¿España ha hablado?

Llevamos ya más de una semana escuchando que la derecha y la extrema derecha han barrido en las elecciones municipales y autonómicas.
Convendría analizar un poco los datos para no quedarse con que los trabajadores votan al PP y a Vox, porque es muy española y mucho española la sabiduría del titular de prensa. Aunque hay una verdad absoluta (la victoria incuestionable de las derechas) es nocivo y profundamente desesperanzador creer que los precarizados, desempleados o explotados votan contra sus intereses de clase y contra quienes sin duda les han protegido o han mejorado su calidad de vida en estos últimos años.
Si vamos a los datos de Madrid, por ejemplo, vemos que en las zonas más pudientes la participación es de un 10, 20 o hasta el 30% más alta que en las zonas donde viven las clases trabajadoras. Aunque le pongan de candidato al pato Donald, el votante de derechas va a votar como quien ficha obediente en la oficina cada mañana, porque el régimen está construido por y para ellos. Es absolutamente secundaria la corrupción, las promesas incumplidas o haber ordenado un geronticidio…
El 28-M, la participación en áreas de Boadilla del Monte (un epicentro de la corrupción popular) llegó hasta casi el 85%, en los que hasta el 80% de los votos fueron para el PP. Encontramos en Pozuelo, Las Rozas y otros núcleos de zonas ricas porcentajes de participación en torno al 75%, de los que el PP se lleva entre el 45 y el 60% de los votos (mientras las izquierdas juntas no llegan al 10% en esos lugares).
Por el contrario, en áreas de Vallecas (feudo tradicional de la izquierda) la participación llega a bajar del 50% (la media rondará el 60%). En esos lugares, el PP suele obtener sobre el 30% de los votos (entre los votantes de derechas no se queda ninguno en casa tampoco en los barrios obreros). Y el voto de la izquierda está fragmentado. O no está.
Esto no quiere decir que a la izquierda no le guste votar: probablemente el lugar con mayor participación en las municipales sea Marinaleda (el 28-M por encima del 90% de voto), con alcalde de izquierdas desde 1979.
Ninguno de los datos anteriores son extrapolables a todos los territorios, pero creo que son un factor determinante que explica unos resultados que parecen inexplicables: una parte importante del voto trabajador se queda en casa (el hastío con la falta de unidad en la izquierda seguramente tendrá mucho que ver con esto) mientras la derecha se moviliza como un ejército cuando le mencionan a ETA, los okupas y el comunismo.
¿Cambio de ciclo? No lo creo. Esto lleva sucediendo desde hace 30 años, con excepciones puntuales (sobre todo, cuando las izquierdas despiertan expectativas).
¿España ha hablado? Bueno, en realidad, han hablado los de siempre. Los que se van quedando fuera del sistema laboral, del sistema sanitario y educativo de calidad y que se ven obligados a la precariedad, más bien se han visto empujados a quedarse en casa al ver que quien debe defenderles no es capaz ni de crear una candidatura unitaria. La pregunta es quién ha abandonado a quién, porque antes es el partido el que abandona al votante. Valga decir que, insultando a estos últimos como se está haciendo, no creo que les convenzamos para ir a votar a la próxima.
A nivel general, hay otros datos que no debemos dejar pasar. Tras el 28-M pareciera que Vox ha roto su techo electoral y batido su récord de apoyos. Y, aunque es cierto que dobló su número de votos respecto de las anteriores municipales, ha sacado menos de la mitad de los votos que sacó en las últimas generales.
El PP sí que ha sumado casi más de dos millones de votos más (que son casi los que pierde Ciudadanos respecto de las anteriores municipales, aglutinando el voto de la derecha).
Pero el PSOE, por ejemplo, se mantiene en una horquilla entre 6,2 y 6,8 millones de apoyos en todos esos comicios.
Con el anuncio de elecciones anticipadas, Sánchez ha conseguido un golpe de efecto que no solo tapa la euforia de PP y Vox (que iban a convertir en un infierno para él lo que quedaba de legislatura) sino que pilla absolutamente desubicados a los partidos a su izquierda, que siguen dando el espectáculo de un enfrentamiento inútil. Con este movimiento de ajedrez lo útil será, de nuevo, el voto al PSOE.
La izquierda se obceca en poner la alfombra roja al regreso del bipartidismo.
Igor del Barrio.
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Periodista. Bloguero.Escritor

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