Jaurías derechizadas

Decía un día de estos, en un artículo apocalíptico, Cristina Fallarás que recordaremos el día 26 de septiembre con la impotencia de no habernos inmutado ante el golpe ciego del fascismo en Italia https://blogs.publico.es/cristina-fallaras/2022/09/27/recordaremos-el-silencio-de-este-dia-infame/

Sin contradecir a mi admirada Cristina, yo no creo que ese día, aunque infausto y mal recuerdo para siempre, haya sido el comienzo de nada. Más bien la consecuencia de un largo camino que llevamos tiempo recorriendo. No sé si comenzó cuando Margaret Thatcher subió al poder, o cuando los Chicago boys, experimentaron en el gran laboratorio chileno sus teorías concebidas en los oscuros pasillos universitarios donde las cátedras producen pensamientos alejados del mundanal ruido y la realidad se difumina ante las cretonas que cubren los ventanales. En cualquier caso, la ultraderecha conservadora en costumbres y ultraliberal en economía lleva muchos años de pico pala, educando a la sociedad para zamparsela y vomitar el fascismo. Quizá lo ocurrido en Italia, como en el resto de Europa, sean las primeras nauseas del vomito.

A la mayoría, Giorgia Meloni, con su voz  gritona de mamma italiana que llama a la prole a la casa, y su porte de pequeña saltimbanqui de la política, nos da  cierto temor mechado del estupor por  ver a una mujer tronada y a punto de opereta. La vemos personaje secundario, sin enjundia ni peso para voltear la política democrática de un país moderno y europeo. Italia. Por eso, aunque sus gritos e ideario nos produzca escozor, tampoco es que la demos  mucha  importancia.

Como si la imagen del pequeño, ridículo vociferante y parasitario Hitler, fuera un galán de Hollywood cuando le votó la mitad de los alemanes mientras la otra mitad obviaba votar por hastío, falta de opciones o simplemente, vagancia. O como si Mussolini, con sus gesticulantes e irrisorias formas y la cabeza pelada víctima de una insolente alopecia, nos pareciera algo similar al dios uniformado que movilizó a miles, cientos de miles de sombras negras que se abatieron sobre el país que ahora padecerá a  Meloni. No, los malotes no suelen parecerlo. Al principio

Cuando  Giorgia grita: Io sonno una mujer, io sonno una madre, io sonno una cristiana, nos produce un incierto pavor mezclado con risa y nos preguntamos quién es ese esperpento que grita y vitupera. Como nos preguntamos quién es el tipo que va siempre a punto de reventar las costuras del traje o la camisa pija que porta, con físico moruno, modales de cateto y labia escasa e insultante. Santiago Abascal,  era un oscuro militante de un PP minoritario en Euskadi, luego fue  fracasado empresario hostelero, hasta encontrarse con el filón de pasta que las tramas negras trumpianas vía Steve Bannon, repartieron por Europa, contratando a un buen entrenador personal (la Meloni, tiene también entrenador cachas que la pone en forma y aleja el fantasma de la obesidad que la obsesiona) y una estilista que le prepara los outfits cada mañana. Para eso se casó con una instagramer con millones de seguidores. Para dar gato por liebre. Toda esa corte de los milagros que integra Vox, nos parecen muñegotes de opereta prestos a descerrajar de un tiro al inmigrante o a pelearse a puñal y pistola entre ellos mismos. Si dudan, miren el zipizape que mantienen las huestes voxeras con  Macarenita Olona la Desposeida… Pero no nos asustan mucho, la verdad. ¿Deberían? esa es mi pregunta.

