
Enrique Benito Peñalva. Escritor, autor de “Cartas a un joven inmigrante”, entre otras obras, miembro de Equo, director y editor de la revista “Calle Running”. Su más reciente publicación es el poemario” Antología para no asediar a la chica del semáforo”.
José Miguel Gándara. Poeta, colaborador habitual de diversas revistas literarias, del Ateneo libertario Gregorio Baticón, el Ateneo Republicano de Valladolid, y de últimoCero, así mismo, ha participado en el área internacional de Izquierda Unida Valladolid, y ha sido cofundador de la revista Crátera literaria.
Autor del poemario “Transido de un abismo”, y títulos de próxima aparición como “Amor inconcluso o la poliantea de los sentidos”, la obra teatral “Una hora con Ayanta” y el ensayo “Miguel de Unamuno. Del combate entre la luz y la angustia”.
Nuestros primeros antepasados, nuestros adanes y vuestras evas, fueron, si no gorilas, al menos primos muy próximos al gorila, omnívoros, animales inteligentes y feroces, dotados, en un grado infinitamente más grande que los animales de todas las otras especies, de dos facultades preciosas: la facultad de pensar y la facultad, la necesidad de rebelarse.
Mijail Bakunin
A todos los que sufren esta dictadura, que disfrazada de democracia, adultera las conciencias, embota los sentidos, y que con sórdidas y falsas proclamas, convence a los ingenuos para que renuncien a toda esperanza.
J. M. Gándara
J.M. Gándara: Dime una cosa Enrique, ¿por qué se suscita en ti tanta desconfianza hacia el anarquismo? que miedos son los tuyos con respecto a un ideario, que según mi opinión, es y ha sido el único azote verdadero del poder instituido a lo largo de todos los tiempos. Yo creo que el anarquismo y los anarquistas existen desde que el hombre tomó conciencia de que las cadenas que le oprimían no eran las suyas propias, sino las que otras instancias externas a él le colocaban con malévolas intenciones. Y es que el poder opresor es siempre el mismo y procede igualmente de las mismas oscuras organizaciones, sectarismos, atriles, tribunas y potentados; son siempre los mismos querido Enrique, son siempre los mismos, no te lleves a engaño, aquellos que afirman y dicen venir a liberarnos son impostores, porque nadie libera al ser humano, nadie libera al pueblo desde las poltronas del poder económico o político, esta es una máxima incontrovertible, creo yo.
Enrique B. Peñalva: El Anarquismo no me da ningún miedo, simplemente lo aborrezco, a pesar de que pueda tener tendencia al anarquismo, pues siempre he sido anti autoridad. Hace 10 años lo veía de otra manera, ahora creo que es un subterfugio, un baño de dignidad, y más si tenemos en cuenta el contexto actual. Yo creo que nadie desde el poder nos liberará de nada, es una cuestión de fortalecer una democracia participativa, y hay quienes están de ésta parte, como personas y luego como cargos públicos, por lo que no podría llamarles opresores, por muy guay que quede gritar eso en un corrillo de amigos tras algunas cervezas; A veces tengo la impresión de que los anarquistas viven muy a gusto cuando hay gobernantes opresores, les vale el discurso de “La culpa es del Estado” (Que se parece mucho a quienes sistemáticamente culpan a las comunidades autónomas o a los inmigrantes ante cada problema que surja), tanto que cuando gobierna gente que no es opresora están muy nerviosos, buscando los tres pies al gato y jugando a ser policía política. Me gustaría también que definieras eso de las sectas, un término muy a la ligera.
Enrique B. Peñalva: Yo no adorno tanto, voy a lo práctico. Existen opciones de cambio, y esas son las que más molestan a los anarquistas. El cambio no se puede hacer lejos de la sociedad, y la democracia no será mejor desde el confort del sofá. Sé que el Anarquismo tiene muy buenas ideas, pero no deben quedarse en una tertulia de intelectuales. Estando donde estoy, echo en falta en la vida cultural a muchos de esos que hablan tanto de educación libertaria, no suelo verlos donde participo, ni en el activismo sociopolítico, pues siempre hay alguien que les cae mal y les vale de disculpa para no estar, lo que demuestra que muchas causas no les importan tanto como se presupone. Existen cauces de participación que yo considero que no hay que desaprovechar, quien se permite esa renuncia a lo mejor no es su prioridad la democracia participativa.
J.M. Gándara: El anarquismo jamás ha sido ni ha tenido vocación de aislacionista, es un pensamiento completamente antagónico al individualismo ególatra o al aislacionismo social. Siempre ha insistido en promulgar los valores del colectivismo y el apoyo mutuos, del desarrollo personal del individuo en el marco de unas relaciones sociales sanas y de la comunidad en su conjunto. Lo que yo creo ahora mismo es que las democracias burguesas y representativas han bloqueado casi por completo cualquier iniciativa o vía para participar en política que no sea delegar siempre en otros, las ideas libertarias son conscientes que si no se facilita el pleno desarrollo político, económico, cultural, afectivo y personal de cada persona humana, no será posible la construcción de una verdadera democracia, ni la emancipación del hombre, que consiste ni más ni menos que en gobernarse a sí mismo, sin intermediarios ni delegaciones que valgan.
