
Hay más de 60 equipos en el mundo trabajando para crear una vacuna contra el coronavirus, pero van muy despacio
Una declaración de Bill Gates al New England Journal of Medicine explica esta lentitud. “Es necesario que los gobiernos pongan los fondos porque los productos para la pandemia son inversiones de muy alto riesgo; el financiamiento público minimizaría los riesgos para las empresas farmacéuticas y ayudaría a que se metieran en este tema con los dos pies”. Los capitalistas quieren que el Estado ponga los fondos y las empresas se lleven las ganancias.
Para que el negocio sea completo, Gates remata: “Finalmente, los gobiernos deben financiar la compra y distribución de las vacunas a la población que la necesita”. Es decir, el Estado financia la producción y luego compra los productos a las empresas. La propuesta de Gates desnuda la verdad: no se avanza en las vacunas si no hay ganancia garantizada.
Los buenos negocios de la pandemia. La industria farmacéutica y de insumos médicos está viviendo un momento de esplendor.
India, por ejemplo, todos los años se registran más de 100.000 muertes infantiles evitables por neumonía, mientras que la vacuna le genera a Pfizer ingresos anuales por alrededor de US$5.000 millones
recurso soberano que combatía en el resto del mundo. Un mundo sin patentes solo es posible sin propiedad burguesa “Llevamos demasiado tiempo aceptando el mito de que el régimen de pro-
piedad intelectual es necesario”, escribió recientemente Stiglitz. “Imaginemos un mundo en el que
una red mundial de profesionales médicos monitorea la aparición de nuevas cepas de un virus con-
tagioso, actualizan periódicamente la fórmula establecida de su vacuna y luego ponen esa información a disposición de compañías y países de todo el planeta… sin cuestiones de propiedad intelectual y sin monopolios farmacéutico…” Pero la norma es la realidad que él mismo denuncia: las leyes del capitalismo buscando aumentar la renta del capital, y que solo puede desaparecer con la desaparición de esas relaciones de propiedad.
El capitalismo es la traba que impide derrotar de un golpe a la pandemia. Hemos visto a la burguesía imperialista mundial implantar los planes de ajuste que destruyeron los sistemas de salud,
incluso en sus propios países de origen; hemos presenciado su lucha contra las cuarentenas como en Estados Unidos, Italia, Brasil y otros sin reparar en las muertes ni en la diseminación del virus;
estamos viendo ahora como realiza pingües negocios a costa de la necesidad de los pueblos y al mismo
ser puestos al servicio de la lucha contra la pandemia. Estas medidas, acompañadas con la suspensión de los pagos de la deuda externa y el impuesto a las grandes fortunas, permitirían acelerar la superación de la pandemia y liberar a la Humanidad de la prolongación de estos horrores y sacrificio de vidas.
Reynaldo Saccone, ex presidente de la Cicop (Sindicato de
Profesionales de la salud de Provincia de Buenos Aires, Argentina)
La industria farmacéutica
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