De las voces

 

En nosotras, dentro de cada una de nosotras, ha habido épocas de totalitarismo interno en las que tan solo una voz era la que tomaba todas y cada una de las decisiones, con tal contundencia que no dejaba lugar a disensiones ni zarandajas.
La voz de papá, la de la hermana mayor, la de los jefes, la voz de la costumbre y el se hace así de toda la vida.

Hace un tiempo ya que vamos conseguiendo que nuestras voces internas vivan con cierto grado de democracia, un espacio de libertad en el que todas ellas son tenidas en cuenta.
Incluso las más rebeldes o poco ortodoxas.

Esta apertura a la escucha propia no es nada fácil, pero sí al menos supone una pequeña vía, un camino con permiso para el pluralismo interno.

A veces hay una voz triste a la vez que una alegre.
En ocasiones acunamos la pena y al mismo tiempo sentimos una vitalidad infinita.
Hay situaciones que nos provocan amor y desamor a la vez y si tenemos que tomar una decisión trascendente discuten los síes y los noes como políticos enfrentados.

Siempre pensé que esta amalgama era imposible, pero no lo es. No lo es y ocurre.

Si luchamos contra los despotismos en el mundo, si no concebimos los fascismos, no parece de recibo dejarlos ser tan adentro.

La clave para la democracia interna es oír con atención; destaponarse, limpiarse las orejas y atenderse.

Las dictaduras nunca lo hacen.

María Sabroso

Sobre María Sabroso 103 artículos
Sexologa, psicoterapeuta Terapeuta en Esapacio Karezza. Escritora

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