Festival Ñ, juega literaria

Como casi todos lo años, salvo el pasado que su plantel de señoros se me hizo aplastante y nos confabulamos contra ellos desertando del evento con gran dolor por mi parte, todo hay que decir) estoy en el Festival Ñ, fiesta literaria anual que congrega a manadas de letraheridas de distinto pelaje. Días en los que se escucha a autores/as, desgranar su experiencia, contarnos como conciben la tarea literaria e hilvanan sus cuitas y alegrías frente al pelotón de aficionadas u oficiantes literarias. Una juerga para las que amamos la literatura por encima de todo. Y aquí ando.

Ante todo les cuento que este Madrid sigue palmoteando el corazón de la visitante, casi residente, que cada vez que llega es como el encuentro con ese viejo amor que no se olvida, reanudando la pasión con más fuerza si cabe. Me encontré la Gran Vía tranquila, sin el jolgorio estremecedor de otras veces, con trafico pausado y ordenado y alegre, eso sí, como siempre. Un Madrid soleado me recibió y una llegada de los nublados territorios de Mordor, agradece la caricia del sol. La delicia de caminar sin mayor rumbo por su calles, dejándome acariciar por la historia, galdinesca casi siempre, que contiene su pavimento es premio que me tengo que conceder cada cierto tiempo o morir de morriña si no lo hago. En Madrid me siento invitada de casa, aventurera solitaria e inexpugnable de momentos irrepetibles.

El viernes comenzó el festival, eran las seis cuarenta y cinco cuando llegué a las puertas del Bellas Artes y la sorpresa me encendió el entusiasmo. Había una larga, larguísma cola para entrar. Escuchaba comentarios de las personas que esperaban: «es que hoy está Elvira Lindo y Muñoz Molina«…y a una admiradora irredenta de ambos, se le habrían las carnes pensando que no todo está perdido en esta España nuestra. Largas filas para escuchar a dos escritores. Bien.

No desmerecieron. Antonio y Elvira son grandes por muchos motivos, el intelectual por supuesto, pero además su sapiencia  y conocimiento va de la mano con la sencillez y la bonhomía que les hace merecedores de enorme cariño además de la admiración. Hablaron de su obra, del influjo que se ejercen entre ellos y una idea se me anidó sobre las demás. Según Antonio Muñoz Molina, las historias nos buscan. No somos nosotras quienes hacemos una novela o un relato. No. Son ellas las que andan a la caza de mano que las trascriba. Me ratifica mi percepción y la secular persecución a la que me han sometido las historias que se me pegaban a la piel como moho sin posibilidad de desbridarlas.

Poco después comparecieron los novelistas Miguel Angel Hernandez Navarro, Adolfo García Ortega y David Toscana, explicando la controversia entre realidad y ficción y como se realizan novelas reales o se escriben realidades ficticias.

Por último Luz Sánchez-Mellado, Manuel Jabois, Leila Guerriero moderadas por Jesús Ruiz Mantilla, nos contaron como se enfrentan a sus columnas de opinión. Opinaban en mayoría que la provocación estimula, que se pierden amigos escribiendo opinión y que la mejor medalla de un/a columnista es cuando nos dicen: me has traicionado. Porque el deber de quien escribe es eso, traicionar las ideas preconcebidas y allanar el paso a la critica. Una los escuchó con la atención debida, tomando sus palabras como aprendizaje y postrándose con reverencia. Además de crecerme un pudor malsano porque me parece atrevimiento dirigirme a ustedes en esta columna habiendo escuchado a los sabios.

El Ñ es mi cita anual. Es un revolcón de cultura y literatura que me envuelve en un halo de felicidad duradero.

Mañana más y espero poder contárselo en las redes al momento, por ello pueden buscarnos en Twiter @LaPajareraMgzn y también en Instagram @lapajareramagazine, donde publicamos al momento las ponencias y las fotos que van saliendo.

María Toca

 

Sobre Maria Toca 1549 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina. Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

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