Enrique B. Peñalva: Ya sé que son ideas maravillosas, pero desgraciadamente están quedando en una tertulia, por lo que reitero lo que respondí anteriormente, no veo a quienes lo predican tratando de transformar a la sociedad, y no lo entiendo, pues yo entiendo que hay que hacer posible que la utopía se convierta en realidad. Es como los propósitos de año nuevo, o como últimamente percibo la filosofía, divagar por divagar, memorizar frases célebres. Esto no va de ser los más buenos ni los más cultos, sino de vivir en un mundo más justo.
J.M. Gándara: Mira Enrique, para poder llevar a cabo cualquier pragmatismo, -una lógica que entiendo perfectamente, por otra parte,- antes es necesario establecer o configurar todo un cuerpo teórico, sin eso no es posible praxis alguna. La tradición anarquista de todos los tiempo lo ha tenido siempre muy claro, vislumbraron que el modelo de organización coercitiva, que es el que hoy tenemos, no te engañes, es un sistema que por medio de lazos políticos y económicos inhumanos, mantiene en pie una sociedad indigna de este nombre; pero, a pesar de las apariencias, no acierta a unir a los hombres y su más íntimo sentir, en este modelo los hombres nos sentimos avasallados, subyugados, atados, esclavizados, ninguneados, engañados hasta la saciedad, porque esta supuesta democracia es solo de carácter formal y no real, la única acción que transformará esta mierda de sociedad será la acción directa y nunca la acción delegada, los anarquistas quieren y desean estimular el desenvolvimiento de las tendencias naturales que las personas tenemos a la libertad y a la igualdad.
Enrique B. Peñalva: Ese error sistemático de sociedad del que usted me habla, para que se cambie requiere de acciones, no de palabras, de participar, aunque eso suponga ser parte de eso tan sucio y gris que percibís. Sin movimiento, ese idealismo queda en agua de borrajas, es completamente inútil en lo que a transformar la sociedad se refiere. Aquí queda un dilema que muchos nos hemos encontrado: Transformación de la sociedad vs pureza del alma
J.M. Gándara: “¿Conoce verdaderamente la existencia el que jamás ha sentido batir sus arterias, dilatarse su corazón, agrandarse su vida ante la idea de conquistar a una mujer, de aplastar a un opresor, de desafiar un peligro, de arrancar un secreto a la naturaleza o la ciencia? Este ser amorfo, áfono, viscoso, frío, sin experimentar más que blandas sensaciones, trazando durante toda su vida una línea recta, ¿es verdaderamente un hombre?
Tres palabras bastan para desnudar a un burgués: cobardía, egoísmo, hipocresía; una sola para vestirlo: advenedizo. Mientras existan papanatas atacarán con su odio de pigmeos a los que sienten grandes pasiones, grandes ideales que turban su reposo y hacen bajar los cambios.
¿A quién se dirigen el orador, el general, el tribuno, el artista? A la pasión. Suprimid este gran motor y la humanidad se hundirá en las tinieblas.”
Estas son palabras del gran anarquista francés Charles Malato, fueron pronunciadas muchas décadas atrás, y por eso mismo, constituyen un oráculo magnífico, un adelanto de lo que habría de acontecernos en el momento en el que nos encontramos.
La humanidad serpentea entre un mar de pantanos, parece hundirse sin remisión en las tinieblas que Malato anunciaba, víctima de unos aparatos estatalistas acunados por las manos de un poder económico oscuro y siniestro; una oligarquía financiera que nos somete a todos a la más terrible de las violencias, que destruye y desbarata la psique y la conciencia colectiva, que obliga a millones de individuos a adoptar una actitud de sumisión y compromiso con la muerte, justificando las razzias a las que constantemente este poder nos somete, y que están fundamentadas en constructos metafísicos absurdos.
Respetado Enrique, siento decirte que nos han engañado, el sistema de partidos es una gran engañifa, un totum revolutum con apariencia de democracia y cuerpo de dictadura espartana. La oclocracia partidista es capaz de engañar a nuestros sentidos instaurando y ejerciendo un gatopardismo miserable, la historia siempre se repite, mutatis mutandis, nunca cambia nada, las mismas clases sociales, las mismas miserias, idéntica y galopante infelicidad de hombres y mujeres, y una extraña sensación de violencia y rabia contenidas que de vez en cuando se desatan y que son muy mal diagnosticadas.
Es más necesario que nunca un movimiento y una educación libertarias, liberadores de los hombres, de las mujeres, de los niños, de los ancianos, de los animales, de la naturaleza, de ámbito universal. Y estos no son ideales ingenuos o abstrusos, como tú dices, no, en absoluto, estos son realidades que todo ser humano alberga en su corazón, en su mente, en sus más escondidas capacidades, y que algunos se ocuparon de amputar. Son ideales perfectamente realizables, son el devenir, el futuro, el poder del arte, lo enfebrecido de la creación, las potencias ocultas en las personas y que tarde o temprano terminarán por aparecer y aplastarán toda esta opresión, estoy seguro de ello.
Yo no pretendo sermonear a nadie, pero como escritor,-y en esto coincidirás conmigo-, tengo una responsabilidad social, la obligación de llegar a todo el mundo, y en la medida de mis posibilidades, abrirles los ojos a un mundo nuevo.
Hay algo que para mí es poseedor de un gran poder, y es el imperio de la compasión. Eso es el anarquismo, el poder y el dominio de la compasión.
J. Miguel Gandara.
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