Elena Garro

“Entramos a una casa de portón grande, jardín descuidado y aromas diluidos del reciente verano. Había hojas en el suelo y un silencio solemne. (…) Una tristeza impresionante se extendía por toda la casa: se diría abandonada o habitada por personas sin esperanzas. Apareció Antonio Machado vestido de negro, con un traje muy usado, sonrió, pero de una manera muy diferente a la sonrisa que los demás nos regalaban, se diría que sonreía con resignación”.

Elena Garro, describe a Antonio Machado en la visita que le hizo en plena guerra civil.

 

Nace esta extraña mujer en Puebla, México, el once de diciembre de 1916. Es hija de un español, José Antonio Garro Melendreres y de madre mexicana de Chihuahua, Esperanza Navarro, es la tercera de cinco hermanos. Los primeros años los pasa en Iguala,  marchando a los doce  a ciudad de México para cursar los estudios primarios y secundarios. Realiza el preparatorio en el Antiguo Colegio de San Ildefonso de la Universidad Nacional Autónoma de México. Comienza a estudiar Letras españolas, que no acabará porque se le cruza en el camino el que sería su esposo, el ser que la condicionó el resto de su vida. Y al que odió hasta su muerte.

Conoce a Octavio Paz, siendo ambos estudiantes y muy jóvenes. Él se apasiona por ella hasta conducirla a un matrimonio, del que no estaba convencida. Tenía veinte años cuando se casó;  durante tiempo mintió sobre la edad, rebajándola hasta dieciséis con el fin de desacreditar a Paz y convencerse de su inmadurez para el matrimonio. Llegó a afirmar que la llevó engañada hasta el juzgado, donde la esperaban cuatro testigos y un juez .

Elena abandona los estudios, obligada por Paz, y el sueño de convertirse en bailarina. Nunca le perdonó que la cerrase las puertas de sus aspiraciones…aunque es posible que magnificara la postura, indudablemente, machista de Octavio. Empieza una relación tóxica, de rivalidad, desavenencias y resentimientos larvados.

Enrique Krauze, biógrafo de Paz, cuenta  el inicio de la relación de esta forma:

“Parecían predestinados uno para el otro. No lo fueron. Ella provenía de una familia revolucionaria partidaria de Pancho Villa. Era hermosa, enigmática, quiso ser actriz, fue periodista, escritora y dramaturga. Octavio Paz era hijo de una familia zapatista. Era apuesto, inspirado, activista de izquierda, poeta, ensayista. Pero desde el inicio fue una relación desigual, apasionada de parte de él, fría y distante de parte de ella. Aunque desdichado, aquel matrimonio fue literariamente fructífero. La correspondencia entre ambos comprueba que se trataban como pares: se admiraban, se apoyaban, se leían”,

Forman una hermosa pareja, que decide viajar por el mundo al poco de casarse. Llegan a España en plena guerra civil invitados por Rafael Alberti, al I Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, que se celebra en Valencia. Octavio Paz, mantiene una postura política clara. Se implica en la contienda realizando el poema: No Pasarán. Ella, en cambio, observa todo desde fuera, con los ojos escépticos de quien no se implica para ver mejor. Mientras Paz dispara versos, ella cuenta el hermoso paseo que dio por la playa con Cernuda. Lo confirma con sus propias palabras: “Iba a un Congreso de Intelectuales Antifascistas, aunque yo no era antinada, ni intelectual tampoco”,

 

Conoce a Machado en una visita que hace a su casa describiendo la soledad y la penuria del poeta como símil de la situación española. No hace política pero visiona el mundo con los ojos de una crítica independiente.

Son años de libertad, de vivir sin trabas las relaciones. El matrimonio es abierto, numerosos amantes corren en medio de una relación que se deteriora, si es que alguna vez fue intensa. Elena comienza a colaborar como periodista en la revista Así, a escribir  y experimentar  obras teatrales de enorme importancia.

Octavio Paz, entabla una relación  con la pintora Bona Tibertelli de Pissis. A la vez Elena Garro conoce en una fiesta a Adolfo Bioy Casares, del que se enamora de forma fulminante. Se pierden esa noche,  solo se verán tres veces a lo largo de los veinte años que dura su amor abrasador. Se escriben cartas plenas de pasión, se llaman, pero ambos siguen casados. Ella confesaría que Bioy fue el gran amor de su vida. “Este 17 de junio de 1949 es definitivo en mi vida; se acabó Octavio” dijo poco después de conocer a Bioy

Él, tuvo tantos amores que no sabemos si la destacó por encima del resto, aunque en sus cartas muestra una pasión tremenda. Nunca se divorció de la también escritora, Silvina Ocampo.

