LA ALEGRÍA DE UN JUDAS OLVIDANDOSE DE SUS RAÍCES

No, a la gente no gusta que 
Uno tenga su propia fe
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe.
Todos, todos me miran mal
Salvo los ciegos, es natural. 

En “La mala reputación” de Georges Brassen

                                                                             

I

Los vaivenes

de un voluble y caprichoso azar,

arbitrariedad contra la que no se puede nada,

hizo posible a mi madre

que me naciera en España

y no en otro lugar.

Tierra que no considero  mía,

pues aunque tengo un origen común,

no tengo intereses comunes

ni un futuro común,

ni siento que eso me predestine a  tener,

sentimiento obligado de orgullo alguno,

por haber me nacido mi madre allí,´

y al no creer  en Dios,

ni en el separatismo político,

ni siquiera en los piojosos ripios patrioteros

de la canción de Manolo Escobar

“! España es lo mejor!”

o la máxima José Antoniana

“España es una unidad de destino en todo lo universal”,

¿Cómo podría aceptar

ser copartícipe de ese jardín de espinas

fruto de la arbitrariedad

que llaman identidad cultural colectiva?

Estado de conciencia primario

que conduce a algunos primates

a auto arrogarse el derecho a nacionalizar la tierra

donde les nacen

o sus ancestros lo hicieron,

supongo que para reclamar

el merecimiento preferente que piensan tienen,

los que allí fueron  nacidos,

sobre los que en otro lugar lo fueron.

II

Y no porque odie el país

en el que mi madre me depositó en el mundo,

ni por querer sentirme un  paria sin tierra,

ni por querer preservar ese hermoso deterioro mental

de ser él y no de donde le nacen,

que pienso debe tener todo aquel

que se considera un buen anti supremacista

frente a la ordinaria conchabanza de la razón

que por motivo de raíz, raza o lengua,

defiende el derecho preferente que unos individuos

e individuas tienen

a la propiedad de la pequeña tierra

donde  fueron obligados a nacer

o sus ancestros lo hicieron,

sino por entender que el fomentado dogma

de la identidad cultural colectiva

por razón de etnicidad,

es una superstición romántica

que sirve para separar a los que somos iguales.

III

Por ello pido,

sin ánimo de molestar alguno y

con humildad total

ser algún día honorado

con la hermosa  adjetivación bíblica

de Judas o hijo maldito del país,

tierra, calle o casa,

donde me vi forzado a nacer,

en lugar de los malsonantes epítetos,

de cabrón, “joputa” o hijo de puta,

por traidor al accidente

en el que no tuve parte,

disonantes expresiones

propias de quinquis, tronados y afines,

que también por lo bajines,

utilizan los sepulcros blanqueados,

catequizadores  caines

disfrazados de angélicos Abeles

contra los que no queremos vivir

en la  ilusoria senda

de amor a la petra, prieta

potra , de las filas de la patria,

tierra , tribu, pueblo, terruño, aldea, palacio,

albergue , pesebre o procedencia,

para  continuar explotando

ese refugio particular,

que a modo de maquillaje tienen algunos

de la identidad cultural colectiva,

destino contra el que no  se puede nada

y en el que solo la torpeza y arbitrariedad

de un voluble y capricho azar

obligo a una hija de Santander,

mi madre,

a traer al mundo un hijo de padre vasco,

en un piso de una calle de esa ciudad

en la que aunque pasé

toda mi infancia y juventud,

es un espejo gastado

que no añoro ni me contemplo ,

IV

pues cuando siento los acordes

del himno de la nación española,

o los de las otras provincias

que conforman este país nación de naciones

o veo pendular con  algazara

sus diferentes pendones

acompañados de loas

a sus desiguales costumbres,

no logran en mi despertar

sentimiento de orgullo, júbilo o pertenencia alguno ,

y sí que lo experimento

cuando escucho a alguien decir

que la gran patria a reivindicar

es aquella que al conjunto de la humanidad nos une

y a ninguno nos separa

por ser propiedad de todos.

Esa patria sin murallas ni fronteras nacionales

es la “Pachamama”,

la madre del Universo,

y por ser hijos de ella nos concibió como  humanos

donandonos una  heredad que transciende

a la de la identidad colectiva,

para ser compartida en libertad e igualdad

por todos sus descendientes

en la entera vastedad

de su inmenso territorio.

Enrique Ibáñez Villegas

Sobre Enrique Ibañez Villegas 80 artículos
INGENIERO T. EN QUÍMICA INDUSTRIAL Universidad de Cantabria CERTIFICADO DE ESTUDIOS DE INTERPRETACIÓN durante 3 cursos en Institut del Teatre de Barcelona. Actor de teatro y cine Director teatral Poeta, escritor • EXPERIÉNCIA DOCENTE COMO PROFESOR DE TEATRO -CENTRO DE ESTUDIOS TEATRALES “ GENTE DE TEATRO DE BARCELONA” Profesor de Técnica de Actor y de Movimiento. 15 años -CENTRO CULTURAL “MASS MEDIA” Profesor de Técnica de Actor . 4 años -ACTOR’S STUDIO DE BARCELONA Profesor de Técnica del Movimiento. 2 años -ESCUELA DE CINE DE BARCELONA Profesor de Técnica del Movimiento. 1 año

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