“LECCIÓN MAGISTRAL”  Episodio 2 de 2

 

Un nuevo anuncio colocado, en plena pandemia del COVID-19, en el acceso al Ateneo Literario de una pequeña ciudad de provincias, decía: Hoy, a las 20 horas, Lección Magistral  del profesor Ignacio Ignotus, catedrático de Física Cuántica de la Universidad de Massachusetts, sobre “El cambio  climático: muerte y vida en nuestros océanos”.

Nota: En aplicación de los protocolos COVID-19 es obligatorio la entrada y permanencia en la sala con mascarillas autorizadas, el uso de gel hidroalcohólíco, y el asiento en los lugares determinados por el aforo reducido. No se permitirá  la estancia  en pasillos y fondo del salón. Se ruega asimismo la  entrada anticipada para evitar aglomeraciones.

 

Al igual que en la anterior Lección Magistral, el presidente del Ateneo hizo una brevísima presentación del conferenciante, recordando la exitosa lección del anterior año. Sin más dilación el Profesor Ignotus comenzó su disertación:

Me produce un gran placer el comunicar nuevamente con ustedes dentro de mis lecciones magistrales sobre “El Cambio Climático”. Esta vez con detención prioritaria  en la salud presente y futura de nuestros mares y océanos.

 

Recordarán los que asistieron a la anterior lección magistral, que puse todo el énfasis en hacer ver los riesgos de los rápidos deshielos de los casquetes polares y los glaciares terrestres, por el efecto invernadero de los gases emitidos, principalmente por la industria, los vehículos, calefacciones, etc. y su incidencia en el Bamboleo de Chandler, que tanta gracia  hizo a algunos; pero que hacia presagiar importantes subidas de los niveles máximos de océanos y mares, inundando zonas habitadas de nuestras costas, en este caso las de España, con mayoría de zonas costeras y dos archipiélagos dependientes del turismo. Así como un aumento de las temperaturas, que propiciarán el avance de zonas desérticas a lugares hoy considerados vergeles.

 

En fechas recientes se ha llegado al acuerdo por parte de los 27 Gobiernos de la Unión Europea, de llegar al 55% de reducción de gases de efecto invernadero para el año 2030, tomando como base de partida lo medido en el año1990. Este esfuerzo, algunos países lo superarán, compensando así el previsible retraso de países muy dependientes del carbón, como son, Polonia, Hungría y República Checa. Pero no olviden, que los máximos emisores de gases, EE.UU. de América del Norte y la República Popular China, se desmarcaron de los acuerdos de París, y van a su aire, mejor dicho, a su “mal aire (risas entre los asistentes). Es de muy reciente esperanza el cambio de gobierno en los EE.UU. que puede propiciar un regreso de este país a los Acuerdos de París, y China ya veremos si se anima a no quedar aislada en este asunto. Por el bien de la Humanidad entera, lo deseamos.

 

La epidemia de COVID-19, ha conseguido por doble vía, una mejora, transitoria, del medio ambiente, en parte por el parón de la industria contaminante, los vehículos y aviones emisores, y hasta la reducción traumática de la población mundial; pero esto no deja de ser mas que un alivio temporal, un pequeño paro en el consumo de combustibles fósiles y del menor crecimiento de la población mundial. Se trata pues de conseguir la neutralidad entre lo que emitimos y lo que capturamos a través de la masa vegetal terrestre y los fondos marinos.

Desde luego que los que más van a padecer por la elevación de los niveles del mar, serán las costas de países  pobres o en vías de desarrollo, en pura lógica, con menos medios para defenderse de este fenómeno, que es previsible que alcance al 90% de la población mundial. Y en los países más ricos, o menos pobres, el único resultado positivo será ver anegadas, por el avance de los niveles marinos, las urbanizaciones ilegales o consentidas por la autoridades por la especulación de los suelos costeros robados al mar. (Grandes risas entre el público que no tiene una ilegal urbanización en la costa).

 

Subtitulaba yo esta Lección Magistral de hoy como “Muerte y Vida en nuestros océanos”, y a ello quiero dedicar esta segunda Lección.

En el momento en que lo mares y océanos, que son una gran esperanza de vida para la humanidad, alcanzasen su saturación de CO2 (anhídrido carbónico), créanme que la civilización humana, animal y vegetal, estarían perdidas.

Hoy en día, nuestros fondos marinos, aún son unos grandes desconocidos, no solo para el gran público, que también, pero esencialmente es que no han sido apenas explorados por los científicos.. En fechas recientes, un país ni pobre, ni rico, como España, ha emprendido una exploración de los fondos marinos con el buque de investigación “Malaespina”, descubriendo que la biomasa animal en las profundidades marinas es muy importante para mitigar el cambio climático. El poder de captación de carbono, de los bosques marinos de posidonia y coral, es muy superior a la captación de los bosques  y selvas terrestres en evidente retroceso. El crecimiento de estos bosque marinos, además de captar el carbono, aumentan su tamaño, y por elevación también lo harán nuestras costas, ayudando a mitigar, en parte, solo en parte, la elevación de la masa líquida marina.

