Un año anodino y el que llega esperanzado…

He obviado dedicar espacio en el magazine a la despedida, felicitación, incluso al aniversario de nuestra querida La Pajarera Magazine  casi a propósito. Hemos cumplido cinco años con ustedes y eso es digno de celebrar, por supuesto, con hitos y picos de lectura que nos han dejado boquiabiertas y sorprendidas,  pero sobre todo por la fidelidad y el cariño de las personas que nos siguen o se acercan de forma esporádica a nuestras páginas. Hasta tenemos que agradecer a los haters su encono. Entre todas/os nos llevan de la mano a salir cada día y contar una realidad, muchas veces subjetiva, pero siempre honesta.

Gracias por su lectura.

En cuanto a la despedida del año que nos abandonó… ¿Qué quieren que les diga? No dejará mucha memoria tan solo la sensación de estar dentro de un inmenso día de la marmota. Como hecho positivo que de salir bien es posible que nos voltee el mundo conocido está el lanzamiento al espacio del telescopio, James Webb, que nos indicará los orígenes de este universo en el que habitamos…quizá sea algo tan importante para el futuro como fue el descubrimiento de América, o más, según me cuentan amigos astrónomos.

Lo negativo está en  las numerosas vueltas de tuerca que la pandemia nos da hasta agotarnos. Cuando creemos que ya acabó volvemos a la casilla de salida y así de forma infinita. Hartazgo, sería la palabra. Los negacionistas, meramente testimoniales y hasta folklóricos en nuestros país, refuerzan su argumento con las recaídas y los síntomas de algunas vacunadas. Sus fantasmagóricos argumentos magufos y/o conspiranoicos  siguen llegando a pocas cabezas quizá  con esta zapatiesta que mantenemos nos tememos que progresan adecuadamente.

Demonizamos a  los negacionistas, que con tozudez o esoterismo nos intentan convencer de su verdad y de la contundencia de sus certeras admoniciones y nos quedamos impasibles ante el desmadre y la precarización que se observa en la sanidad pública cuando la pervivencia del COVID, es responsabilidad de esto último y no de cuatro iluminados que no quieren vacunarse.

Nos la desmantelan y no parpadeamos. Si algo ha demostrado esta  pandemia es que sin una sanidad musculada y fuerte no sobrevive ni dios. Y perdonen el exabrupto, pero es así.  En las comunidades que se han mantenido los mínimos hemos ido trampeando con problemas  soportables (haberlos los hubo…y más de los precisos) El problema llega en las zonas donde la sinrazón ha calado como gota malaya. La privatización es un cáncer que nos expolia medios y una forma horizontal de salud que ha sido nuestro buque insignia como país. Ya no lo es. Seguir manteniendo que nuestra sanidad es modélica es negar una realidad palpable.

Las aseguradoras privadas han hecho el agosto. No hay más que ver los anuncios televisivos y los rostros (desvergonzados y prostituidos rostros) populares que se avienen a contar las falacias de la sanidad privada y elitista. Sabiendo como saben que es todo mentira. Querida ciudadanita, tendrás un parto en habitación soleada donde los ramos de flores familiares inhiban el oxigeno o te atenderán sin muchas esperas en la consulta privada si te haces un esguince sencillo, pero yo que tú preguntaría y leería bien la letra pequeña cuando suscribes la dorada póliza que te hace sentirte tan segura de ser elite  porque me temo que si tienes un cáncer,  padeces Covid, o alguna de las enfermedades cronificadas que existen te encuentres que has pagado para nada y debas recurrir a la depauperada Seguridad Social, hacer cola en el consultorio y larga lista de espera para salvar la vida. Eso si da tiempo.

Desviar fondos comunes para alentar la plusvalía de empresas cuya única razón de existir es esa: la ganancia económica, es un suicidio social y personal. Como desviar fondos de una escuela pública sana y fuerte en aras de una privada elitista y confesional, es otro suicidio colectivo.

