
Nació en Paris el 16 de Abril de 1755, la genial pintora Elisabeth Vigée Lebrun. Hija de familia humilde, de padre artista especializado en retrato y pastel, que la enseñó y familiarizó desde muy joven con el arte formándola desde pequeña. A los 12 años, después de una cirugía fallida, muere el padre. La situación económica familiar se resiente mucho por lo que la madre, Jeanne Massin, se ve obligada a contraer nuevas nupcias con un hombre adinerado que no tuvo buena relación con Elisabert. Desde niña pintaba retratos familiares mostrando gran destreza y facilidad con los pinceles por lo que ingresa en la Academia Saint Luc.
A los 15 años consigue tener su propio estudio gracias a los ingresos que consigue con los retratos, pero poco después es embargado. En 1774, alentada por su madre, contrae matrimonio con el marchante de arte Jean-Baptiste Pierre Lebrun, vecino y pintor como ella. No fue un matrimonio feliz ya que Jean-Baptiste era mujeriego, jugador, derrochando en prostíbulos las ganancias de Elisabeth, cierto es que gracias a él consigue influencias en las altas esferas del país ya que Lebrun está bien relacionado.
Es invitada a Versalles donde realiza retratos a la nobleza del Ancienne Regime hasta llegar a pintar a María Antonieta, quedando la reina muy satisfecha con el resultado de la obra. Eso introduce a Elisabeth de forma definitiva en la aristocracia parisina de la época realizando innumerables retratos de la nobleza.
En 1780, marcha junto a su esposo a un viaje por los Países Bajos, donde conoce bien la pintura flamenca y a los holandeses, en especial queda impresionada por Rubens, por la utilización del color y de los esmaltes que hace el genio en su obra. El influjo se notará a partir de entonces en todo su trabajo posterior. Pinta a nobles mientras dura su estancia en los países bajos y al Príncipe de Nassau.
Con el advenimiento de la Revolución francesa, tiene que exiliarse debido a que es relacionada con la monarquía y el antiguo régimen. Su marido es obligado a divorciarse de ella, a partir de ese momento, vive solo de su trabajo, manteniéndose ella y su hija de forma independiente.
Durante el exilio recala, primero en Italia, donde es aclamada para más tarde ir a Rusia, donde es recibida con honores, reside un tiempo en San Petersburgo . Catalina la Grande es pintada por ella lo que le abre, como antes en Francia, las puertas de la nobleza rusa.
Toda la élite europea cae rendida a los pies de una genial pintora, que sabe utilizar su genio para la pintura y las relaciones sociales. En Inglaterra, a principios del siglo XIX pintó, también a notables incluso realizó un retrato de Lord Byron.
Poco después es nombrada en Suiza miembro honorario de la Societé pour l, Avancement des Beauz-Arts de Ginebra.
Es enterrada en Louveciennes, bajo el epitafio: “Ici, enfin, je repose…” quizá debido al infatigable trabajo y a la vida agitada que llevó hasta su muerte.
Realizó más de 900 pinturas, 700 retratos-autorretratos, 30 retratos de María Antonieta, de la que se consideraba amiga íntima.
María Toca
Si nació en 1755 y llegó a pintar a Lord Byron a principios del siglo Xix fue de una longevidad extraordinaria.
No tanto, piense que Lord Byron murió en 1825…