de la infancia, que eran vendidas a la Comunidad Madrileña a seis euros cada una (hay quien dice que a once, pero seamos permisivas) los viejitos morían en soledad ahogados y sin respiración asistida ni compañía familiar. A la vez, claro está, que le caían al Hermanísimo, 250.000€ por nada. Bueno sí, por ser su hermano y llamar por teléfono…o visitarla en su dúplex de lujo,  en el que pasó la dulce ninfa, la pandemia. Lujo y libertad que diría ella .Y cañas, también con cañas.

Y ahora llega la pregunta ¿Quién de los votantes del PP ( me temo que también de otros partidos) si hubieran tenido poder no habrían favorecido a sus amigos o familiares? Con dedazo. Sin concurso público. “Porque yo lo valgo”, mismamente.

Es justo ahora que me creo la perplejidad de Isabel Díaz Ayuso, que ni se ha tomado la molestia de negar la mayor. Desconcertada porque la acusan de hacer mal lo que siempre se hizo, lo que es norma común en los  partidos derechistas (ay, que sí, y en algunos de izquierda) Isabel confirma todo. No niega que la empresa de su amigo fue la elegida, sin concurso “¿qué coño es eso?” se dice a si misma. Y su hermano recibió, por la gestión, 250.000€ del ala. De los/as madrileñas, exactamente.

¿Merecemos estas gobernantas? Me lo pregunto y la respuesta es  perturbadora.

En la replica de Pablo Casado y su alter ego, Teo García Egea, se dan baños de pureza democrática denunciando el hecho…¡Oh! que canto a la limpieza democrática. ¡Oh! que palabras bellas de escrúpulo ante la corrupción. Cualquiera diría que se han bautizado con las aguas limpias del Jordán y no con las que emana la cloaca reventona de Génova 13.

Querido Pablo, quizá hubieras tenido más credibilidad si la denuncia la hubieras formulado en la fiscalía antes de la de las descalabrantes elecciones de CyL. O si hincaras el diente al hospital Zendal, que ahí sí que tienes tema.  O si hubieras estado tan presto en la Gurtell, en Lezo…o en cualquiera de las  dantescas etapas de la historia corrupta de tu partido incluidos los martillazos a ordenadores y visitas mafiosas a la familia de Bárcenas. O mismamente, si hubieras tenido la decencia de frenar a los sicarios de tu partido que no han dudado en mentir y difamar haciendo saltar por los aires a gobiernos autonómicos en  donde olfatearais la mayoría absoluta a la vez que perpetrar el destrozo de C,s.

La trayectoria de García Ejea como ejecutor, o psicokiller de opereta, no casa con el escrúpulo ampuloso del afán que don Limpio Casadomuestra ahora. Como decía en un magnífico artículo  Rosa María Artal, reventó la cloaca https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/pp-revento-cloaca_129_8761309.html Y reventó no para ser limpiada, sino por intereses espurios y tontos. Muy tontos.

Por ese motivo el 71% del electorado de derechas (ay, temo que también en otras direcciones) quiere a Ayuso y no a Casado. Se identifican con ella. Sienten que es una de los suyos. Prevaricadora, mentirosa, teatrera, corrupta hasta las trancas, que utiliza las lágrimas de rímel para dar pena y hacer campaña mientras no deja que los viejillos ingresen y salven la vida o mueran con dignidad. Es de los suyos. De la España del señorito Iván que aunque la pierna del siervo esté tronzada le quiere olfateando perdices. Del ¡vivan las caenas! y de siervos de casa.

Tiene el poder y lo ejerce sin ninguna ética porque puede. Como siempre se ha hecho en la sacrosanta patria española. Para mí y los míos…¿Recuerdan aquella grabación en la que un político del PP reconocía con sorna que él hacía política para hacerse rico? “¿Para qué si no, se hace política?” se preguntaba y se preguntan cientos, miles de atildados opositores a ayusers.

Hace tiempo, un tipo que me habían presentado poco antes, entabló conversación conmigo, quizá buscando aquiescencia o un cierto apoyo. Contó que se iba a presentar  a las elecciones municipales. Ante mi pregunta de qué partido sería el elegido, me respondió que se debatía entre Psoe, Pp o Cs…Repregunté, «¿Cómo es posible tal versatilidad?«, respondiendo con una sardónica sonrisa que  él tenía una empresa de organización de festejos “¿Sabes tú la cantidad de relaciones que voy a entablar si soy concejal? ¿Te imaginas lo que eso puede suponer para mi empresa?”

Queridas mías, lectoras y detractoras/es, esa es la premisa que prima en cierta política. Claro que pocas personas son tan descarnadamente sinceras como el tipo que me presentaron. La verdad suele disfrazarse de ampulosas palabras: “dejarse la piel” “vocación de servicio” Ya les dije en otro artículo que cuando las escucho suelo catalogar a quien las profiere de la peor manera y me da la pauta de a quién no votar.

Ignoro si es nuestra idiosincrasia, nuestra querencia por la genuina picaresca española o la incapacidad de gestionar con decencia lo público,  la que produce esa especie de políticos/as tan rastreros y detestables.  Lo público, queridas mías, esa asignatura pendiente de tantas personas con poder.  No se enteran de que lo  común es de todo el país. No se trata de caudales privativos del gobierno de turno que lo disfruta y lo reparte a placer entre los suyos ejerciendo la todopoderosa prevaricación o cacicada de toda la vida. No hay forma de meterles eso en la dura cabeza.

Quizá ahora entendemos mejor el enfado monumental de Pablo Casado y sus psicokillers  en busca de los fondos de la UE. Se trata de repartir. Se trata de alimentar la hidra personal y la de los suyos porque si no recibe alimento, la derecha patria, se encalabrina llamando a un Carromero cualquiera ( o buscando en las cloacas infames a un cura disfrazado para amedrentar al que habla) con el fin de investigar detritus y sacarlos a la luz.

 

Por cierto, malas lenguas apuntan a que al señor Carromero lo recibirían con fastos en Cuba. Aún le agradecen el accidente que descabezó a la oposición. No sé yo si será un infiltrado socialcomunista en la Corte. Todo es posible en el país que engendró al Lazarillo de Tormes, a Miguel Gila, a Berlanga y sobre todo al genio de Rafael Azcona.

Todos ellos se quedarían pálidos ante el ingenio de esta podrida clase política que perdura de generación en generación con la aquiescencia de los votos. Democracia la llaman. Libertad, la llaman aunque nos suene a la desvergonzada forma de gobierno de los caciques de siempre.

María Toca Cañedo©

 

Sobre Maria Toca 1553 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina. Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

2 comentarios

  1. Ya avisé, hace algún tiempo , que esa mujer no tiene ninguna culpa ya que a mi juicio es bordelinde y por lo tanto no es dueña de sus actos. No así los que la manejan desde las bambalinas y que ahora comprobarán la peligrosidad de empoderar a una deficiente con resultados imprevisibles.

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