Entrevista a Antonio Ontañon Toca.

¡Querido amigo, cae por su propio peso! Un individuo que se arrodilla para limpiarle los zapatos en el café o en plena calle está predestinado a ser comunista, luego ¿por qué no matarlo enseguida y librarse de su amenaza? No hace falta juicio, su misma profesión es la evidencia de su culpabilidad.”

Palabras que dedica el capitán del ejercito golpista, Aguilera, a los limpiabotas y que recoge Paul Preston en uno de sus libros sobre la guerra civil.

 

General Mola, convocando en Pamplona una reunión de todos los alcaldes navarros, les dijo:

Hay que sembrar el terror…hay que dar sensación de dominio eliminando sin escrúpulo ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros. Nada de cobardías. Si vacilamos un momento y no procedemos con la máxima energía, no ganaremos la partida. Todo aquel que ampare, u oculte a un sujeto comunista o del frente popular será pasado por las armas”

 

 

Es necesario ir a la reconquista de España…Se quería dar a España una verdadera unidad, un nuevo espíritu, una política totalitaria…Es necesario en el momento presente derrotar totalmente al socialismo…Hay que fundar un nuevo estado, una nación nueva, dejar la patria depurada de masones  judaizantes…Hay que ir al estado nuevo, para ello se imponen deberes y sacrificios ¡Qué importa si nos cuesta derramar sangre! Necesitamos el poder integro y eso es lo que pedimos…Para realizar este ideal no vamos a detenernos en formas arcaicas. La democracia no es para nosotros un fin, sino un medio para ir a la conquista del estado nuevo. Llegado el momento, el Parlamento se somete y le hacemos desaparecer

Gil Robles, jefe de la CEDA.

 

 

Antonio Ontañon  ha dedicado parte de su vida a investigar los nombres de los desaparecidos en las fosas de Cantabria. No es historiador, ni periodista, ni ha trabajado nunca en investigación. Antonio Ontañon solo ha sentido la llamada de la historia común de cientos de víctimas sin nombre, de familias a las que ahogó el silencio porque los olvidados mueren dos veces. Cuando los asesinan y cuando se ocultan sus nombres para no incordiar a los criminales. Y de eso se ocupó este hombre al jubilarse de la banca. A Rescatar del olvido a 850 personas de las más de 1300 que fueron enterradas en las fosas de Cantabria, solo en Ciriego.

Antonio está mayor pero no pierde la voz potente que denuncia la injusticia y la soledad que parece ahora se repara. Parece que los partidos, los sindicatos, los movimientos ciudadanos y particulares hemos tomado conciencia de la importancia de la Memoria. Memoria colectiva que nos implica el futuro de las siguientes generaciones porque para cauterizar la historia, para construir comunidad en un país pacifico, solidario y prospero es imprescindible la reconciliación basada en la justicia. Basada en la verdad. Y de eso se ha ocupado Antonio Ontañon Toca, durante más de treinta años, de dar voz a la verdad, de poner nombre a los olvidados. De construir el futuro.

He visitado la habitación donde estaba hospitalizado para realizarle unas pruebas de salud. Está igual de potente, de comunicativo, de activo que siempre. Recita poemas de Neruda y sonríe como un joven a las enfermeras que le jalean con un cariño bien ganado. A Antonio Ontañon no le pueden los años ni las destemplanzas de la salud, hemos hablado un buen rato y siento que estoy delante de un personaje singular y admirable.

 

-Como nace el interés por la memoria histórica en Antonio Ontañon

-Yo no tengo a nadie en fosas, ni fusilados,  afortunadamente, lo que sí he tenido es una educación en valores de libertad y democracia. Mi padre era de UGT, republicano y demócrata convencido,  cuando las tropas italianas se acercaban a Santander, los partidos y sindicatos fletaron barcos para salir al exilio. Mi padre, pidió sitio en uno de ellos (ese certificado lo he visto cuando investigaba en los archivos de Salamanca) Embarcamos mi madre, mis tías, la abuela y nosotros, sus hijos. Al ir a entrar mi padre en el barco, le dicen que no puede, que es solo para mujeres y niños. Mi madre, que tenía un fuerte carácter…dijo “si no va él ¿qué hago yo sola  con niños y personas mayores por el mundo?” y desembarcamos todos. Luego vivimos más mal que bien en la ciudad. Conocía bien los horrores de la postguerra, los fusilamientos, las fosas comunes que ni se podían visitar o poner flores porque te delataban y pensé, al jubilarme, dedicar mi tiempo a realizar algo que recordara aquello.

