Parece que sí. Parece que enterramos, volteando bien el cadáver, las ilusiones surgidas al calor del 15M y aledaños. Y no se acaba de muerte natural, que va, termina el ciclo ilusionante, suicidado y muy suicidado. Elección tras elección nos demuestra que el despeñe es inevitable, con la bajada a los infiernos de lo inapreciable, subsumiendo votos conseguidos por esa izquierda que pretendía hacer saltar el sistema y se quedó en mero aggiornamiento de la social democracia…
No saben ustedes la hilaridad que nos produce el tirabuzón semántico que nos otorga la derecha patria. Que si comunistas, que si bolcheviques, bolivarianos, revolucionarios, bilduetarras…y una se pregunta, si esos señores han leído alguno de los programas que presentan los partidos citados (que no insultados porque me niego a considerar los adjetivos citados como insulto, salvo el de etarra, claro) Una socialdemocracia ligh y cool que haría sonreír con suficiencia a Olof Palme de estar vivo.
Aun con todo, saltamos por los aires entre divorcios mal gestionados, redes irredentas, insultos cainitas, demoliciones y apedreamientos varios. Desde Canal Red se hacía un análisis de la hecatombe gallega, analizando el desastre de SUMAR y la caída del PSOE, pero ni mu, oiga, ni una palabra sobre los descalabrados resultados de PODEMOS, que hizo la enésima pirueta y marchó solo a las elecciones con acento de heroísmo calcinado por diversas divisiones y subdivisiones, mientras desde Galapagar se animaba a votar al BNG. Ya no sirven ni los análisis de Juan Carlos Monedero que se hizo traidor hace poco…División tras división, hasta el divisionismo final donde queden tres como mucho, cada uno en una esquina y sin mirarse.
De SUMAR, poco se puede decir porque apostaron por un liderazgo absoluto como parte del capital logrado por Yolanda Díaz como portavoz y en sus participaciones en el Parlamento y sus considerables éxitos al frente del ministerio de Trabajo, sin realizar una base de brega forjando desde abajo un partido bien asentado y con cimientos firmes. Se corrió como pollo sin cabeza y no habiendo base, los cuadros se desmoronan como si se hubiera construido sobre arena. No, con prisas y con liderazgos creados ad hoc, no se hace partido. Ni mucho menos. Si quieren prueba de lo contrario, miren hacia BNG y su patrona, Ana Pontón, verán como se construye un partido desde la brega diaria . Una mujer, que desde el suelo, con campaña incansable y razonada, ha llevado a su partido, que hace poco no se daba nada por él, hacia el éxito. A poco que el resto hubiera aunado esfuerzo y solidaridad en torno a ella, hoy, estaríamos celebrando un éxito. Pero para eso habría que tener menos ego, más inteligencia, bonhomía y conocer la realidad gallega.
¿Qué realidad? me preguntarán ustedes. Voy por ello. Hace tiempo que no visito la amada tierra gallega, donde nacieron mis hijos y donde pasé, quizá, los momentos más felices de mi vida. Como digo, desconozco si la realidad social ha cambiado, los resultados electorales me demuestran que poco. Hay dos sociedades en Galiza. Como en todas partes, me dirán ustedes. Sí, pero más. La sociedad de Vigo, Ferrol y Santiago les aseguro que no tiene nada que ver con la de A Coruña, Lugo, incluso Pontevedra. Y no hablemos del territorio rural que no mantiene ápice de semejanza con el marinero, salvo en los patrones de cofradías, que en su mayoría son subsidiarios de esa enorme y pringosa mancha de aceite mafioso que es el PP gallego.
El PP gallego no es como el del resto de España, es galleguista folclórico, habla en gallego con cierta vergüencilla esforzándose en castellanizarlo con una mezcla que no es ni uno ni otro, se ha imbricado dentro de la población desde los tiempos de Manuel Fraga haciendo simbiosis perfecta con el sesgo gallego menos glorioso. Es una organización cuasi mafiosa que se rige por el toma y dame, por repartir favores y prebendas a cambio de votos y silencio. Los pueblos galaicos saben que el patrón manda, y manda mucho, porque no han salido del todo (del todo ni del nada) del medievalismo rural que conllevaba un señorío que repartía monedas a golpe de cerrada sumisión del emisario.
