La sordera de Dios, de Mario Yudicello

Hay un solo Dios verdadero,

dijo el cura desde el púlpito.

También el rabino en la sinagoga.

Y el iman en la mezquita.

Felizmente Dios es sordo e inexistente;

porque de no ser así, la humanidad

estaría ya extinta del planeta.

Al final de los distintos oficios, los fieles

marchan convencidos de que el enemigo

es el otro.

Y, qué más…

Texto: Mario Yudicello

Fotografía: Lola K.Cantos

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