 

Estamos gastando cifras astronómicas, nunca mejor dicho, en conquistar La Luna, Marte y otros planetas, e incluso asteroides; sin embargo nuestros océanos que están tan solo a menos de cinco kilómetros de profundidad son aún unos grandes desconocidos. Todos los aquí presentes habrán oído hablar de las pruebas PCR para detectar el corona virus COVID-19 en nuestro organismo; pero estoy por asegurar que ninguno sabe que la enzima de una bacteria del océano profundo descubierta en la fuente hidrotermal submarina de un volcán submarino, es la que se utiliza en dicho análisis. Esta bacteria es en sí capaz de reaccionar a ochenta grados de temperatura mucho mas rápidamente que cualquier otra conseguida en escenarios terrestres.

 

Hay muchos vegetales y animales marinos, que nos sirven en la curación e investigación de muchas enfermedades de los humanos. Por ejemplo: hay unos pólipos chiquititos, de apenas unos milímetros, en los que crece un hidrozoo, que está ayudando a combatir diversos tipos de cáncer, con su incorporación a un medicamento específico para tales males .Y todo esto, sin apenas haber explorado aún nuestros fondos marinos.

La Ascidia es un animal marino hermafrodita, que los chinos comercializan como si fuera marisco, el “Chorro Rojo», lo llaman, y del que se obtiene una molécula denominada “Plitidepsina”, que desde hace unos pocos años  se emplea, con gran éxito, en el tratamiento de los cánceres de mieloma  múltiple. Y que reciente se ha probado con esperanzadores resultados en el tratamiento del COVID-19, como medicina que logra neutralizar su multiplicación, llegando en ensayos realizados con ratones detener esta replicación del virus en los pulmones. Se espera que junto con la Dexametasona, se convierta en el primer medicamento de baja toxicidad, que sirva con eficacia para detener la enfermedad ya desarrollada de los enfermos del COVID-19.

 

Es pues vital para el destino de la humanidad que mimemos nuestros océanos, conservándoles en las mejores condiciones posibles. A mi juicio, es esta investigación donde debe de priorizarse el gasto  más inmediato, y sus logros de aplicación a corto plazo mas  evidentes, que lo gastado en la exploración espacial, de dudosa y lejana reversión. El camino que inició Julio Verne, con su obra de ficción “20 mil leguas de viaje submarino”, aún podemos decir que no hemos recorrido ni una legua.

 

Salvar el cambio climático que nos amenaza en el corto plazo, depende, en gran parte, del freno al deshielo de los casquetes polares por la contaminación de los gases del efecto invernadero y por la saturación de los océanos en la captación  de dichos gases.  En ambos casos es algo que está en mano de los humanos, no se trata de ninguna amenaza inevitable y extraterrestre. Pongámonos pues a ello.

 

Hasta aquí, la Lección Magistral que quería compartir con ustedes en estos tiempos  nuevos, dominados por la Pandemia del COVID-19 que ha trastocado nuestro día a día y causando una mortandad sin precedentes  desde la Epidemia de gripe de 1918.

 

Muchas gracias por su atención.

Una mano se alzó, tímida, para preguntar, pero antes de que expresara palabra alguna, el Profesor Ignotus le espetó: POR SER LECCIÓN MAGISTRAL, LE RECUERDO, CABALLERO, QUE NO HA LUGAR A PREGUNTAS.

 

Recogió luego sus notas, incluyendo una sobre la que no había disertado en la Lección Magistral. Se trataba de una exposición sobre las bacterias comedoras de plásticos, halladas en las profundidades de los océanos. Pensó que mejor no alentar el consumo de plásticos bajo la disculpa de que con el tiempo serían fagocitados por estas bacterias. Recordó, asimismo, que su tesis doctoral de la parte química había disertado sobre el  “Ftalato de Dioctilo” conocido plastificante desde los primeros años de la fabricación de plásticos derivados del petróleo. Y mejor no menearlo.

Los asistentes, enmascarados, abandonaron los asientos del Ateneo Literario, llenos de esperanza por el salvavidas existencial de los mares y océanos, si los casquetes polares y glaciares terrestres, eran salvados con la drástica reducción por los gases de efecto invernadero, pactados por el género humano…y con el debido permiso del “Bamboleo de Chandler”.

 

 

                                  F  I  N del Episodio 2 de 2.

 

 

Jesús Gutiérrez Diego.

Sobre Jesús Gutierrez Diego 32 artículos
Ingeniero Técnico Químico. Nacido en Santander, residente en Las Palmas de Gran Canaria. Escritor. Recibe diversos premios en relato tanto infantil y juvenil como adultos. En 1971 publica con Isaac Cuende el libro de poemas "Carne Viva" como consecuencia es procesado en Consejo de Guerra y cumple año y medio de condena. Sigue publicando y recibiendo premios diversos.

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