El orden de las cosas

» El orden de las cosas» es un cortometraje español, escrito, dirigido y producido por los hermanos César y José Esteban Alenda, fue estrenado en 2010 con el objetivo de denunciar la situación que sufren millones de mujeres a través de la violencia machista. Si hay algo que marque la diferencia en este corto, es la maravillosa fotografía y la música que acompaña en todo momento a su protagonista, Julia ( Manuela Vellés), dos elementos que nos permite meternos en su piel (y en su bañera) durante 20 minutos, siendo así partícipes de sus pensamientos y de una visión del mundo desde la óptica de una mujer maltratada a través de  un cuerpo desnudo y una mente hundida.

¿ Cuál es el orden de las cosas?

El orden primigenio es lo que se opone al caos; cada cultura construye el orden del mundo en sus primitivas creencias según unas posibles explicaciones que pueden tener un razonamiento objetivo o subjetivo dependiendo del caos del que parta.
El orden aristotélico, que es fundamentalmente ontológico, pertenece a la sustancia ( el ente en cuanto tal) que supone un orden en la relación de unas partes con otras, si bien concebido el orden fundamentalmente en la unidad e identidad que fundamentan su actuar como causa es lo que produce el movimiento en este mundo; luego, sería  la sustancia a través de sucesivos movimientos lo que constituye el devenir. El devenir de Julia depende del orden de Marcos, un hombre sumido en su propio caos; un caos convertido en norma por herencia y diseñado hegemónicamente para ser copiado casi como un legado.

El cortometraje comienza con el incesante y lento gotear de un grifo en un primer plano, el elemento “agua” pasa a partir de ese momento a ser metáfora del tiempo; del miedo, del sufrimiento, del terror y de la libertad.
La vida de Julia transcurre dentro de una bañera, un espacio psicológico vital para la supervivencia utilizado a su vez por su maltratador para conducirla al aislamiento y al control. Las paredes del baño de Julia son de color azul turquesa, como un mar abierto y un cielo infinito que envuelve su burbuja claustrofóbica dentro de la bañera. Ahí guarda Julia su miedo, un cinturón que Marcos busca desesperadamente utilizando un  tono pausado y amable que será el símbolo de la violencia y del poder. El poder de Marcos no está solo en el cinturón ( violencia física) , sino en el perímetro ambiental que crea a través de una sutil violencia psicológica que utiliza  a través de su hijo, un bebé recién nacido de nombre Marquitos , al cual utiliza para amenazar a Julia y, de esta manera, seguir perpetuando el maltrato.
Así va evolucionando el corto, en una bañera que se llena cuando la violencia es suficientemente extrema y que se vacía para dejar a Julia desnuda y sin defensa.
El tiempo pasa, el hijo de Julia va creciendo, Marcos va envejeciendo y cambiando físicamente, pero para ella la vida se detuvo hace demasiado.
Una puerta abierta, Marcos ofrece a Julia la posibilidad de liberarse consciente del bloqueo mental de su pareja debido al miedo infundado que él mismo provoca. Es una puerta abierta a la humillación de otras personas que visitan la casa, una realidad expuesta ante la sociedad que calla, culpabiliza, justifica y no perdona siendo cómplices de manera hipócrita.
La violencia hacia Julia está estructuralmente diseñada para que sea bien vista y normalizada.
No hay nada que pueda sacar a Julia de la bañera, ni el amor por su hijo, ni sus intentos por tomar aire; le queda dos opciones: rebelarse o morir.
Es entonces cuando Julia entra en la lucha por la liberación, pasa de ser dominada al enfrentamiento, a la lucha frontal que le coloca ante su propio miedo, es el último ataque que podrá ahogarla o salvarle la vida.

Juguetes rotos esperando ser reparados; un mar de lágrimas colectivo, un silencio compartido, la mirada del horror, un cuerpo que tiembla de miedo y frío; la soledad, la tristeza, y un hilo de esperanza.

Todos estos componentes nos encontramos en » El orden de las cosas», los hermanos Alenda ponen en entredicho la  jerarquización que se produce a través de la familia nuclear, capaz de silenciar una injusticia a favor de un miembro del clan, un hombre de su propia sangre que no debe abdicar del poder; la masculinidad es una pirámide tan sólida que desprenderse de ella equivale al destierro emocional y social.

En definitiva: La violencia de género es competencia de todos y todas.

Aliza Díaz

Sobre Aliza Díaz 11 artículos
Educadora social Presidenta de la Asociación Feminista FemNosotras

3 comentarios

  1. No he visto el corto. El relato está muy bien estructurado y es clarificante, considero que la violencia de genero es una cuestión del verdugo no de la victima, somos todos los que hemos de reordenar nuestro pensamiento machista heredado, entiendo que no es una tarea fácil, porque este machismo va en el ADN de la sociedad. Más publicidad, más educación ,más cultura ; por otra parte la libertad no se ruega, no se solicita, se conquista, alguien muy respetble, precisamente una gran mujer vino a decir por el 36 : más vale morir de pie que vivir de rodillas.

Responder a rafallaveroCancelar respuesta