Que todas nos equivocamos es una verdad indiscutible, que podemos aceptar cierto papanatismo para incluir en nuestro primer (segundo o tercero) grupo de amigos, colaboradores, parejas y hasta familia, a un buen numero de sinvergüenzas, es admisible. Nos ha pasado y nos seguirá pasando. Lo que no es de recibo, porque demuestra imbecilidad o mala fe, es reiterar en el error. Seguir y seguir empecinadas en que ese camino que hemos recorrido y ha resultado un fiasco palpable, se repita una y mil veces.
Se llama aprender de la experiencia. Por eso en todas las culturas se respeta la edad, se valora la ancianidad como fuente de conocimiento, no tanto por la inteligencia del sujeto como por las sucesivas vivencias que ha tenido. La universidad de la vida, lo llaman los cursis. Lo que parece normal en cualquier forma de sociedad y conjunto de ciudadanos/as, no lo es para la derecha. Incluso a veces también para la izquierda.
Hemos asistido con estupor al caso Koldo, comprobando como hay gente que en las desgracias (cualquier desgracia) aprovecha su tiempo para enriquecerse sin pudor. Hay una escena en la sublime película y mejor novela, Lo que el viento se llevó, en la que Rett Butler le explica a una atenta Escarlata O´Hara que en los grandes desastres -guerras, o elementos de la naturaleza- es cuando se forjan las potentes fortunas. Nos lo explica bien Naomi Klein en su libro La doctrina del Shock. Ante un drama social, andamos tan preocupados por lo urgente que no nos damos cuenta de la madeja infame que ata nuestros pies y permite que malvados se enriquezcan a costa del sufrimiento humano. Tan viejo como el aire. Lo podemos llamar el rettbutlerismo, porque en el caso de los dos protagonistas de la película y novela, así ocurrió. Recordemos a la bella Escarlata maltratando y explotando a sus trabajadores de la serrería para que produjeran sin cesar cosa que el integro Aslhey Wilkes, hombre de conciencia no corrompido por la avaricia, no puede soportar por lo que abandona la sociedad con la intrépida Escarlata. También comprobamos como Rett Butler al final de la novela/película abandona su ambición por una causa perdida que él considera su redención como ser humano mientras Escarlata levanta la cabeza y repite “mañana lo pensaré”
El caso Koldo nos demostró que una vez más los sinvergüenzas se enquistan debajo de las faldas del sistema, capitalista y perverso sistema, que no protege de estos infames. Nos parece imposible cómo se pudo tolerar a semejante tipo y no enterarse de los tejemanejes que urdía al amparo del ministerio. Lo que ocurrió después demuestra un poco el aprendizaje que ha tenido el PSOE de etapas anteriores. Después de las mayorías aplastantes de aquél añorado 28 de octubre de 1982 en donde todas creímos que se podía, que el socialismo llegaba al poder de forma democrática y pacifica para socializar a la sociedad española, comprobamos con desolación desde los primeros momentos que una capa viscosa de corruptelas que derivaron en corrupciones, malversaciones, guerras sucias ocurrían dejándonos desnudas de utopía y de esperanza. La dureza de la travesía por la oposición quizá les hizo aprender que la izquierda puede perdonar cierta dosis de pragmatismo, pero no de corrupción, y en los últimos años han procedido de forma diferente. La prueba fehaciente de ese aprendizaje, fue la defenestración del ministro Ábalos, el cual permitió o ¿no se enteró? de lo que pasaba detrás de su puerta, conformando el propio gobierno diversas comisiones y la asunción de responsabilidades ante la ciudadanía. Entendemos que puede pasar, lo que no es de recibo es responder tapando la cloaca.
En cambio, la derecha española es impermeable a los aprendizajes. Perdieron el gobierno encenagados de corrupción y suciedad gubernamental, enfangados en la guerra sucia contra partidos y políticos que no les eran afines, enlodaron con mentiras y calumnias infames, vía prensa pesebrera y bien untada, a la sociedad que asistimos inermes como, mientras se desahuciaba a miles, cientos de miles de familias, el Porche descansaba en un garaje sin que la señora Mato se enterara o que la genuinamente cínica Cospedal utilizara un martillo para deshacerse de las pruebas incriminatorias como si el espiritu de los Corleone se hubiera reencarnado en ella.