 

Mientras, las izquierdas contemplan con la ceja alzada y un cierto rubor de autosuficiencia a estos catetillos de la política sin abandonar sus cátedras, su lenguaje de alto nivel político, sus Masters y doctorados. Todo en orden. Se dicen, desde la distancia cultural: “ellos, el pueblo, puede que vote a estos alborotados mentales pero nosotros poseemos las esencias del pensamiento social y las verdades que derramamos en foros afines para que el mundo entienda en que parte está la verdad. Cuando nos descubran, cuando abran sus obtusas mentes comprenderán , aunque no nos entiendan, que solo nosotras/os redimiremos al pueblo

 

Chimpún.

Y siguen  en sus cátedras, medios de prensa minoritarios y oscuros laberintos intelectuales derramando las esencias sin darse cuenta de que esa extrema derecha se ha calzado la bota montera, el buzo de mahón y ha bajado al mundo real. Ese mundo desempleado, o precarizado que ve como el ecuatoriano o el senegalés sale adelante con sudor y esfuerzo, mientras él, se rezaga y no puede acceder a un puesto de trabajo bien pagado. O como la peluquera latina tiene lleno su local, mientras el de la nativa se desertiza.  No porque se lo quite la latino o el senegalés, aunque que bonito pensarlo, sino porque el capital precariza hasta la fruta o el arroz y hay problemas sociológicos complejos que desentrañar.

Esa extrema derecha (no voy a llamarla fascismo…todavía, no frivolicemos los términos) ha bajado hasta el decepcionado trabajador que no llega a fin de mes, al joven que va al instituto sin mucha esperanza, al parado sin futuro, al dueño del bar que anda a mínimos o de la tiendita de barrio que tendrá que echar el cierre. Ha bajado hasta el barrio, ha creado fondo de armario entre precarizados y les ha contado un cuentito sencillo y emocional que va directo a las tripas del proletariado antes politizado a la izquierda y ahora burdamente trasformado en masa parda. Muy parda.

La culpa, les dicen y ellos se creen,  es del que llega en patera, o cruza el estrecho sin permiso, porque aprovechan paguitas y nos quitan lo nuestro. La culpa es de las feminazis que se reparten chiringuitos con el dinero que nos sangra Pedro Sánchez a los auténticos y genuinos españoles. La culpa la tienen esos moros que llegan, no respetan las costumbres cristianas (oiga, que no voy a misa ni nada, pero creo en Dios. El bueno, el nuestro) violan a nuestras mujeres y ponen bombas con la paga que le dan en la mezquita llegada justo desde Moncloa. La culpa la tiene el Coleta que se ha comprado un casoplón con nuestro dinero. Y la otra, la que era cajera de  supermercado hasta que ascendió (mujer tenía que ser, ya sabemos cómo trepó) y reparte millones entre maricones y machorras enemigas del hombre. Y ahora quiere enseñar sexo a los niños, cual pederasta embravecida. Los curas, no, esos son sagrados, la pederasta es la ministra.  El hombre de verdad egpañol de toda la vida es atacado impunemente, oiga. O también, la culpa es de los catalanes y vascos esos separatistas que además de rompernos Egpaña nos llevan los dineros para sus republicas bolcheviques y bolivarianas.

Ustedes, queridas lectoras/e, pensarán que exagero. Y lo hago, porque intento poner un poco de humor o de banalización a los argumentos comunes que salen cada día, machacona e impunemente, en las teles (todas las teles), en los bares, en los corrillos del colegio, en el barrio, en la tienda…

Hace poco, sentada en una terraza que frecuento, mientras  tomaba un zumo de naranja descansando de las compras semanales, el dueño del barcito -nada de cafetería lujosa o de moda- disparaba el argumento  de que las eléctricas eran tan víctimas como nosotras, del disparate impositivo al  que las obligaba Pedro Sánchez. La culpa de los recibos insultantes que padecemos de parte de Iberdrola y comparsas, no era de la millonaria cuenta de resultados que los accionistas se repartían o de la rapiña de los dirigentes. No. La culpa la tenía Pedro Sánchez y su gobierno  que además de partir España y venderla a los bolcheviques bolivarianos comunistas feministas…además, ponen impuestos. Porque lo chupiguay, lo bueno, es no pagar impuestos.

