
El veintiséis de junio de 1945, un grupo de cincuenta países, se reúnen en la ciudad de San Francisco con el fin de firmar el tratado fundacional de la ONU. No sería hasta octubre del mismo año que Polonia se uniese a los anteriores integrantes del tratado. España no estaba entre los firmantes, la causa es que había un anatema claro hacia el gobierno de Madrid. Sí qué estaban los representantes del exilio español, que conformaban la Junta Española de Liberación (JEL) que se integraron entre los 850 delegados, además de los 3500 participantes y más de 2500 periodistas y observadores. Tal como manifestaron las autoridades del exilio español “España –la auténtica, cuya representación no puede ostentar el actual Gobierno tiránico, impuesto por armas extranjeras- es un pueblo amante de la paz. Si estuviese libre, colaboraría con tanta sinceridad como quien más en la desaparición de las causas políticas, económicas y sociales de la guerra. El problema, pues, para que esa colaboración pueda ser efectiva, consiste en que España recobre su libertad”. Por allí andaban las principales figuras del exilio: Indalecio Prieto, Álvaro de Albornoz, Félix Gordón Ordás, Antonio María Sbert, Juan Negrín o Julio Álvarez del Vayo,
Además de la condena explícita al régimen fascista de Franco y de la total animadversión tanto del presidente Truman, que consideraba a Franco uno más de los gobernantes derrotados en la Segunda Guerra Mundial, también existía la condena tajante del secretario de estado, Dean Archeson y sobre manera de la embajadora en las Naciones Unidas, Eleaonor Roosvelt, que aborrecía al régimen fascista de Franco, la cual se explayó con estas palabras ante el interés de Madrid en formar parte del grupo: «Convencida de que el Gobierno fascista de Franco en España, fue impuesto al pueblo español por la fuerza con la ayuda de las potencias del Eje y a las cuales dio ayuda material durante la guerra, no representa al pueblo español, y que por su continuo dominio de España está haciendo imposible la participación en asuntos internacionales del pueblo español con los pueblos de las Naciones Unidas:
Recomienda que se excluya al Gobierno español de Franco como miembro de los organismos internacionales establecidos por las Naciones Unidas o que tengan nexos con ellas, y de la participación en conferencias u otras actividades que puedan ser emprendidas por las Naciones Unidas o por estos organismos, hasta que se instaure en España un gobierno nuevo y aceptable»
Consecuentemente, en la asamblea primigenia de las Naciones Unidas se configura la condena explícita de dicho régimen que se materializa en la resolución 39, que dice claramente que:
- El régimen de Franco era de naturaleza fascista, establecido con ayuda del régimen nazi de Alemania y el régimen fascista de Italia.
- A pesar de las protestas aliadas, España ayudó a las potencias del eje enviando a la División Azul, la Legión Española de Voluntarios y la Escuadrilla Aérea Salvador a la Unión Soviética y anexándose Tánger en 1940.
- Franco, junto con Hitler y Mussolini, fue culpable de la conspiración que resultó en la Segunda Guerra Mundial, en la cual se aplazó la beligerancia de Franco hasta el momento que se acordara mutuamente.
- https://www.derechoshumanos.net/memoriahistorica/1946-Resolucion-ONU.htm
Se excluye de forma tajante al gobierno de Madrid de dicho organismo, sin articular mayores medidas contra el mismo, tal como esperan los delegados del exilio y también los guerrilleros del interior que siguen luchando encarnizadamente contra el fascismo en espera de que acabada la guerra mundial, los aliados tomaran cuenta del gobierno fascista para su destitución mediante invasión o las debidas presiones internacionales.
El PSOE, es el partido que ha mantenido el gobierno republicano conservando en el exilio su poder organizativo. Lo que ocurre es que desde los tiempos de la contienda civil el Partido Socialista se había dividido en dos partes encontradas* Por un lado la facción formada por el que fuera presidente de la Segunda República, Juan Negrín y por otra, Indalecio Prieto con un amplio contingente de partidarios. Esta división visible en la Asamblea de San Francisco, invalidó, en gran medida, los esfuerzos por inclinar la balanza mundial hacia el gobierno democrático español. “Para entender el fracaso de los representantes de la España republicana en San Francisco, puede haber otros matices, pero la clave sin duda es la fuerte división entre Prieto y Negrín”, apunta a Efe, David Jorge, profesor e investigador del Colegio de México y especialista en la crisis de entreguerras y en la dimensión exterior de la guerra española.
El gobierno fascista de Madrid, muestra una férrea unidad de criterio, mientras los republicanos andan a la greña sin un momento de acuerdo. No obstante las disensiones, la resolución 39 es votada por mayoría y la exclusión de la España franquista se consuma.
Al día siguiente de la afrenta del mundo en Naciones Unidas, Franco, concentra en la Plaza de Oriente, una gran manifestación de apoyo ciudadano. Miles, de personas le aclaman y gritan consignas contra el mundo que no entiende a la nueva España. Comienza un tiempo de aislamiento, penuria del pueblo español confirmándose el negativo invento de la autarquía.
Para entender la postura de los integrantes de la ONU, debemos analizar la conducta del general Franco durante la guerra mundial. El triunfo de la guerra civil se debió mayoritariamente al apoyo tanto alemán como italiano, sin los equipos, aviones de combate y fuerzas armadas enviadas por el régimen nazi y el fascista es altamente improbable que el golpe hubiera triunfado. Las potencias mundiales así lo entendieron como se percataron de la terrible impunidad que actuaron las potencias del Eje ante la imposición de No Intervención impuesta por Gran Bretaña. Muchos integrantes de los países que condenan en la ONU formaron parte de las Brigadas Internacionales, o apoyaron de firme desde los propios países al gobierno democrático español. Es el caso de Eleaonor Roosvelt fiel defensora del gobierno legal republicano.