Tal que los españoles ante los indios perplejos que ante la imagen propia en un espejo donaban sus oros y ofrendas, así sucumbe la ciudadanía ante el espejismo de sentirse elite por un rato. El espejismo falaz de la pertenencia a la clase media nos va a matar, queridas mías. Hemos repetido, en estas páginas varias veces, que si no vivimos de rentas, si tenemos que trabajar para comer y pagar, somos (mal que pese) clase trabajadora. Porque solo existen dos clases: quien trabaja para vivir y quien vive de quien trabajar para que él/la viva de lujo. No hay más. Así de dura es la realidad del sistema capitalista que padecemos.

Reconocerlo no nos matará. A lo mejor nos despierta y nos hace luchar con uñas y dientes en defensa de lo común  dejando que los aprendices de brujos se hundan en su propia escoria.

Dicho esto a modo de bronca que me perdonarán,  vamos a analizar someramente el año que acaba.

Comenzamos el 2021 con el circo estadounidense que nos sumió en la perplejidad y nos produjo una incierta desazón el pensar que no solo los países del sur europeo o latinos teníamos folklores políticos sino que también en la casa de los amos del mundo se cuecen habas. Lo ocurrido en EEUU ha quebrado una sociedad de forma irreparable, o al menos reparable a muy largo plazo. Nos demuestra a las claras la importancia de ese papelín que introducimos en una urna de vez en cuando. Sí, es importante, porque cuando un cabestro sale elegido nos jodemos todas…Sí, es importante porque son muy escasas las veces que se nos consulta para despreciarlas. Luchemos por más democracia y utilicemos la que existe. Es importante la información, conocer los entresijos de la política, de las personas que elegimos, ante las que podemos caer subyugadas por un lenguaje elegido precisamente  para subyugarnos. Detrás de las palabras siempre hay hechos…y tal como dijo un tipo palestino que luego crucificaron: “por los hechos los conoceréis”

Si ha robado, engañado y mentido. Si ha sido machista, xenófobo, homófobo. Si ha trapicheado, carecido de escrúpulos a la hora de enriquecerse haciendo de la especulación forma de vida, lo más seguro es que, obteniendo el poder, todo lo que ha sido lo siga siendo elevado a la enésima potencia. Por tanto, contemplemos a las personas que piden el voto como si fueran nuestros yernos…o nueras. Con el mismo sentido crítico. Tendemos a gregarizarnos ante el líder, convirtiéndolo en dios/a cuando debe ser servidor/a nuestro. Los/as jefas somos nosotras, no ellos. Delegamos para que trabajen en provecho del pueblo, incluso del que no les vota.

En cuanto a nuestro país ¿se han dado pasos positivos en 2021? Menos, muchos menos de los que hubiéramos querido muchas  por lo que no tiene sentido tirar cohetes y forjar un palio donde colocaremos a la santa virgen Yolanda Díaz, como tampoco defenestrarla sin entender que, en frase de Enrico Berlinguer (algo debía hacer bien ya que llevó al Partido Comunista Italiano hasta las puertas del poder, que de no haber sido por la conjunción de fuerzas negras, Gladio, https://www.lapajareramagazine.com/gladio-organizacion-de-ultraderecha-internacionalOTAN y adláteres, hubiera gobernado Italia) Decía el bueno de don Enrico: “no se puede hacer la revolución con el 50% de los votos”

Ni tanto ni tan poco, queridas mías. Ante el grupo de incensarios de doña Yolanda, lo mejor sería templar las esperanzas y los loores, no sea que endiosemos y luego broten las ranas. Nos ha pasado mucho. A mí al menos.

Y el grupo de haters de doña Yolanda…pues lo mismo pero al revés. De verdad, compas, ¿no tenéis mayor o mejor enemigo? Porque me parecéis esos padres gruñones que no se conforman con el aprobado, que piden el notable y si llega éste, enseguida solicitan el sobresaliente. Temple…y escalar peldaños entendiendo que la política es el arte de lo posible. No creo que el cielo haya que asaltarle, sino que de llegar a algún cielo (la izquierda no llegaremos nunca, porque todo nos parece poco, ay) lo mejor es subir uno a uno los escalones que nos acerquen, conquistando parcelas porque el destino no existe –agnóstica que es una-  solo la mejoría adecuada.

Tal es mi idea, que puede no ser compartida, por supuesto.

