Me puede la tentación. Quien me conoce sabe que responder las perogrulladas de ciertos señoros son mi delicia más estratosférica. Aunque en este caso, había pensado obviar dar replica, pero no puedo. Confesado queda. Es más fuerte que yo. Y no es que la confrontación me resulte pesada, que no, es que una está acostumbrada a adversario mayor y con esta de hoy, casi me siento abusona.
La misiva está dirigida a alguien banal y poquita cosa que me decía a mí misma: “no le des coba porque en el fondo, el pobrecico, busca eso, casito. Anda cual vaca sin campano, descarriado y jubilado de su quehaceres racinguistas y se le ocurre hacer un poco el ridículo en una columna de opinión del Diario Montañés”.
Pero ya digo. Es más fuerte que yo, que me gusta el barro, vaya. Y aquí vengo con la respuesta a su talluda columna de opinión del martes veinte de agosto del 2024.
Para empezar, aconsejaría a Raúl Gómez S., si me lo permite, que no le vendría mal aprender un poco de ética periodística, ya que escribe en un diario serio, circunspecto y catoliquísimo. Lo de comenzar el artículo con caca, culo pis, queda un poco cutre. Para seguir le voy a explicar a usted tal que en Barrio Sésamo, porque veo que el tejido neuronal anda de siesta.
En primer lugar, la Plataforma Memoria y Democracia no ha denunciado nada, es más, gran parte de las personas que promovimos la denuncia al Ayuntamiento de Santander por incumplimiento de las dos leyes de Memoria Democrática, ni pertenecemos a dicha Plataforma. Hemos sido un conjunto de más de cincuenta ciudadanas/os de Cantabria, más específicamente, de Santander, quien a título individual nos desplazamos hasta la calle Simancas un lunes laboral a las once de la mañana para cumplir la obligación ciudadana de efectuar una denuncia a quien no cumple dos leyes. Las de Memoria Democrática del Estado y de la Comunidad. Personas civiles, particulares…querido Gómez, ninguna Plataforma. Suponemos, querido Gómez, que sabrá que las leyes se deben cumplir. Si no gustan, se trabaja para cambiarlas, pero si están vigentes son de obligado cumplimiento para toda la ciudadanía y más para los estamentos públicos que debieran ser ejemplares. De no hacerse, hay una justicia, cierto que un poco rijosilla, que debería obligar a hacerlo.
La nomenclatura de Santander (por cierto, revise las noticias, hemos denunciado solo dos calles, con las otras iremos después) es fascista. Entiendo que, a usted, incluso al diario donde le ponen mesa y mantel para sus libelitos, les gusten los nombres citados… pero a una parte de la población, no. Y da la casualidad que dos leyes nos amparan a los del no. Y da también la casualidad que a esa parte de la población a la que nos ofende lo más grande que nuestras calles lleven nombres de genocidas fascistas, pagamos impuestos y tenemos los mismos derechos que usted. Le pregunto si se encontraría cómodo viviendo en la calle Javier García Gaztelu “Txapote”, Josu Ternera, o Domingo Iturbe Abasolo, “Txomin”. Ya me imagino su sonrisa cómplice cruzando tales dominios mientras musita: caca, culo, pis. Es lo que tienen los asesinos, que no merecen calles, quizá solo olvido, cosa que en nuestro caso es imposible porque ahí tenemos los rótulos para rememorar el dolor de nuestros muertos tirados en cunetas. Le imagino también paseando por Berlín en la calle Doctor Menguele, Heinrich Himmler o cruzando por la plaza Adolf Hitler. Felicísimo le veo, de verdad.
Lo de infantilizarnos, insultarnos, minimizar y revictimizar a quienes tenemos familias en cunetas o sufrieron la represión brutal, es algo feo. Como es muy feo utilizar ese cutre sarcasmo, cosa que a un señoro de su provecta edad, le debería resultar penoso. Son las formas que utilizaría la nueva prensa, la de Alvise Pérez, o Vito Quiles, y demás incels del suelo patrio. Claro que entendemos que hay ganas de hacerse notar aunque la escasez de recursos literarios y periodísticos le conducen a pergeñar semejante ñordo digno de opinologo de nivel bajo.
