Aprendizajes y saberes de la edad, número 4532.

No se puede estar en desacuerdo con una experiencia de vida ajena, con los hechos vividos por otro ser humano, con hechos ocurridos en su ámbito laboral o íntimo.
No se puede estar en desacuerdo.
Puede que tu vivencia sea distinta, puede que lo que le ocurre a alguien no sea cercano a ti o a tu entorno, pero no se puede negar.
«No estoy de acuerdo con eso que te pasó» es una sentencia absurda.
No se puede apelar a la responsabilidad ajena por lo que una interpreta o fantasea de lo que alguien escribe o comparte.
Sí por lo que se dice, se escribe o se muestra, si lo consideramos dañino o violento o lesivo.
Nunca por la interpretación, fantasía o juicio de eso o por cómo me hace sentir a mí.
El malestar ajeno por lo que una persona interpreta de un texto o por cómo le hace sentir o si le toca en lugares muy sensibles no es responsabilidad de quien escribe.
Mi sentir sobre algo que leo es mi responsabilidad.
En caso contrario hacemos responsable al autor/a de los sentimientos de todos sus lectores.
No se discute sobre gustos.
El verde no es un color cuestionable.
Si a mí me gustan los plátanos tampoco.
Debatir sobre gustos es absurdo.
Dar las gracias cuando alguien te ofrece o regala algo fruto de su estudio, conocimiento o bagaje es ser generoso y recíproco.
Tú das, yo agradezco. Es fácil.
Decir que algo es una chorrada sin el más mínimo argumento no aporta absolutamente nada. Suena bien y contundente, pero es cero nutritivo.
Y, por último, hay gente que se convierte en Javier Marías y se dedica a enjuiciar el trabajo ajeno con gafas enmohecidas y esperando la ocasión para el señalamiento moral o el desprestigio.
Si me convierto en una de esas personas, dadme un golpecito fuerte y que no sufra.
Gracias.😉
María Sabroso
Sobre María Sabroso 109 artículos
Sexologa, psicoterapeuta Terapeuta en Esapacio Karezza. Escritora

Sé el primero en comentar

Deja un comentario