Organizamos la Asociación que desde entonces presido, Héroes de la República, propicié la idea de erigir un monumento para honrar a los fusilados de Ciriego  que hiciera reconocible la enorme fosa común que existe allí. Pedimos presupuesto al escultor  Otero para el monumento pero no podíamos asumir el costo de lo que nos propuso. Luego diseñamos el trilito que compone el inicio del monumento. Ahí comenzó todo.

Tuviste ayuda tanto económica como administrativa para la investigación.

-Verás, se dio una casualidad que propició todo. Presenté el proyecto en el Ayuntamiento de Santander, solicitando el permiso para el monumento. El alcalde de entonces era Juan Hormaechea Cazón, poco sospechoso de afinidades izquierdistas…Hablando con él, me confesó que su abuelo materno reposaba en esa fosa. En su familia no se  hablaba de Daniel Cazón, el abuelo rojo fusilado, pero él conocía algo de la historia y se emocionaba contándome que le gustaría saber más de ese abuelo materno. Busqué en los archivos, encontré la ficha del fusilamientos de Juan Cazón  llevándoselo al Ayuntamiento…Imagina su emoción al conocer todos los datos de ese abuelo desconocido. A partir de ese momento, nos cedió la parcela en donde están los fusilados y sus monumentos. Y tuve su apoyo total. Ese abuelo fusilado del derechista Juan Hormaechea Cazón nos facilitó la labor.

 

Se hace el monumento pero los nombres, la investigación que sigue ¿cómo se hizo y con qué medios?

-Al realizar el monumento decidimos dar publicidad a la inauguración un 14 de abril  de 1980. Se trajeron puñados de tierra de todas las fosas de Cantabria (casi 150 que hay registradas, por cierto) y la juntamos con la tierra de Ciriego. No te imaginas que emocionante fue aquel día con las familias de los desaparecidos que podían rendir homenaje a los suyos. Por fin los asesinados por el fascismo tenían un recuerdo donde sus deudos podían ir a poner flores, rezar o lo que fuera. El cementerio se llenó de gente, fue glorioso. Yo pensé que a partir de ese momento los partidos, sindicatos y organizaciones de izquierda se unirían para investigar y honrar a sus víctimas. No fue así, nadie hizo nada…olvido total. Ningún partido de la izquierda, ni sindicato me contactó o se interesó por saber quién y cómo estaba en esa fosa…Nada, silencio absoluto. Entonces me dije, estoy jubilado, tengo tiempo y me puse a ello. Por cierto, el monumento de Ciriego, costó 460.000 de las antiguas pesetas ( unos 27.000€) que fueron sufragados por particulares. Eulalio Ferrer aportó 100.000 pesetas (625€) que era una cantidad importante, recuerda, era 1980. El resto fue suscripción popular…los partidos y sindicatos aportaron también diversas cantidades. Todos los partidos de izquierda menos uno que no quiero nombrar. Fuimos sacando dinero de donde  podíamos porque ni un euro salió de fondos públicos. Mi trabajo y el monumento es labor particular, de la gente que luchamos por la Memoria. Hicimos subastas de libros, enviamos cartas a escritores afines ideológicamente. Saramago aportó también una buena cantidad.

Con Saramago tienes una anécdota singular, ¿nos la cuentas?

-Claro. Había terminado el trabajo de investigación. Tenía todo ya, fotos de fusilados, cartas de despedidas, los más de  ochocientos nombres que conseguí rescatar del olvido…Me enteré que José Saramago estaba en la UIMP, que se quedaba en la habitación  que existe en la Magdalena para invitados ilustres y pensé, voy a ver si me recibe. Llegué al Palacio, pregunté por él y si me podía atender y cuál fue mi sorpresa cuando me invitan a subir a su cuarto. Fíjate, yo, demócrata republicano de izquierdas, Saramago comunista  reunidos en  la habitación que ocupa el rey cuando viene. Yo levitaba mientras ascendía hacia ese lugar porque Saramago era y era un personaje incuestionable y muy relevante ya le habían dado el premio Nobel. Entré, le expliqué mi trabajo mostrándole lo que llevaba. Saramago se sentó, me escuchó, ojeó durante tiempo mis documentos y emocionado hasta un extremo visible me preguntó ¿Dónde están los historiadores? ¿Dónde están los partidos de izquierda? ¿cómo es posible que esto lo haya hecho usted y la gente que debiera haber investigado se inhiban de todo? No respondí, María, porque la respuesta es dura. No interesaba a nadie, los crímenes del fascismo no interesaban porque se cubrió todo con un manto de silencio, de complicidad atronador. Las víctimas no importaban a nadie. Esta democracia comenzó tapando el recuerdo de tanta gente que murió por defender la democracia.

