Año de Galdós reparación o blanqueo.

Mucho nos tenemos que hacer perdonar en Cantabria,  más concretamente en Santander, por Galdós. Ciudad conservadora la mía que dilapida su bagaje cultural, borrando con el terrible paso de la piqueta destructora  cualquier atisbo de cultura y memoria en aras del dios dinero a mayor gloria del sistema capitalista pazguato, pequeño burgués y cateto. Calló San Quintín, refugio y nido del hombre que eligió pasar unos veranos eternos en Santander, zanganeando a la hora de volver a Madrid. No tuvieron misericordia de ese reducto cultural y fondo histórico que supuso convertir a una ciudad pequeña del norte de España, sin mayor significante, en un ágora cultural y social. En San Quintín se reunieron muchas de las cabezas pensantes de aquella España que dejaba la Generación del Noventa y Ocho para sumirse en una ensimismada decadencia que ha llegado hasta hoy. Recibía Don Benito a lo más granado de la sociedad en su reducto cántabro. Como era él, generoso, amigable, buen anfitrión. Mostraba sus tomateras con el orgullo de padre putativo, estoy tentada a pesar que  le enorgullecían más sus hortalizas que sus libros. Es un decir, porque su obra es inmensa y total, pero era de natural humilde y su labor literaria era trabajo arduo y sacrificado , en tanto que la huerta era disfrute puro.

Don Benito es la novela española. Don Benito, junto con Larra, Valera, algo Mesonero Romanos y alguno más que me puedo dejar, hicieron una critica social tan certera, tan escuetamente dura de la sociedad española que entendemos muy bien el presente leyéndoles haciendo una radiografía real de lo que la historia nos sesga.

Mucha de esa obra se concibió y se parió en San Quintín. Pero la pujante piqueta de los años setenta del pasado siglo no tuvo compasión  destruyendo  los tristes muros -tristes porque llevaba años de abandono y decadencia-  de aquella casa en donde se creó tanta belleza, en donde conversaron los padres de la cultura española. Cuantas veces me he preguntado el sentido patriótico de esa derecha que no tiene escrúpulos en tirar, esquilmar o destruir cualquier poso de su patria en pos de conseguir llenar la bolsa. Me he preguntado  como osan tildarnos de antipatriotas a las que luchamos por conservar y cuidar el legado del pasado. Ellos, los conservadores patriotas,  no tuvieron pena de conceder los permisos para arrancar a la historia santanderina ese rincón de San Quintín.

Ayer, con patrocinio del Ayuntamiento de Santander, se ha editado un libro que da comienzo al año galdosiano. Dicen. Y me parece bien…aunque no he podido dejar de sentir la tristeza de que se agasaje lo que no se supo defender. De que se quiera blanquear una historia de espolio por los mismos que la destruyeron . El Ayuntamiento de Santander está regido por los  descendientes que dieron permiso para tirar San Quintín , por los que dejaron marchar el legado que esa casa guardaba destruyendo parte del mismo. Ese Ayuntamiento que hoy agasaja al maestro si hubiera vivido en su tiempo no dudo que le hubieran defenestrado y tirado a dar como hicieron los conservadores de  entonces .

Imagino a don Benito con la sonrisa socarrona contemplando los honores que la caspa hispánica le dedica. No se hubiera enfadado, no era hombre de disgustos, pero me consta que hubiera agradecido mucho más que la ciudad que tanto amó hubiera cuidado un poco su memoria.

Por último, una suplica a quien corresponda. Hay unos autobuses turísticos que pasean por la ciudad repletos de visitantes explicando nuestra historia…Ni una sola mención sobre Don Benito, ni sobre lo que supuso San Quintín en la triste España de finales del siglo XIX y principios del XX. Nada, no existe. Gastan mucho tiempo y energía en describir todo lo concerniente a la monarquía y su residencia de la Magdalena (historia sesgada por supuesto, no cuentan ni como ni porqué se hizo ese palacio, ni los jolgorios que el Borbón se montaba en la ciudad, que regó de vástagos bastardos, por cierto) No, eso no es de recibo para los turistas. Ni San Quintín. Ni Don Benito.  Ni una palabra sobre aquel oasis cultural.

Hoy sentada, escuchando las maravillosas palabras del editor, Jesús Herrán  y del director de Centro de Estudios Montañeses, Francisco Gutierrez Díaz que nos circunscribieron a la época en que Don Benito residía en la ciudad y nos relataron con entrañable cariño las enormes lagunas que tenemos sobre su estancia porque se barrieron las huellas con saña, no pude menos que sonreír pensando en la feria de vanidades que convertimos a los que no supimos honrar. Poco se dijo para lo mucho que se pudo decir. Nada diré de una Alcaldesa y un Director  de Cultura del Ayuntamiento que representan todo  lo que Don Benito  intentó erradicar. La mala patria que no conserva y luego quiere apropiarse de lo que condenó.

 

Con todo y con eso, comienza un año galdosiano, en el que hablaremos mucho de Don Benito. Pronto les haré llegar noticias de las cosas que se preparan y de las que participo como galdosiana confesa. Mientras tanto, hoy las huestes de la derecha cántabra están tranquilas. Han agasajado al que  de seguir vivo condenarían al ostracismo.

María Toca

 

Sobre Maria Toca 1640 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina. Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

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