De almas y posibilidades.

A las mujeres más espirituales que hablan de seres humanos, a quienes no ven hombres ni mujeres sino almas, a quienes hablan de «energía masculina» y «energía femenina», a quien como la magnífica maestra Rita Segato comenta que los hombres son los primeros damnificados por el Patriarcado y estiman enorme el precio que pagan por ello.
A todas las mujeres que proponen que hemos de abrirle los brazos a los hombres en nuestra lucha por la igualdad, les diría:
Es lo que llevamos haciendo toda la Historia, en todas nuestras historias. Siempre.
A nuestros padres, hermanos, amigos, novios, maridos, colegas profesionales.
Hemos tratado de entenderlos, comprender sus heridas, hacer pedagogía, amarlos, acompañarlos y cuidarlos si se enfermaban, hemos parido y criado a sus criaturas y alimentado su ego erótico y parejil.
Hemos puesto nuestros cuerpos a su servicio. Nos hemos casado con ellos.
Ahora lo que queremos es que se QUITEN DEL CENTRO y específicamente quitarlos nosotras de la centralidad de nuestras narrativas, vínculos, preocupaciones y ocupaciones, afectos y posibilidades de realización.
Poder decir: Antonio, no eres el ombligo del mundo.
Abrir tu corazón a un ser humano como otro igual requiere algo que muchos desconocen, que es la ética afectiva y la reciprocidad.
Si abro mi pecho y mi corazón ante quien ni me ve como un ser equivalente ni me trata como tal estoy practicando el masoquismo moral y haciéndole el trabajo que es SUYO, aprender a ver a una mujer como un ser humano.
Poder decir: Antonio, colócate a un lado, deja de tapar el sol y haz lo que tienes que hacer por ti mismo.
(Muchas de nosotras, para sanar las heridas de violencia, salir de las conexiones infantiles aprendidas y para poder entendernos tú y yo, hemos hecho tantra, Gestalt, codependencia, mindfullnes, patrones de relación, familia de origen, sexualidad consciente, constelaciones familiares, terapia muchos años, mil formaciones o lecturas. Otras han cuidado y sostenido la vida hasta enfermarse)
Así que mi propuesta tiene que ver con tocar realidad y abandonar la poesía de la casualidad, hermana, esa cuyos versos comienzan con «a ver si me encuentro un buen tío o el que tengo cambia, a ver si conozco a alguien y no solo follamos y ya está, a ver si hay un compañero de camino para mí «.
Es fundamental conocer bien lo que de verdad podemos tener y lo que no, qué dinámicas perpetuamos nosotras inconscientemente y dejar de cuidarlos, no cerrar los ojos cuando el afuera es desigual, no entrar en la espiral hipnótica de la heterosexualidad como si tomaras Tranxilium.
Y continuar tratando de hacer un mundo mejor y más ético para nuestras criaturas y quien viene detrás.
Tenemos un escenario de vida provisional y nada fácil, pero esto último es imprescindible.
Antonio, deja el porno y los videojuegos y ponte a la tarea.
Ya sabemos que tú también lloras.
Buen día, otro día.
María Sabroso.
Sobre María Sabroso 109 artículos
Sexologa, psicoterapeuta Terapeuta en Esapacio Karezza. Escritora

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