De Octavio Paz no se separará hasta 1959, tiempo suficiente para cocer un odio que la acompañó durante toda su vida. En una ocasión  hizo esta terrible confesión : “Yo vivo contra él, estudié contra él, hablé contra él, tuve amantes contra él, escribí contra él y defendí indios contra él. Escribí de política contra él, en fin, todo, todo, todo lo que soy es contra él (…) en la vida no tienes más que un enemigo y con eso basta. Y mi enemigo es Paz”. Parece que hablamos de Elena Garro, en función de los hombres a quien amó, y nada más lejos puesto que es una escritora imponente.

El año sísmico de 1968, irradió la revuelta parisina a diversos puntos del mundo, uno de ellos México. Los estudiantes se manifiestan y el dos de Octubre de 1968, una enorme manifestación tiene lugar en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, el presidente Díaz Ordaz da orden de disparar a discreción sobre la masa estudiantil. Aún hoy no se sabe el número exacto de muertos, que fueron más de cien. El mundo asiste impávido al suceso. Elena Garro, tiene   una relación con el político del PRI, Carlos Madrazo, al que brinda apoyo publico y decide apuntar como culpables del movimiento estudiantil a los compañeros intelectuales. Señaló a Carlos Monsiovais, que fue asesinado poco después. También a Rosario Castellanos y a  Leonora Carrington, como instigadores de la revuelta. El siniestro capitán y jefe de la Dirección Federal de Seguridad, Fernando Gutiérrez Barrios, que poco antes detuvo a Fidel Castro y Che Guevara, la contacta y la ficha como confidente.

Elena Garro no llegó a ser espía, cierto que delató a compañeros y señaló a otros, pero fue muy utilizada por el régimen en su empeño de eludir responsabilidad en la matanza.

El mundo intelectual se volvió contra ella, hasta hacerle la vida imposible. Garro aborreció el castrismo y cualquier movimiento izquierdista, por el contrario apoyaba con su presencia y dinero, a los movimientos campesinos e indigenas mexicanos frente al poder del PRI, lo que la aislaba del mundo intelectual mexicano…y mundial.

Tuvo que autoexiliarse con la hija que había tenido con Octavio Paz, Elena. Marchó por un tiempo a EEUU, luego a París y vino a España. Durante toda su vida recibió dinero de Paz, para vivir ella y su hija. El autor tenía a una persona que supervisaba el dinero entregado a Garro, porque ella era capaz de adquirir , un vestido y quedarse sin nada. Cierto que también empleaba su dinero en librar a campesinos de la cárcel y mantenerlos.

En los sesenta, su hija salvó del fuego un manuscrito que poco después es editado, Los recuerdos del porvenir, que la critica apunta como la novela primigenia del realismo mágico aunque Garro, aborrecía esta identificación al considerarla una etiqueta meramente comercial. Es su mejor obra y un monumento narrativo digno de competir con Cien Años de Soledad.

 

Elena Garro retorna a México, maltrecha y envejecida. Sigue viviendo en precario de lo que Paz aporta. En su país es recibida con afecto, aunque no se ha olvidado el pasado, pero su literatura ha calado y se la reverencia con respeto. Sus últimos años son caóticos, vive en un pequeño apartamento en Cuernavaca, rodeada de gatos, lleno de suciedad, fumando sin parar y alimentándose de café y Coca Cola. Su cabeza se ha ido perdiendo conforme el cáncer devora sus pulmones hasta morir el dos de agosto de 1998. Seis meses la sigue Paz. Nunca dejó de odiarle. El rencor viejo alimentó toda su vida sin dejarla descansar.

Elena Garro es una escritora enorme, con una vida controvertida y una personalidad enrevesada que no nubla en absoluto su talento.

Dejamos dos testimonios que abundan en ello:

“Garro fue la escritora más poderosa y original del siglo XX mexicano, al menos hasta los años setenta”, indica Krauze

“Era mágica y adictiva, pero vivía contra sí misma”, resume Poniatowska.

 

María Toca Cañedo©

 

Obras de Elena Garro

Teatro

Felipe Ángeles
Un hogar sólido
El rastro
Benito Fernández
La mudanza
Parada San Ángel
La señora en su balcón
Sócrates y los gatos

 

 

 

 

 

Novela

Los recuerdos del porvenir
Testimonios sobre Mariana
Reencuentro de personajes
La casa junto al río
Y matarazo no llamó…
Inés
Busca mi esquela & Primer amor
Un traje rojo para un duelo
Un corazón en un bote de basura
Mi hermanita Magdalena
La vida empieza a las tres

Cuentos

La semana de colores
Andamos huyendo Lola
La culpa es de los tlaxcaltecas
El accidente y otros cuentos inéditos

 

https://elpais.com/cultura/2016/10/13/babelia/1476359923_131235.html

 

Sobre Maria Toca 1555 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina. Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

Sé el primero en comentar

Deja un comentario