La literatura como fuente. Reseña sobre Eloy Tizón

La literatura es una fuente. Una sábana de agua que nos arrulla. Un acantilado por el que lanzarse a navegar. Los libros, y el diálogo con ellos, nos cambian de algún modo. «Son verdaderos talismanes. Me parece que, si tengo algo a mano para leer, puedo ser capaz de aguantar casi todo. Son un antídoto para el dolor, un calmante para la desesperación, un excitante contra el aburrimiento. Nunca me siento sola ni existen horas perdidas cuando puedo sumergirme en algún texto», apunta Rosa Montero en El amor de mi vida. Manantial, curativo o no, la lectura es un encuentro que nos cala y atraviesa. De esas marcas provocadas por la literatura escribe Eloy Tizón (Madrid, 1964) en su último libro Herido leve (Páginas de Espuma, 2019). Un ensayo que recorre treinta años de su memoria lectora, conformado por más de cien reseñas, artículos y textos revisados.

Eloy Tizón es uno de los grandes escritores españoles de cuentos. Autor de libros excepcionales como Técnicas de iluminación o Velocidad de los jardines y de novelas como Labia, La voz cantante y Seda salvaje, el madrileño ha creado, esta vez, un particular acuario por el que nadan peces literarios de todas las especies. Djuna Barnes, Felisberto Hernández, Clarise Lispector, Franz Kafka, Vladimir Nabokov, Marina Tsvietáieva, Isak Dinesen, Haruki Murakami… Autores consagrados y otros olvidados que son ahora rescatados tras años de hundimiento.

Al abrir Herido leve, la ola tizoniana estalla como un tsunami y la belleza de la palabra precisa fluye. Títulos pulidos, arranques que invitan a quedarse y finales que saben de curvas perfectas. Lo de dentro, mejor saborearlo. Es un libro extenso, más de 600 páginas, en el que cabe todo un océano literario que da muestra de cómo lee un escritor y cómo es el universo imaginario en dónde se sumerge. La expedición se divide en ocho puertos que agrupan a los escritores por temas tales como el viaje o los conflictos familiares, por citar algunos ejemplos, así como la dirección del timón hacia dónde se dirige el modelo del cuento.

«Leer es oír escribir», sentenció un maestro. Tizón nos cuenta lo que ha oído en los libros que le han acompañado durante tres décadas. Los detalles reveladores, los aciertos y algunos de los deslices que ha advertido en ellos. «Todos somos ficciones. Lo que nos constituye como seres humanos es, básicamente, un relato». Decía antes que la literatura es una fuente y la escritura de este “herido” es un alumbramiento que nos conduce a numerosos retratos de autores y al planeta de sus ficciones, desde una atmósfera en la que se respira lirismo y un equilibrio musical en donde todo encaja. Otro ingrediente de Tizón es el paisaje cinematográfico, muy presente en estos textos donde se refleja la pasión y el conocimiento por el séptimo arte al articular su pluma.

El retrato autobiográfico capitanea el inicio del recorrido. Nos acerca a pasajes desde la semilla de la escritura del libro, hasta la adolescencia del propio Tizón y las sacudidas ante la lectura: «Ningún profesor del colegio en que cursabas el bachillerato te había explicado que escribir así fuese posible. (…) Leer te graduaba la vista mejor que las gafas. Mientras leías dejabas de estar ciego. (…) Descubriste que la literatura era un cataclismo llevadero».

Existe, además, un gesto amable y cómplice con el lector que se descubre en la última página y que también sucede en Velocidad de los jardines, el anterior libro de Eloy Tizón editado en Páginas de Espuma tras 27 años de su primera publicación. Guiños que nos revelan la fecha de cumpleaños del escritor madrileño o una frase de María Zambrano que remata el sentido de por qué se escribe.

«Jamás he podido renunciar a la luz, a la alegría de existir, a la vida libre del lugar donde crecí”, escribió Albert Camus. Quizá los “heridos” por las letras no puedan dejar de leer este libro porque encontrarán en él luz, alegría, un lugar donde crecer y alimentar su apetito por la literatura.

 

Reseña publicada en Estado Crítico.

Ana Belén Martínez

Sobre Ana Belén Martínez 9 artículos
Periodismo en la UCM Máster de Escritura Creativa en Hotel Kafka Trabaja como documentalista de prensa desde hace diez años Actualmente estudia piano y solfeo

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