Aunque para Corleone, doña Esperanza Aguirre, que llegó al poder después de haber perdido unas elecciones en Madrid comprando a dos diputados de la Asamblea para, en pirueta vergonzante, tomar el poder de forma ilegal. El Tamayazo sí que fue un asalto al poder y no el que luego hemos visto en otras latitudes. Aprende Trump, aprende Bolsonaro, como se hacen las cosas de forma profesional. Unos millones repartidos en manos pervertidas y todo arreglado. ¡Viva la libertad! ¡viva la democracia!
https://www.infolibre.es/politica/caso-tamayo_1_1090288.html
De aquellos vientos, estas tempestades.
Y la derecha española se engolosinó. Comprobó que se puede mentir, engañar, comprar almas como votos, mentir, calumniar en la prensa pasando por encima del dolor de cientos de víctimas del 11M y no pasa nada. Bueno, sí pasa. Se ganan elecciones por mayoría erigiendo a las cañas y al terraceo como tótem de la libertad mientras los más de siete mil viejitos morían ahogados en sus solitarias camas sin auxilio ni amparo de nadie. ¡Viva la libertad!
La derecha no aprendió nada de aquella moción de censura donde el protagonismo lo tuvo un bolso colocado en el lugar presidencial simbolizando el abandono del inane que presidió el gobierno y consintió el magma de mierda pura que impregnó a la sociedad española. Perdieron, pero no aprendieron. Perdieron, pero la estrategia inventada (es un decir porque si algo es tradición en la derecha española es la corrupción, manipulación y la mentira, si lo dudan, revisen la historia del siglo XIX sin ir más lejos) por doña Esperanza Aguirre que amamantó a su alumna (rana) favorita, Isabel Díaz Ayuso con la que le une un amor filial de hija bien educada en los malabares perversos de la política. Ayuso, como buena descerebrada y guiada por el infame MAR, no tiene escrúpulos, ni barrera, ni freno. Lo que sí tiene es el favor de la mayoría de la población madrileña. Mayoría relativa porque entre los que no la votan, los que no votan y los que están de paso, no es tanto para tan poco. Le sale bien casi todo. La prueba suprema fue el apuñalamiento del patético Casado defenestrado sin piedad por la psicokiller de Sol.
La derecha española no ha aprendido nada. No corrige los errores fatales de antiguo. No limpia jamás la corrupción porque esa forma de proceder es su auténtico ADN. Entiéndanme que hablo de la “derecha española” no de la derecha en general porque estoy segura de que en cualquiera de los países que nos rodean existe una derecha ideológica que no está mancillada por la canalla como la nuestra. Por tradición, por cultura, por españolidad, nuestra derecha piensa que con tal de detentar el poder y como consecuencia acceder a los resortes del dinero, es correcto mentir, robar, calumniar, comprar y pervertir el sistema democrático hasta hacerlo irrespirable para la ciudadanía que no compartimos el ideario. Claro que la conformidad de sus votantes es total, porque si surgiera indignación de la gente que deposita el voto, o de los mandos intermedios que ocupan cargos menores, sin esa aquiescencia, ya les digo, que esta derecha cambiaba. O aprendía. No lo hace porque no lo necesita, le sale bien ser ladrona y calumniosa. Y en esas estamos.
Lo ocurrido en los últimos días con el macarra. MAR amenazando a la prensa que destapa la cloaca madrileña, los disparates que esa caterva de periodistas bien untados por la CM(o no tan bien, me consta que se venden barato) que al fin es dinero de la sufrida gente madrileña, engrasan la maquinaría que extiende el estiércol y nos lo mete en casa.
¿Por qué es tan difícil conseguir una derecha digna en España? Creo tener la respuesta, aunque pueden ustedes opinar y aportar experiencias, quizá es porque ha sido pura tradición, porque consideran que el poder es suyo, por la gracia de Dios, del Caudillo y de una guerra que ganaron. Consideran que el poder es la llave para el Masserati, el casoplón, el Porche, el Rolex de oro (recuerden al sublime Javier Bardem con sus dos Rolex gritando “si tengo dos huevos, tengo dos relojes” para mí, es la definición de esa derecha que intento definir) el yate de lujo y la percebada en el chiringuito con música alta de los Chichos o de Camela. Porque esa derecha, además de corrupta, falaz y viejuna, es muy, pero que muy hortera. Si lo dudan, miren ustedes las adquisiciones de los corruptos.
Necesitamos partidos conservadores que reflejen la ideología de parte de la población española, pero dignos, limpios, con ética y honradez, que luchen por su ideal social conservador sin que debajo de sus pies crezcan serpientes que al fin nos envenenan a toda la sociedad. Y se lo dice alguien que jamás votará ni defenderá la ideología conservadora pero entiende que es necesaria.
María Toca Cañedo©
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