Acabada la guerra civil, a los pocos meses, después de Austria, Hitler invade Polonia con lo que da comienzo a la Segunda Guerra Mundial. España está depauperada, su ejército desgastado y obsoleto por la guerra, para Hitler hubiera sido una enorme molestia la participación de España en la contienda mundial. Aunque los adalides del régimen hicieron ver que fue el general español quien no quiso participar en la guerra, es fácil demostrar que no fue así, más bien al contrario**. España, por tanto se declara neutral en la contienda mundial, hasta que en 1941 el Fhürer se acerca a Paris; Italia entra en guerra y todo parece ir sobre ruedas para el bando nazi/fascista. Franco da un paso al frente declarando a España país no beligerante, tal como había sido Italia hasta su incursión en la guerra. Las fuerzas españolas en el Protectorado invaden Tánger como paso previo a una mayor implicación. Esa invasión no conviene a Hitler, por diversos motivos geopolíticos y porque no le interesa levantar el avispero del norte de África debido a los numerosos frentes abiertos que tiene. La voluntad participativa del régimen franquista, queda demostrada con ese paso que se apunta como un apoyo a los nazis y ensayo general de la posibilidad de un imperialismo soñado por las mentes calenturientas del Pardo.
La guerra sigue en positivo para las potencias del Eje cuando a Alemania se le ocurre saltarse el acuerdo suscrito con la Unión Soviética, invadiendo al oso ruso, momento que Franco, aprovecha para seguir el paso del tirano, enviando como apoyo al contingente de la División Azul a luchar contra los comunistas soviéticos.
El fiasco de la invasión rusa posiblemente posibilitó la derrota del Eje, que ya en 1943 se va percibiendo. En Madrid, el viejo zorro experto en traiciones del Pardo, se da cuenta de que está en un bando dudoso. También las fuerzas diplomáticas británicas, sobre manera, y las americanas, trabajan en la sombra sobornando a militares españoles*** con el fin de cambiar las directrices del Pardo abiertamente pro nazis, enfilando a la posibilidad de una neutralidad que sirva de sostén y seguridad a los aliados. Así ocurre, en 1943, Franco, hace regresar a las fuerzas de la División Azul
-algunos miembros se reenganchan pasando a formar parte de las Waffen SS, pero esa es otra historia que investigaremos en breve porque es jugosa- dando un paso atrás volviendo al punto de partida declarándose de nuevo neutral.
Si algo hay que conceder al pequeño general español que mantuvo su dictadura hasta la muerte, es la capacidad de adaptarse al bando ganador. Experto en traiciones desde sus primeros tiempos, no mantiene su palabra si las condiciones le parecen hostiles a su ambición. Su misión es seguir aferrado a un poder dictatorial. Sin fisuras, sin piedad y sin escrúpulos. También tuvieron mucho que ver las jugosas comisiones que los espías de Gran Bretaña hacían llegar a los “patriotas” militares españoles, desde un banco de Nueva York, para inclinar la balanza hacia el lado aliado****.
Con estos antecedentes se comprende la resolución 39 de la ONU y el resquemor de los antifascistas del mundo, entre los que destacaban los citados de EEUU, además del presidente francés De Gaulle, que ha tenido como apoyo firme, tanto en el ejercito libre como en la Resistencia gran número de combatientes españoles huidos de la dictadura. En París, el general Leclerc, ha dejado que sean los sufridos y valerosos antifascistas españoles los que entren primero a lomos de blindados con nombres de ciudades españolas recibiendo el premio del triunfo que no pudieron vivir en su patria. El fusilamiento en España de Cristino García Granda, héroe de la Resistencia francesa enfada mucho a Francia consiguiendo que endurezca más aún la postura en contra de España por lo que se opone frontalmente a cualquier componenda con el gobierno aliado del Eje. Bélgica la secunda, y el gobierno de Clemente Atlee de Gran Bretaña, socialista que pasó largas temporadas en la Barcelona de la guerra civil, también está en contra de cualquier trato con el dictador. A España en la ONU le apoyan Portugal (por pura afinidad ideológica y dictatorial) e Irlanda (quizá por llevar la contraria a los británicos y por el catolicismo acérrimo que comparten con el fascismo español)
El resto o votan en contra de la entrada española o se abstienen.
Desde los primeros momentos, de cara al país, se mantiene la histeria populista ante la incomprensión exterior, útil al poder, porque no hay nada que una más a un pueblo que la amenaza exterior. No ocurría lo mismo en los despachos del poder. Franco y su gobierno son conscientes de que no pueden ser los apestados de Europa, ansían que el plan Marshall pueda dejar en España alguna migaja del reparto, cosa que no sucede. Con el fin de mejorar relaciones, en Nueva York, se conforma un lobby al mando del cual estaba José Félix de Lequerica, antiguo perseguidor de exiliados españoles. Max Aub, fue deportado a Argelia, Federica Mostseny encarcelada, Zugazagoitia, Lluis Companys y Juan Peiró, todos fusilados debido a su intervención directa, así como el tiempo que dedicó a espiar en Montaben por ver si podía detener a Manuel Azaña, cosa que no ocurrió debido a que el presidente español murió al poco de dar comienzo a su exilio.
María Toca Cañedo
Continuará mañana
*Como verán la división en el Psoe les viene de atrás, es consustancial a su historia.
**Es teoría largamente afirmada por historiadores como Paul Preston o Ángel Viñas entre otros
***Sobornos, de Angel Viñas (editorial Planeta)
****Volvemos a citar el libro Sobornos de Ángel Viñas
Deja un comentario