 Doble redoble de chimpún.

Esos argumentos son lo común y mayoritario. No las disquisiciones gramscianas, las disputas entre seguidores del gran Makno, Bakunin, Marx, o Trotsky, queridos compas. No. Hay una masa ingente de personas que ha comprado el discurso sencillo y emocional de la extrema derecha, lo ha hecho suyo y está dispuesta a votarles a poco que les estimulen las gónadas en jornada electoral.

Nada nuevo. Las personas que amamos y nos preciamos de conocer la historia, sabemos el desenlace de esas premisas. La ignorancia unida al tedio existencial es más peligroso que la furia popular. Con lo primero, la canalla antisocial amalgama unas masas aborregadas capaces de construir las mayores atrocidades. Sí, ahora ya hablo de fascismo. Así fue en los años treinta del pasado siglo y así, es posible, que se repita la historia.

Una vez analizado el problema y expuesto lo que compruebo en el día a día de persona de a pie que huye como de la peste de castillos de endomingada intelectualidad, vacua y porfiona, intentaré aportar lo que, de forma subjetiva y ustedes perdonen por ello, considero que se debería tener en cuenta.

Yolanda Díaz, promesa y esperanza de una ilusoria izquierda, habla de escucha, de Sumar a su proyecto las impresiones recibidas por el pueblo. Para ello, viaja,  oye  a sus fieles, y consigue afines -magníficos afines, como Sánchez Cuenca y Yayo Herrera, por ejemplo- como cabezas pensantes para su futuro partido. Bien, pero… Volvemos al mismo problema de base. Nosotras con los nuestros, nosotras con nuestras ideas. Nosotras escuchando y acercándonos a los/as nuestras.

 

Creo que la labor de base es fundamentalmente lo que siempre fue y nunca debió abandonar la izquierda si quiere construir un futuro social de enjundia. Barrios, pueblos y precarios. Pero comenzada desde abajo hacia arriba. Partiendo de la base para llegar a la cúspide. Desde hace tiempo, queridos/as mías, la casa social se construye al revés. Y decía mi padre, que una casa no se comienza por el tejado. Nunca, porque es imposible. Perdimos la oportunidad brindada por el 15M, perdimos el magnífico invento de los Círculos iniciales de Podemos pero debemos volver a construir barrio, pueblo, comunidades.

Los pueblos pequeños que sufren abandono, los barrios que solo son visitados en tiempo electoral. Los institutos, los pequeños ayuntamientos, las zonas depauperadas con población precaria, racializada y empobrecida, todos ellos son  colonizados  por los sicarios de la extrema derecha. La izquierda sigue en las universidades, en los foros intelectuales, en las ciudades que construyen  torres de marfil hablando un idioma ininteligible para el pueblo. Y si se baja del pedestal es para hacer un discurso enfadoso, críptico que pocos o ninguno entiende, las más de las veces en coche oficial reuniéndose con los afines y escuchando lo que cuentan las personas de la misma cuerda. Generalmente izquierdistas intelectuales con vidas resueltas. Sin tocar suelo.

Soy consciente de que la generalización de mis palabras puede no ser justa pero tampoco es parcial. Urge volver los ojos hacia los grupos pequeños, asociaciones de vecinos, grupos preocupados por el medio ambiente local, por la ecología, el feminismo, lgtbi, pueblos de la España vaciada, zonas rurales, barrios depauperados,   porque la política debe hacerse de forma horizontal y siempre, siempre ampliando las bases sociales, cosa que la izquierda abandonó hace mucho y la derecha lo ha invadido sin dudarlo ni un momento.

Lo que no tenemos es tiempo. Si algo nos enseñan las elecciones italianas es que el populismo autárquico está llamando a la puerta. Y se la estamos abriendo.

