Vegüenza

No he encontrado otra palabra para titular el artículo. Vergüenza. Mucha vergüenza he sentido al llegar a casa, cansada del trabajo diario, viendo (mientras preparaba la cena) a un no/presidente confirmar su incapacidad de hacer un gobierno. No de gobernar. No de hacer cosas útiles para su país tal como  le exige su puesto. No. Solo se trataba de formar un gobierno y obedecer el esfuerzo del pueblo confiando en él. No ha sido capaz.

Saben, es la primera vez en mi vida que siento vergüenza de ser de izquierdas. Y me gustaría cambiar, saben. Por un momento he deseado ser de la ideología contraria, esa que se junta en pos de intereses espurios la mayor parte de las veces, intereses egoístas en su mayoría que hacen y reparten entre ellos y los suyos pero que son capaces de llegar a un acuerdo tragando sapos y culebras unos de otros. Y me he preguntado ¿por qué nosotros no? Me da vergüenza la respuesta. Siento mucho apuro de ver a una panda de incapaces con el ego llegando al cielo que no saben, no quieren, no aprenden a ceder y a trocear su parcela de poder. 

Me da mucha vergüenza pertenecer a un grupo que pide a los/as jóvenes que se impliquen, que voten, que luchen. Me apura bastante salir mañana a defender unos ideales de solidaridad, de bien común, de igualdad y justicia (¡oh, valores de la izquierda!) y que me tapen la boca con la confirmación de que da igual. Da igual porque los representantes son ineptos, incapaces e inútiles. La izquierda. Mi izquierda. Y reitero la percepción que tengo, viene de atrás, de la decepción absoluta ante valores que no somos capaces de defender.  Siento vergüenza, insisto.

En su comparecencia, el señor Inútil Sánchez, no hace ni una mínima autocrítica. Ni una palabra de disculpa, de reconocimiento del propio fracaso. Todo ha sido jugar a  la victimización más obscena, culpar al empedrado de izquierda y derecha. «Yo no he sido, seño, que han sido ellos». Ni una puñetera disculpa ante las ciudadanas que le han dado su confianza. Y me avergüenza tener a un tipo así al frente de mi gobierno.

En una visita rápida a las redes me he encontrado una opinión que suscribo. Decía una amiga: «prefiero una derecha cazurra y mentecata antes que sentir la vergüenza de una izquierda tan incapaz como esta». Oigan, hoy suscribo sus palabras. Es posible que mañana me arrepienta y les pida que por favor vayan a votar por esa mierda de izquierda. Por cualquier izquierda. Es posible. Hoy no. Hoy me ahoga el cabreo de saber de buena tinta como ese gobierno en funciones no ha funcionado, como ese presidente en funciones no ha funcionado, por mucho que culpe a la oposición. No ha hecho su trabajo. Se ha amojamado en comandita con Iván Redondo, ese truhán, ese señor, que es el que ha diseñado la estrategia porque Inútil Sanchez no debe saber ni atarse los zapatos, dejando  pasar el tiempo soltando perlitas incompatibles con la decencia a sabiendas de que no iban a ser aceptadas. Es más, cuando alguna se aceptaba (pedir que Pablo Iglesias se retirara es una canallada indigna de cualquier negociador) Como digo, cuando hasta eso se acepta…ay no, ahora quiero otra cosa. Y a seguir jugando hasta el desastre final. Alguien les ha convencido que en las nuevas elecciones van a saca diez o doce diputados más y ¡hala, a jugar! Pobres incautos el descalabro va a ser de los que hacen época. El de ellos no, porque ya tienen cubiertas su anchas espaldas con las puertas giratorias. El descalabro es nuestro porque el pueblo siempre asume los fiascos del gobernante, desde Fernando VII hasta aquí. Bueno desde siempre, porque nuestro sufrido país pocas, muy pocas veces ha tenido un gobierno de altura.

Y ni un ápice de autocritica. Vuelta a las urnas hasta que salga lo que el Inútil Sánchez considere oportuno para gobernar ¿gobernar? en solitario. Me da vergüenza, que quieren ustedes. Además me cabrea infinito. Miren, nosotras nos levantamos con el alba, tomamos un café con tostada si hay suerte y nos pasamos el día currando. Si hay trabajo, claro. Y si lo hacemos mal o nos despiden o no tenemos clientes si somos comerciantes…en cambio,  Inútil Sánchez se presenta de nuevo. ¿Qué hacemos don Inútil si sale lo mismo? Que no ocurrirá. Creo que los gritos de júbilo de Génova 13  de Vox y de la sede de Cs se escuchan desde Gibraltar a los Picos de Europa. Van a ganar ellos porque nosotras les vamos a decir a esos inútiles que se vayan a escardar gamusinos porque estamos cansadas de tirar de un carro que los inútiles despeñan cuando hemos subido la cuesta. Estamos cansadas.

¿Va a ganar el Trifacho? No, van a perder ustedes. Vamos a perder todas. Ustedes por inútiles, nosotras por no tener los redaños de tirarnos a la calle ahora mismo, lanzar un rugido y mandarlos a la mierda. 

¿Nos merecemos estos políticos? sinceramente creo que no. Y no es que tenga yo en gran concepto a mi pueblo…que no, pero ¿tanto? No es posible reunir una panda de sinvergüenzas además de ineptos de tal magnitud.

Y sin autocrítica, oye. Ni una palabra. Todo lloriqueo, como esos niños cogidos en falta que culpan a los hermanos, amigos o a la mala suerte. Que la seño me tiene manía, nos dice Inútil Sánchez, que no me ajuntan los otros porque son malos y no se pliegan ante mí.

De la oposición hablaré otro día. Hoy no toca porque el responsable es quien es. Y punto.

María Toca

 

Sobre Maria Toca 1647 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina. Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

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