He contado la anécdota varias veces. Ustedes perdonen si la recuerdan. Me casé hace mucho con un gallego, pasando a residir en A Coruña en la primera etapa matrimonial. Recién llegada, mis suegros me anunciaron que me prepara bien porque íbamos de visita a casa de don Manolo. El que entonces era mi marido ansiaba un destino cercano a la ciudad ya que pretendíamos residir en A Coruña. Don Manolo Do Rego era tío (o eso decían) de un ministro franquista, Barrera de Irimo. Se trataba de presentarme como la nueva integrante de la sumisa familia que don Manolo apadrinaba por cierta concurrencia de conocimiento con mi suegro de entonces.
Al llegar a la casa, yo perpleja, fui invitada a visita cuasi turística por la mansión y cual sería mi asombro al asomarme a una habitación extensa donde, cual colmado de la época, colgaban jamones del techo, había alacenas llenas de latas de melocotón en almíbar, piña, bonito, sardinas y mejillones en aceite y demás suculencias de la época. Huevos a discreción, paletas de jamón, lacones de diferentes texturas y tamaños, así como colchas, sábanas bordadas de hilo bueno y atalajes para llenar un estadio.
-Todo esto son los regalos que nos trae nuestra gente de tan agradecidos que son por las recomendaciones que nos piden- me explicó la señora de la casa con lenguaje sibilino y sonrisa de sierpe.
Pasamos al salón donde una momia de casi cien años dormitaba en un sillón raído frente a una mesa camilla con tapete remendado -mis ojos observaban todo como cámaras que registraban los futuros recuerdos y los posibles escritos- mientras una fámula que no cumpliría los setenta nos servía un aguado café en tornasolado conjunto de tacitas repujadas y brillantes de muchos fregados.
Don Manolo y su señora vivían de las sevicias de un pueblo domado que a cambio de “que hay de lo mío” aportaban jamones, latas de conservas y huevos que posiblemente necesitaran para ellos. Cultura y sociedad medieval, les he dicho.
La que entonces era mi familia política aportó en la visita una colcha de ganchillo que la abuela había labrado durante años de ganchillar con los dedos artríticos. Sobra decir que el traslado llegó cuando debía llegar sin ningún tipo de intervención del pobre anciano que dudo mucho fuera escuchado por nadie más que por el gato que, pausadamente, andaba por la casa como un verdadero señor.
La sociedad galaica de interior no ha sacudido el feudalismo congénito que la socava, el PP de allí lo sabe y lo maneja a las mil maravillas, por eso ni el Prestige, ni las “boliñas” ni el desastre ecológico que agota a las rías y asola el paisaje pueden con él. Además de un carácter marcadamente fatalista que postuló por el exilio económico o la miseria total antes que por la rebelión y la lucha social. La Galiza de interior marchó a Suiza, Alemania, Bélgica o a América hablando gallego y tornó con una casa en la aldea, unos billetes en el banco sin hablar ni castellano ni francés, ni alemán. Volvieron igual, resignados y pegados al terruño que añoraban hasta la lágrima.
La otra Galiza es de lucha, de voladura de adoquines santiagueses hacia los grises que machacaban a estudiantes y obreros, la de Vigo o Ferrol peleones y obrerista; esa…vota hoy al Bloque como antes se ilusionó con las Mareas. La Galiza de Ferrol, de Vigo, de Santiago, peleó y se enfrentó con un valor altruista y solidario al franquismo y lideró luchas obreras de las de verdad. De las que costaban la vida o años de cárcel. La otra, rezaba en la parroquia y subsumía la cabeza ante el señor feudal que le colocaba al hijo en la cofradía o en el ayuntamiento o de guardia urbano en algún pueblo de tronío.
Del feudalismo gallego supieron sacar buena tajada los narcos que utilizaron los mismos mimbres para doblegar al pueblo y ponerlo a sus servicio, sobre todo a los más jóvenes que tuvieron asentimiento de los mayores porque el narcotráfico no se vio ni se ve mal en la Galiza de las rías. Los nuevos amos repartieron prebendas, mantos para vírgenes, balones y equipamientos de futbol a los pueblos y dinero caliente a las familias que rodaba por las rías como río de sangre. Sangre joven. Sangre de una generación exterminada por ese feudalismo narcotizado por el lucrativo negocio de la fariña y la heroína.
