Negra Caridad, de Yolanda Soler Onís

 

 

 

Yolanda Soler Onís nació en Comillas, pero pudo haberlo hecho en cualquier otro sitio, que su vida ha sido siempre trasiego de cambios y malabares de rincones elegidos. Tuvo que ser ese rincón del norte donde parece que se paró el tiempo a la vez que el aliento de pura belleza  se contempla a cada paso. Yo creo que eso imprime carácter. La belleza, digo.

Marchó pronto a Canarias, creo que lleva las islas en el corazón porque este se forma con las primeras vivencias. Es posible que de esa amalgama (la belleza quieta de Comillas y la abrupta naturaleza canaria) haya surgido el carácter y la personalidad de esta mujer renacentista porque es tanto y tan bueno lo que abarca que a una le hace temblar de admiración. Y de cariño, porque Yolanda es mujer de mano tendida, de disposición y arresto para la vida, la vida vivida de una manera solidaria, hermanada con las necesidades vitales y de sonrisa abierta. Sé de lo que hablo. Ahí ha estado Yolanda cuando se le ha necesitado para las pequeñas o grandes luchas cotidianas que nos implican. Y no es que lo tenga fácil porque su vida no es precisamente un lecho de dulce tranquilidad.

La formación de esta mujer es muy extensa, como la tienen inserta en el libro que acaba de publicar   resumo lo más destacado. Doctora en Filología Hispánica y Postgrado en Dirección de Gestión de Pymes…Ha trabajado de periodista en diversos medios de Canarias. Ha difundido la Cultura (así, en mayúscula) desde la UIMP y desde 2005 ha batallado como directora del Instituto Cervantes en Varsovia, Marraquech y Beiruth.  Además tiene diversos premios literarios,  como el José Hierro de poesía, el Ciudad de la Laguna de Novela, Premio Tristana de novela negra y finalista del José María de Pereda

Como verán no exageraba nada llamándola renacentista. A Yolanda las que la queremos, la vemos de pasada, como si fuera un viento que llega, nos deja rastros de  su sonrisa y esos ojos que hablan bonito, y marcha corriendo a sus labores. Y a sus amores, porque no se imaginan ustedes el amor que trasmite esta mujer por todo lo que hace. Desde ese lugar, nudo de culturas y conflictos, que es Líbano, propaga la cultura hispánica  absorbiendo y trasmitiendo la libanesa con dedicación plena. Les aseguro que siempre me parece poco cuando la escucho, porque Yolanda escribe como maestra y habla como genia que nos abre las compuertas de una literatura oral y diáfana. De una vida de viajes vívidos, intensos, en donde se ha empapado de culturas, de ancestros que trasforman sus palabras en literatura líquida que podemos beber al escucharla.

Ha vivido momentos muy duros en su destino libanés, porque ella no se queda en lo que le corresponde, temas culturales y tal, sino que se implica hasta las cejas con el pueblo donde reside, con la gente que la rodea, con la vida que vive a cojetones sin preocuparle las consecuencias ni las resacas posteriores.

Recuerdo los mensajes que nos enviaba durante la pandemia que ella pasó en Beiruth, al pie del cañón. Eran mensajes de preocupación por determinadas personas que sufrían el desamparo en un país tan irregular como Líbano y como ella intentaba paliar con las fuerzas y el ímpetu que la mantienen activa, pocas veces la escuché una queja sobre lo que suponía pasar ese tiempo en una zona en pleno conflicto. Los sucesos terribles que ese país que, me atrevo a asegurar, ama como ha amado todo lo que ha vivido y lo que hace, la preocupan más, mucho más, que su propia seguridad personal.

Y luego, Yolanda Soler Onís, escribe. Novela, poesía, ensayo, critica…Acaba de publicar una novela tan densa y dispar que al sumergirnos en ella se encuentra un mundo de varias dimensiones. Es difícil, muy difícil clasificar Negra Caridad, la novela que acaba de presentar Yolanda. ¿Novela negra? ¿novela histórica?  Miren, dejemos los adjetivos para las/os escritores medianos, porque esto que hoy les traigo y les recomiendo leer, es novela. Pura novela donde Yolanda construye personajes, vidas, mundos, presentes y pasados como si fueran hologramas por los que transitamos ensimismadas y a la vez fascinadas gracias a una prosa perfecta en donde nada sobra ni falta.

Negra Caridad es novela, pura novela trabajada. Yolanda Soler Onís, se ha pasado tiempo, mucho, me asegura, documentándose, buscando en archivos para introducirnos en un pasado que caminamos como si fuera nuestro. Ha construido los personajes con carne, sangre y terminaciones nerviosas, tanto que los vemos transitar por la historia tan cercanos  que nos cogen de la mano para transitarla.

La grandeza de una novela no es que nos cuente cosas, es que veamos las cosas que nos cuenta. En  Negra Caridad visualizamos desde la ventana de enfrente los mil avatares  de Rosa Cueto, de María de la O Lejárraga o de Sindo Cueto y del resto de personajes, variados y peculiares que nos acompañan en una lectura hipnótica.

Yolanda Soler Onís, me envió su novela hace mucho, en archivo digital y saboree su grandeza que ahora,  teniéndola en papel, he releído con ganas encontrando detalles, rincones que en la primera lectura se me pasaron. Se ha acrecentado el placer de la lectura porque a veces la ansiedad de conocer los devenires de la historia nos hacen perdernos la perfección con que se cuentan las cosas, los matices de esa literatura de ida y vuelta, de presente y pasado que es Negra Caridad.

Busquen esta novela, y si tienen ocasión, escuchen a la autora porque pocas veces tenemos ocasión de estar ante una autora total, una mujer de amplia y completa cultura con  vivencias de fondo, aunque  es pura sencillez y la amigable simpatía de Yolanda Soler nos la hace tan cercana que  casi pase desapercibida su talla personal y literaria.

Un gusto y un placer infinito leer y escuchar a Yolanda Soler Onís.

María Toca Cañedo©

https://www.agapea.com/libros/Negra-caridad-9788409537204-i.htm

Sobre Maria Toca 1642 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina. Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

Sé el primero en comentar

Deja un comentario