Imagino que durante la investigación habrás tenido alguna situación emotiva, algo especial que recuerdes con cariño.

-No te imaginas. Llegaba a las casas de los familiares donde nunca se había hablado de nada, donde el pasado permanecía oculto y sigilosamente, cuando comenzaban a confiar en mi y se relajaban, me sacaban cajitas de esas de membrillo, o de galletas, o me subían al desván y abrían un cajón perdido donde estaba la carta del hermano, del padre, del abuelo. Cartas escritas horas antes de ser fusilados o las fotos de jóvenes hermosos a los que se les arrebató la vida. Esos momentos fueron impresionantes, no tengo palabras para describir las emociones que sentíamos, yo escuchando y las familias hablando por primera vez en cuarenta años por lo menos, de sus heridas. Contando a los hijos lo ocurrido y como siendo niños/as se tuvieron que tragar el drama de tener un padre fusilado, asesinado y tirado a una fosa, o una madre rapada, violada. En muchos casos, era la primera vez que se hablaba de ello…No te imaginas cuanta emoción he vivido en esas casas, con esas familias a las que destapaba los recuerdos con mis preguntas. Casi siempre era la primera vez que contaban los recuerdos, las vivencias de la terrible postguerra que padecieron. He oído historias desgarradoras, María, de sufrimientos, humillaciones…y todo estaba silenciado, guardado porque el miedo selló la boca de todos.

Que cómplices del sistema criminal de postguerra consideras que fueron importantes para el genocidio franquista.

Claramente el poder económico y la iglesia. Las grandes fortunas financiaron el régimen y sacaron mucha tajada de ese apoyo inicial. Se formó una clase poderosa al amparo de la dictadura, a cambio de silencio y dinero se realizaron ingentes negocios. Franco les ofreció mano de obra esclava que trabajó durante muchos años para engrandecer las fortunas de sus amigos y contratas en exclusiva millonarias. Durante el franquismo se forjaron las grandes fortunas de este país y se cimentaron las que venían de atrás y le apoyaron. La iglesia, fue otro pilar imprescindible del franquismo. Fue  la gran consentidora, la que amparó el horror. En cada fusilamiento o condena a garrote había un cura castrense que ofrecía  servicio  religioso presenciando todo, incluso en Ciriego el párroco, que hoy descansa en el altar de la Virgen del Mar,  Tomás Soto Pidal, fue el que anotó a los asesinados como “desconocidos” lo cual dificultó mucho la investigación porque borró sus nombres. Salían de la cárcel con nombre, al ser asesinados y ser inscritos en el Cementerio les borraba la identidad.

Los mataban ocultaban a las familias el crimen que se enteraban, algunas, por otros presos o quedaban en la ignorancia de no saber dónde estaba su familiar. Imagina esa esposa, hija o madre buscando al desaparecido por años, porque el cura había borrado los nombres. En España comenzaron muchas cosas que luego se han exportado, las desapariciones fueron unas de ellas. Sin duda, la iglesia ha sido la gran cómplice de los crímenes de la dictadura. Como ocurrió con las grandes empresas, la iglesia recibió mucho a cambio de su complicidad criminal con Franco, que en pago  puso en sus manos la enseñanza. Les cedió el negocio de los colegios privados en toda España. Pagó así el favor.

Tienes recogidas todo el trabajo realizado en un libro, Rescatados del olvido ¿Alguna editorial quiso editarlo?

