Leerse da vértigo. Volver los ojos hacia lo escrito hace tiempo, marea. Una se encuentra con alguien que no reconoce: ¿quién es esta tipa que decía tanto Perogrullo? ¿Quién se cree la ñoña esta para pontificar así? ¡ qué prepotencia!, que falta a la sintaxis o a la lógica. ¡Pero qué truño!…Hasta que percibes alguna señal que te enciende el semáforo de la comprensión. Es tuyo, insensata. Ese texto es tuyo. Mientras el rubor asciende del pecho a la cara solo queda rogar que nadie se haya acercado hasta aquí para leerte. Luego volteas el texto, lo pules y corriges de nuevo hasta el año que viene o el otro donde te lo topes y te de la misma vergüenza. O más…
#MariaToca
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