Personaje/persona

La persona del personaje.
El personaje trabaja en algo aparentemente muy interesante, incluso con alguna dosis de prestigio social.
La persona no logra quitarse de la piel la última escama del síndrome de la impostora.
El personaje sabe qué hacer, qué decir, referenciar con solvencia, atemperar.
La persona trastabillea al decir la palabra periódico, la expresión «me duele» y a veces tiene el pecho contraído sin poderlo explicar técnicamente.
El personaje mantiene una imagen de cierta impecabilidad, atenta a las tendencias, no comete renuncios por los que la policía estética y ética la pudiera detener.
La persona se desmadeja en pijamas desconjuntados, bolsas y arrugas en los ojos y mucha laxitud aspiracional materializada en me importa un coño no ser perfecta.
El personaje muestra una existencia de redes de apoyos y afectos seguros amplia, nutricia, sostenedora.
La persona se siente muchas veces una marciana en un planeta incomprensible y no entiende el mundo. También ajena, con días de no poder conectar.
El personaje hace, hace, hace. Y lo demuestra.
La persona deshace, deshace, deshace y no le cuenta a nadie su afán de llegar a la esencia y estar en paz.
El personaje mantiene ciertas dosis de seducción y postureo, se hace fotos en el salón de casa con gafas de sol. Todo muy casero chic.
La persona quisiera viajar un año por el mundo, bosque en las axilas, mochila acomodada a la carcasa de la espada. Y que nadie se enterara de cómo sorbe la sopa de mariscos en Laos.
El personaje habla. Mucho.
La persona siente. Más.
Y ahí andamos, acomodando a ambas. Tratando de que se quieran y se respeten.
Y con las cuatro manos abiertas a la verdad de otrxs.
Buen día, otro día.
María Sabroso.
Sobre María Sabroso 106 artículos
Sexologa, psicoterapeuta Terapeuta en Esapacio Karezza. Escritora

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