-Sí, claro. Cuando acabé todo,  Espasa Calpe me ofreció editar el libro en buenas condiciones y difundirlo por el país. Tengo un hijo residiendo en Barcelona, Antonio Ontañon Peredo, le llamé para que me acompañara a la editorial y me asesorara sobre lo que me ofrecían. Allá nos fuimos, me pusieron unas condiciones muy buenas, pedí que me enseñaran algo similar a cómo iba a quedar mi libro. Me presentaron un modelo de tapa blanda, fotos  en páginas centrales, yo pensé que esa edición no era digna de la gente que  había investigado. Necesitaba tapa dura, foto en color, dar prestigio al contenido de mi investigación. No aceptaron y decidí realizar yo la edición. La primera tirada fueron mil ejemplares que se vendieron rápidamente. La segunda otros mil…las siguientes han sido más bajas pero sigue vendiéndose y se ha convertido en obra de consulta indispensable para quien quiere acercarse a conocer la historia de nuestra tierra.

Hay mucho que hablar con Antonio porque en su larga trayectoria vital acumula mucha historia. Supo enfrentarse a la tarea titánica de recuperar a los olvidados/as de todos, de dar valor a una lucha por la libertad y la democracia que se llevó en nuestra tierra con todos los alicientes del abandono que sufrieron.

Le dejo porque la comida se enfría en su mesa y las enfermeras van entrando con el fin de comprobar su estado. Creo que le debemos bastante a este hombre singular. Cantabria le debe un homenaje popular al que desde ya nos sumamos con entusiasmo.

 

María Toca Cañedo©

 

Sobre Maria Toca 1648 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina. Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

2 comentarios

  1. En la respuesta a la segunda pregunta formulada a Antonio Ontañón Toca, en la entrevista publicada el 14-10-2023, y en el fragmento de la misma que reproduzco a continuación («En su familia no se hablaba de Juan Cazón, el abuelo rojo fusilado, pero él conocía algo de la historia y se emocionaba contándome que le gustaría saber más de ese abuelo materno. Busqué en los archivos, encontré la ficha del fusilamiento de Juan Cazón llevándoselo al Ayuntamiento… Imagina su emoción al conocer todos los datos de ese abuelo desconocido»), se ha cometido un error al indicar el nombre del abuelo de Juan Hormaechea Cazón. Su abuelo materno se llamaba Daniel Cazón Robles, no Juan. Quizá el error provenga de que la esposa de Daniel Cazón Robles, y por tanto abuela materna de Juan Hormaechea Cazón, se llamaba Juana Coterillo Pereda. A ninguno de los siete hijos que tuvieron sus abuelos le impusieron ni Juan ni Juana como nombres. La madre del que fuera alcalde de Santander en el momento de la entrevista con Antonio Ontañón se llamaba Dolores (era la segunda hija del matrimonio), y ella y su marido, José Hormaechea, fueron los que eligieron el nombre de Juan para su hijo.
    Por último, a modo de resaltar la tragedia de los abuelos de Juan Hormaechea Cazón, ya antes de que su abuelo Daniel Cazón Robles fuera fusilado el 15 de octubre de 1937, uno de sus hijos, Enrique Cazón Coterillo, murió en uno de los frentes de la Guerra Civil a los 21 años (su esquela apareció publicada en el periódico EL CANTÁBRICO el 29 de noviembre de 1936). Y posteriormente al fallecimiento de éste y de su padre, el penúltimo de los hijos, José Cazón Coterillo, enrolado en la División Azul, desapareció en la batalla de Krasny Bor (Rusia), el 10 de febrero de 1943. Éste y su hermano menor y benjamín de los hermanos, César, fueron alumnos de su padre en el recién construido Grupo Escolar Fernando de los Ríos de Astillero, en el curso escolar 1934-35, al que se había incorporado apenas recién construido, proveniente de la Escuela de Navajeda (Cantabria).
    La historia de Daniel Cazón Robles, maestro de enseñanza primaria, y abuelo materno del que fuera alcalde de Santander y presidente de Cantabria, bien merecería la pena contarla más ampliamente, aunque haya alguna reseña, incompleta, ya publicada.
    Vicente González Rucandio
    Maestro jubilado del actual CEIP (Colegio de Enseñanza Infantil y Primaria) Fernando de los Ríos de Astillero (Cantabria).

    • Muchas gracias, Fernando, por sus aclaraciones. Recojo la sugerencia de escribir sobre el antepasado de Juan Hormaechea Cazón, el problema es encontrar información sobre el mismo. Si usted conoce algún dato que pueda sernos útil, se lo agradecería me informase.

1 Trackback / Pingback

  1. Cuentos militantes. Contar la historia necesaria – La pajarera Magazine

Deja un comentario