En dique seco

Neuronas en blanco.

La hoja, por contagio, se queda también en blanco.

Todas las palabras, de común acuerdo, se declaran en huelga salvaje.

 Ni una sola a la vista para rescatarla al vuelo.

Incluso la misma tinta azul celeste, de la noche a la mañana, se ha cristalizado.

El velero ya no boga con ligereza a toda vela.

Escorado hace desesperadamente agua.

Díganme lo que sucede.

¿Quién? para echarme una mano.

 “Llévelo  al dique seco” susurra uno.

“Yo sé de un sitio donde venden las palabras a granel” sugiere otro.

 “De segunda mano las vi, hace unos días, en el rastrillo de Santa Genoveva” aconseja un tercero.

Ahora lo tengo claro, clarísimo: Neuronas, palabras, papel y tinta están conspirando en mí contra.

De tanto solicitarla, ¿se habrá agotado la fantasía?

Texto e imágenes de Dominique Gaviard

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