Cadáveres anónimos.
Ningún olvido los reúne,
Ningún recuerdo los separa…
Olvidados en la hierba invernal
Sobre la vía pública,
Entre dos largos relatos de bravura
Y sufrimiento.
En Homenaje a las víctimas de Gaza de Mahmud Darwish
Por estar acostumbrado a la defensa del mito fundacional del pueblo Hebreo
“ haber sido el elegido por su Dios
para habitar una tierra
que dicen les fue prometida ”,
y ajeno a la conocida ley de que todo lo que se inflama en demasía con dolor explota,
produciendo el mismo horror que originó la explosión
muerte y destrucción,
el mal no necesita ya disfrazarse del bien para destrozar el alma.
El ortodoxo sionismo fascista israelí,
hoy envejecido Narciso,
continua haciendo
lo que mejor ha sabido hacer desde
su nacimiento, el 18 de mayo 1948,
derramar sangre mirándose a un espejo permisivo
que le regaló una tierra con la condición
de aceptar compartir la
con los que habían sido sus legítimos propietarios durante siglos,
el pueblo Palestino.
Un genocidio en un horno crematorio
a cielo abierto.
Pero otro mal desatado se burla ahora
de la arrogancia de los excesos cometidos
por el en un tiempo, joven Narciso,
devolviendo le a la vejez
su terrible medicina de disfrazado cordero,
que conduce a “ante el programado
vivir muriendo lentamente en este nuevo horno crematorio a cielo abierto de Gaza ,
no importa morir matando de cualquier forma:
“contra violencia violencia hasta que no quede nada que destruir”.
Solo comprendiendo al otro como similar
mediante un cambio de espejo
y medicina
que conduzca a que nadie burle
la justicia nunca más
en el nombre de ningún Dios,
es lo que les queda a estos patriotas,
jóvenes ayer, hoy viejos Narcisos
de ambos pueblos,
si quieren algún día superar sus males
para vivir lejos de la infelicidad que producen
los largos días execrables de odio, terror y muerte.
Enrique Ibáñez Villegas
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