Los desafíos en un mundo globalizado son intensos en estos tiempos y en concreto en el año que llega. Por un lado el ecologismo imprescindible, no ya para mejorar, sino de forma ineludible ya solo se trata de sobrevivir. No es viable mantener la vida ni la sociedad como hasta ahora. Grabémonos esto: no es viable.

No hay petróleo y lo que queda es muy caro. El calentamiento global es un hecho tan demostrable que solo los zafios o los interesados (zafios también) lo niegan.

 

No podemos seguir excluyendo a las personas que llegan a las fronteras arrastrando el dolor y la muerte negándoles la dignidad de rehacer sus vidas. Y no por generosidad sino  por pura supervivencia. Se nos endurece la conciencia, cuando miramos con indiferencia a esos niños sin casa, con hambre y sed real y de justicia. Cuando contemplamos la desolación de una madre que ha perdido al hijo en la fosa mediterránea y no nos importa. A ellos los matamos pero a nosotras se nos hace  un hueco profundo en nuestra humanidad por el  que pereceremos. Es derecho intrínseco del ser humano buscar su felicidad y su vida donde quiera y donde sea. Las fronteras son muros ficticios creados por seres humanos interesados y malvados…No existe más raza que la humana y a ella pertenecemos todas/os. No hay más división. Podemos amar profundamente nuestro terruño como amamos a nuestros hijos o madres pero jamás negar el derecho a la movilidad, a ocupar algo que no es de nadie puesto que las personas estamos de paso. Ni somos, ni estamos: pasamos.

Convivir con diversas culturas, con costumbres diferentes debemos verlo como fuente de enriquecimiento y amplitud. Los/as que llegan nos enseñan, nos engrandecen. No hay costumbres mejores o peores, ni cultura superior. No la hay porque a poco que rasquemos nos encontramos con las carencias de lo que creíamos indeleble. ¿Orgullosas de nuestra Europa? Sí, claro…por eso pasó lo que pasó en la II Guerra Mundial. Si nuestras catedrales, literatura, arte  son sublimes y nos parecen superiores al arte de otras culturas,  a lo mejor es que conocemos poco…

A mi entender en estos momentos hay dos peligros grandes y están interrelacionados. La indiferencia ante la ecología y la clara amenaza de la ultraderecha. En Alemania, en EEUU, y en otros países con un sentido crítico mayor que el nuestro lo tienen claro. La amenaza de la ultraderecha bárbara que quiere sumirnos en un averno oscuro que nos haga retroceder siglos en nuestra vida y elimine derechos que han costado sangre, sudor y lágrimas conquistar, es real; cualquier confabulación con ella es desastrosa y el costo será letal.

No vamos a renunciar ni al aborto, al control de natalidad, al matrimonio igualitario, derechos sindicales, derechos del trabajo, Seguridad Social, escuela pública, justicia…Que se enteren. No solo no vamos a renunciar sino que vamos a pelear como titanas por seguir adelante en derechos, en justicia y en ganar libertades. No podemos dar ni un paso atrás, todos los que demos serán  hacia delante con firmeza y prisa.

Ecología y democracia. Ecología y derechos. Ecología y feminismo. Ecología e igualdad. Ecología y justicia.

Ese es el camino a recorrer en 2022. Y no les voy a desear felicidad, les deseo y me deseo fuerza y alegría para luchar el futuro. No olvidemos la alegría, porque es una de las armas más destructivas contra la intransigencia.

A por el 22 con fuerza.

Y gracias por tanto.

María Toca Cañedo©

Sobre Maria Toca 1549 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina. Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

1 comentario

  1. Gracias por tus buenos deseos, pero sobre todo por la frontalidad y la falta de inútiles rodeos con la que acometes todos los problemas que nos afectan a todos, como Humanidad.
    Es cierto, que a veces, nuestra fiebre revolucionaria nos lleva a confundir a amigos con enemigos, yo no tengo nada contra Yolanda Díaz, pero…..y lo dejo en pero por respeto.
    Prefiero quedarme con estas palabras, que me parecen hermosas, y que millones de personas en todo el mundo, cada vez más, suscribimos plenamente:
    «Las fronteras son muros ficticios creados por seres humanos interesados y malvados…No existe más raza que la humana»

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