Entendemos que debe aburrirse, quien dedicó su vida profesional a un equipo glorioso que no sube de categoría por más que le inflen a euros y a aclamaciones, y le da por entrar en veredas inexploradas. Observo, señor Gómez, que cuando no anda metiéndose con el feminismo, lo hace con la Memoria y estos temas le quedan grandes. Muy grandes, querido Gómez. Al menos si tuviera a bien documentarse un poco; preguntar, analizar, contrastar (vamos, lo que viene siendo la tarea periodística) quizá sus artículos de opinión levantaran un poco el vuelo y tomaran lustre.
Entendemos, también, que es duro, a estas alturas de la vida, cambiar de dirección. Eso de preguntar, contrastar, escuchar…eso de pensar, es arduo, querido Gómez, para una mente estéril acostumbrada a caminar por lo trillado. Para eso está el dicho de “Manolete, Manolete, si no sabes para que te metes”
Aplíquese, buen hombre. Haga sitio en algún bancuco de los merecidos parques santanderinos, esos que tanto cuida nuestro ayuntamiento tan querido por usted, y alimente a las palomas o visione alguna obra de las que nuestra ínclita Igual, inaugura en etapas electorales. También le sugeriría que subiera y bajara por las escaleras mecánicas paradas que andan enroñeciéndose por la ciudad. Lo de mirar algún libro de historia para aprender quienes eran Camilo Alonso Vega o el General Dávila (esas calles, chiqui, no otras, son las que hemos denunciado) lo mismo no es aconsejable. Imagino que puede implosionar su digna cabeza por la falta de costumbre de ejercitar las neuronas. Fíjese, que lo que para usted es sorna y motivo de befa, para muchas personas entre las que me cuento, es dolor y cicatrices . Como será de importante el tema de la Memoria Histórica de un país, que incluso desde Bruselas, avisan que debe ser respetado. Cosa de europeos, dirá usted, esos excéntricos tan rojeras.
Con toda mi condescendencia me despido de usted, querido Raúl Gómez S. dejándole este escrito que, posiblemente, sea un agasajo que le entretenga (eso si lo lee, que no creo, porque usted solo debe de ojear páginas deportivas y poco). Y me alegra de haberle cumplido el deseo de hacerle casito en su aburrida jubilación. Es que a mi los señoros como usted me producen cierta ternurica y más si son genuinamente STV con toda la carga peyorativa que contiene el acrónimo.
A sus tareas, buen hombre y lo dicho, deje la Memoria y el feminismo para la gente pensante y usted a lo suyo.
María Toca Cañedo©
María Toca: para «truño estreñido» (¡Qué poesía, qué lírica!) este estercolero con letras suyo, y lo digo sin el menor ánimo de defender al tal Gómez. Menos mal que solo visitan esta ciénaga usted, sus familiares y sus amigos.
Probablemente usted, Toca, con la pobre ortografía y gramática propia de una iletrada con ínfulas, será quien no haya visitado el excusado en mucho tiempo y de ahí, quizás, le vienen tantas de las frustraciones que plasma en esta ciénaga digital que se ha abierto usted solo para inflar su ya subido ego.
Hágaselo mirar, porque los aires de grandeza son un serio problema de autoestima. Ah, y para autodenominarse «escritora» lo mínimo en cuanto a la decencia intelectual sería repasar los textos y mimar el idioma.
Uyy. Que le veo muy enfadado,querido Parsifalito. No sabía yo que el susodicho Gómez enviara hordas tan soeces a atacar a una iletrada que no lee nadie. Por el enfado,el lenguaje con insultos calibro que, al contrario de lo que afirma, hizo pupa la respuesta. Porque si solo me lee mi familia…o usted es mi (un) primo o miente.
Calma, Parsifalito, que a Gómez le siguen poniendo mantel y plato en el DM y yo, a más de iletrada, no me lee nadie.
Ya le gustaría a usted y a Gómez…
Salud y República, querido. Saludé a Gómez.
María