LADRONES

Tal vez, sean cosas de la edad, quizás esté entrando en ese proceso progresivo, picajoso en que mirar de reojo o fruncir el entrecejo se convierten en expresiones espontáneas, automáticas ante determinados estímulos, generalmente externos.
 Anteayer, durante todo el día, tuve la sensación de que alguien me estaba robando, una sensación que se me convertía primero en desasosiego y luego en indefensión, en una desnudez molesta que me dejaba aterido. No, no eran las bajas temperaturas. Me bastó una imagen, una escena, unos segundos de exposición de la misma para descubrir que esa sensación no era un antojo, que esa sensación para mi desgracia era real, tanto como la realidad que estaba viendo.
Me (nos) están robando el alma, las raíces de la memoria, los cimientos de la dignidad como ciudadano, primero, como ciudadano andaluz, después. La derecha política española, históricamente, ha sido una consumada especialista en el hurto, comenzando por lo más básico lo que podríamos considerar «bienes materiales», es decir, aquellos que, en lo material, proporcionan una vida digna. Para ello, nunca ha reparado en gastos. Si para conseguirlo había que robar derechos, hágase. Creo que los ejemplos, desde 2008, han sido tan ilustrativos y groseros que no hace falta irse más atrás en la Historia.
Pero, los tiempos cambian, como cantara el viejo rapsoda, y esta derecha rancia de espíritu ha dado un paso más: ahora se trata de hurtar los conceptos, sobre todo, aquellos que conducen o pueden conducir a un pueblo a la dignidad, a la rebelión, a la lucha por su vida digna. En eso, la derecha se siente muy cómoda, entre otras cuestiones porque la izquierda, perdida entre identidades y símbolos, se lo ha puesto en bandeja.
Juanma Moreno ha seguido convirtiendo el 28F en una «fiesta», en un gran montaje audiovisual, donde las grandes estrellas son los símbolos, los mismos que se hicieron carne con sangre, sudor y lágrimas, se han convertido en confeti, por su puesto, verde y blanco. El Juanma de todos los andaluces va a la celebración del Día de Andalucía con el mismo espíritu festivo o «feriero» con que inaugura la caseta del PP en la feria de Abril o con el que «reza» en el Rocío. Fiesta, todo es fiesta. Un bodorrio colectivo e intestinal de todos con todos, donde se casan con algarabía el reo y la víctima. Sencillamente, porque el sarao de los símbolos le sale gratis, como le salía a Susana, a ese PSOE andaluz autodegradado hasta la saciedad. Ni le compromete a nada, ni le cuesta nada, pero enajena, cómo enajena.
Y en ello anda, entre luces y sonidos imponiendo medallas a Bisbal y al Cordobés -a quién si no-, recuperando para su causa el 4 de Diciembre, otra fiesta más, o sobrealimentando económicamente al partido más andalucista -porque ya lo son todos- de los del arco parlamentario andaluz. Un totum revolutum con ganancia del pescador de la derecha, hoy más andalucista que nunca.
Y yo me pregunto, cuánta responsabilidad de esto no tiene la izquierda y la izquierda a la izquierda, si éstas no han acabado por convertir los símbolos en fines en sí mismos, es decir, en su vaciado. Arduo trabajo para revertir un panorama pintiparado para que los de arriba, los de siempre me (nos) sigan robando bienes, derechos y, sobre todo, el alma.
Juan Jurado.
Sobre JuanJ Jurado 75 artículos
Profesor de Lengua y Literatura española. Publicaciones en La prensa en el Aula. Octaedro. Cuaderno para la comprensión de textos. Octaedro. Ponente del Diseño curricular base para la enseñanza de la Lengua y la literatura española en la ESO, en Andalucía. He sido portavoz y concejal por el grupo municipal de IU en Úbeda. Actualmente no milito en ninguna organización política, pero si la calle me llama, voy.

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