Y el PP gallego es así. Una organización bien engrasada con prebendas y castigos que responde el unísono cuando se demanda su voto, sin rechistar aunque se les ahogue en petróleo del Prestige o en “boliñas” de los pellets. Un feudalismo que engendra muy bien don Amancio con su figura de hombruco de campo, campechano y seriote que reparte prebendas a un pueblo sumiso… Para que llegan las gentes de Podemos haciendo campaña contra el gran patrón, que una se pregunta ¿han hablado con la gente gallega? ¿conocen someramente la idiosincrasia gallega? ¿saben que hay 47.500 gallegos que dependen de Inditex directamente? ¿saben que el 4,3% de los gallegos/as trabajan para don Amancio? y que solo en Arteixo son aproximadamente 4500 almas que tienen allí su puesto de trabajo?
Almas cándidas ¿Cómo se os ocurre hacer campaña contra don Amancio del que vive el pueblo galaico?.. Os han votado menos que a PACMA pero os habéis expuesto a una tirada al pilón segura, de ser los/as gallegas más activos.
Escrutando las redes y comprobando los análisis que las mentes prodigiosas de la izquierda patria me he seguido sorprendiendo (y eso que a estas alturas es difícil) de la estúpida y banal forma de analizar los resultados gallegos. Podemos culpa a SUMAR del descalabro y carga tintas contra Yolanda. SUMAR, sigue perpleja preguntándose cómo es posible que dos gallegas de pro no hayan sido capaces de sacar ni un solo diputado. Y es que al/a gallega, aunque sea de ultra izquierda, le gusta pisar en firme y los/as cantamañanas se las traen al pairo. Para señoritos ya tienen los suyos, se dicen. Los suyos, como don Manolo Do Rego y Fernández de Córdoba y su señora que en gloria esté.
Y como el intocable: Don Amancio Ortega dueño de vidas y haciendas del pueblo galaico y de medio mundo. Inocentes, que sois muy inocentes.
El resto, a pastar.
María Toca Cañedo©
Se nota, María, que sabes de lo que hablas. Serví a la patria como forzoso en 1969 durante año y medio en El Ferrol, entonces llamado del caudillo ( Cuartel de Instrucción de El Ferrol, Base Naval de La Graña, Crucero Canarias y Fragata Rápida Osado, tan rápida que por un defecto de fabricación no navegaba). Hasta allí me siguió mi entonces novia, Pilar, sirviendo a los mas afortunados en el Ferrol y Lugo.
Por entonces los cantantes progres gallegos intentaban cantar en gallego, mal visto entre las jerarquías…que odiaban incluso a sus mejores bates, Curros Enríquez, Rosalía de Castro, Emilia Pardo Bazán, Ramón María Valle Inclán, Celso Emilio Ferreiro, por citar los mas conocidos. Pueblo de emigrantes, incluso hoy, al igual que el pueblo canario, antes del fenómeno turístico. En fin, una tragedia de pueblo, sirviendo a los que les oprimían, ayer, hoy…y parece que también mañana.
Cuanta razón, en cuanto al idioma. Yo hice un pequeño esfuerzo en intentar entender el gallego. Por Rosalía, porque leer sus poemas en la lengua en que fueron concebidos es pura delicia que se pierde un poco en el castellano. Leía las páginas en gallego de la prensa y solventaba alguna duda preguntando. Estaba haciendo, a la vez, un curso y cuando comenté allí mi esfuerzo por entender la lengua gallega, me miraron con asombro y mi profesora dijo: «¿quieres aprender gallego? pero no sabes que eso solo lo habla la gente de pueblo…la gente pobre» Me quedé de piedra porque toda la gente que me rodeaba se expresaban en gallego o lo mezclaban mucho con el castellano. Bien, me dije, seré gente de pueblo, Rosalía y tantas personas que admiro serán pobres y pueblerinos, pues que bien. Ese desprecio por la cultura gallega partía de las altas esferas jamás del pueblo que siempre fue muy fiel a su lengua, y conocí a bastantes que apenas se desenvolvían en castellano con el consiguiente problema para gestionar el centros oficiales. Un tío del que era mi marido (había estado diez años en Suiza) le tenía que acompañar su mujer para cualquier gestión porque ni entendía ni hablaba castellano…