María Toca Cañedo©

 

 

Sobre Maria Toca 1549 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina. Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

6 comentarios

  1. Estimada Maria: muchas gracias por el analisis, como siempre realista y sincero. Siempre es bueno hacer autocritica, estoy de acuerdo en que la izquierda no esta haciendo algunas cosas bien, y que una de ellas puede ser cierto alejamiento de la gente de a pie. Pero en mi opinion hay un factor mas determinante para esta situacion, y es la deriva (por decirlo suavemente) de los «medios de comunicacion» hoy en dia, no solo en España, sino en todo el mundo. Como si no justificar los ultimos resultados del CIS, que dice que la situación económica del país no marcha para el 69% de los encuestados, y sin embargo, el 63% opina que su situación personal es buena o muy buena?

    • Los medios están tomados, querido Daniel, totalmente tomados por los poderes ultraliberales, tienes toda la razón. Por eso digo que lo de ahora no sorprende, llevan décadas haciendo trabajo de campo. Nombro a los Chicago boys porque ellos dieron forma económica a una ideología o quizá debiera decirlo al revés. La ideología es subsidiaria de lo económico. Si escuchamos los discursos de cualquiera de los nuevos lideres ultras, sin idénticos. No nos engañemos, no dicen nada, son palabras huecas. Hablan de familia y ellos ni la tienen, hablan de valores cristianos y ellos son promiscuos, divorciados, puteros, condenan la pederastia y ellos se benefician a jovencitas menores cuando pueden (Berlusconi, Trump…) Son discursos para guiar a la manada justo hasta donde quieren: el bolsillo de los poderes económicos ocultos.Y lo primero con lo que se hicieron fue con los medios. Desde ellos lanzan sus soflamas, es curioso, utilizan las redes sociales mucho los partidos que no están en el poder, pero curiosamente los que sí, ya no tanto, porque no les hace falta. Tienen la prensa, la radio, la televisión…En España estoy segura que sin Herrera, Jimenez Losantos, y los sibilinos mensajes subliminales (o no, directos porque ya no se cortan) de las televisiones, Vox jamás hubiera existido ni esa ideología casposa y machuna. Muchas gracias Daniel por tu puntualización que nos permite desentrañar este sindiós.

  2. Querida María: un análisis muy bueno y con el que estoy de acuerdo. Es cierto que la izquierda se ha enrocado en una torre de marfil con discursos que no llegan. También es cierto que este mundo tecnológico nos obnubila las entendederas, nos compramos un Smartphone último modelo, por unos 1500 euros y ya nos creemos Rockefeller. Es más ahora nos crean el Metaverso para que vivamos siempre en una ilusión, no importa como seas, ni cómo vivas, lo que importa es tu avatar en un mundo virtual. Está ganando ese discurso de partidos de extrema derecha, porque saben utilizar el mundo de las emociones personales que se proyecta en la nube. La Economía, la Historia, la Filosofía llegan a muy pocos, las emociones las tenemos todos. A su vez esos líderes son abducidos también por su propio deseo, pero viven mejor. Solo son las máscaras en la obra de teatro al servicio de algún director.

    • Cuanta razón, Arancha. Por eso creo que la izquierda, por supuesto sin caer en demagogias ni populismos como ellos, debe dar batalla emocional, bajar al barro y encontrarse con las verdaderas necesidades de gente común y dar respuestas…o con sinceridad confesar que no se tienen pero que se buscarán. Es vital si no queremos llevar cadenas en breve. Mil gracias por tu colaboración.

  3. Maria, que gran análisis que me deja delante de una dura realidad. Me siento culpable porque no escucho desde mi trono de posesión de la verdad que no cambia nada. Y la verdad la has dejado expuesta sobre el tablero. La fuerza ha estado siempre en los movimientos de base que hemos dejado caer o que nos han robado. El autoengaño es responsabilidad nuestra. El ocupar un espacio rn la realidad también. Me preocupa que sea tarde, pero hay que empezar de nuevo.Gracias María

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