Concordia

Ha saltado la noticia difuminada por los pormenores de la Semana Santa, lluvia, procesiones suspendidas, lloros de píos cofrades,  como en aquella lejana ocasión en que Suarez decidió legalizar al PCE un Jueves Santo, por ver si con los festejos se atenuaba el disgusto . No fue así y las hordas patrióticas tocaron a rebato en todo el país, entonces llamado pomposamente: nación. Muchos/as creyeron que se acaba España, que se rompía de forma irremediable y que volvían los rojos en hordas inexpugnables. Comenzaban entonces los “rompimientos” de esa patria que conciben algunos como un cristal ahumado y frágil que se  trocea cada poco. Infelices, no sabían las trágalas que nos quedaban en la llamada Transición.

En estos momentos, el señor Mañueco subsumido cada día más por ese moñegote con cara de pan, barba y pantalón ajustado -ahí, bien apretado, marcando gónadas como español de bien- de su vicepresidente, García- Gallardo y del resto de la pandilla voxera, legisla para amigar al grupo que le apoya y gracias al que detenta el poder en CyL, Vox y del que dependen los presupuestos.

García- Gallardo,  el tipo de que nadie conoce las  funciones que  tiene su labor de vicepresidente, quizá solo se trate de   un bedel que supervisa que nada se desmande y el gobierno no salga de un cumplido y reciclado fascismo de baja (o  alta) intensidad. Vigilante, pues, de las esencias de su admirado general genocida Francisco Franco.

Y sacaron, como a la chita callando, una ley engendro de la Concordia, que así  la llaman, para sustituir a la de Memoria Democrática, puesta en vigor por el mismo partido que hoy la deroga el PP,  cuando el gobierno era  presidido por Juan Vicente Herrera (PP). La  han llamado Ley de Concordia, porque Coño de la Bernarda sonaba mal. Y a ellos vamos.

Estos hijos sanos del franquismo, nombran concordia al borrado de toda mención del franquismo, de la dictadura y del genocidio sistemático y programado que se llevó a cabo desde 1936 ( CyL era zona  sublevada que se unió desde el principio a los golpistas, por tanto no hubo guerra y sí una represión atroz por parte de los fascistas ) hasta pasados mucho los años cincuenta. Nombran concordia a los fusilamientos en masa, a los juicios sumarísimos en donde los fieles a la República eran juzgados como “rebeldes” por los golpistas, que no se llamaban rebeldes ni fascistas, sino: patriotas. Llaman concordia a las vilezas cometidas en los sótanos de toda comisaría de policía o comandancia de la guardia civil donde se torturaba sistemáticamente a cualquiera que ,ellos los patriotas versus fascistas, tenían a bien detener sin más cargos que su coño moreno. Nombran concordia a las “sacas” de gente poco afín a los fascistas y la posterior desaparición forzosa, presumiblemente en  zanja o cuneta tirados como perros sin dueño. Concordia, llaman a las rapadas de mujeres, a la ingesta obligada de ricino,  para hacerlas desfilar entre un coro de risas embrutecidas por el terror mientras por sus piernas se deslizaban las heces. Algunas morían por efecto de la deshidratación que les producía la diarrea. No pasa nada, todo era concordia para estos hijos directos del demonio porque las mujeres rojas, ya lo dijo ese gran patriota, Queipo de Llano, éramos poco menos que bestias a las que había que violar y matar. Y con el gen rojo que teníamos  lo mejor era robarles a los bebés nacidos en sus mazmorras…Luego lo convirtieron en grato negocio que ha llegado hasta los años noventa con la complicidad de un estado criminal.

Concordia eran las incautaciones patrimoniales que pertenecían a personas de ideario democrático y republicano a las que se les expolió hasta los colchones, dejándoles al amparo de un cielo estrellado, de un exilio dolorido, o en  mayor caso, de una cuneta rellenada deprisa con tierra que tapara sus odios, en un intento de borrar, además de las vidas de los desaparecidos, sus nombres, su paso por la tierra y sobre todo, el ideario que hoy parece -solo parece- dicen defender. Ya saben ustedes: democracia, Constitución,  diversidad, derechos humanos…Todas esas zarandajas que para los fascistillas de esta sinrazón son meros entretenimientos hasta que llegue la verdadera forma de gobernar. La que impuso el glorioso genocida Franquito y sus amigos de Italia y Alemania, porque esa es la verdadera concordia que ellos defienden. La de los cementerios con sus muros cubiertos de sangre y horadados de balas, la de las cunetas llenas de cuerpos sin nombre, la de los bajos de las comisarías donde se respiraba olor a sudor y sangre de detenido o de mujer violada. Ellos quieren esa concordia. La de los cementerios.

Argumentan, los vergonzantes miembros del PP del gobierno de CyL, que pretenden equiparar a las  víctimas. Prueben a hacer una cosita, verán. Cuando agasajen a las víctimas de ETA, unan a esa honra a los etarras que cayeron al explotarles una bomba o en enfrentamientos policiales.  También pueden probar a equiparar a las víctimas de los campos de concentración nazis con los pobrecitos guardianes que fueron  fusilados por los que liberaban los campos. Prueben a hacerlo, verán que bien.

Quizá se les olvida a los muchachos del gobierno de CyL que para equiparar víctimas deberían pasar ochenta años con agasajos, nomenclatura de calles, cruces monumentales, nombres grabados en las piedras de cientos de iglesias, pagas, estancos, prebendas y negocios que se le dieron a las víctimas de lo que ellos llaman terror rojo. Prueben a pasar ochenta años agasajando a nuestras víctimas y despotricando de las otras, prueben a prohibir tan siquiera llevar unas tristes flores a las fosas comunes de sus muertos amenazando con integrarles en la misma porque a los rojos ni se les podía llorar ni vestirse de luto. Prueben a pasarse ochenta años humillados, sin saber dónde está enterrado el abuelo, padre, hermano, novio…Prueben a pasar una dictadura en silencio, con el miedo alimentando cada unos de los pasos que daban las familias de los desaparecidos. Prueben y luego, cuando lo hayan hecho me hablan de concordia y de equidistancia entre víctimas y verdugos. Porque ellos, han pasado todo ese tiempo dignificando a sus “mártires”  ocultando y vejando a los nuestros.

Ellos, PPVOX, sabrán qué ocultan. Ellos sabrán que quieren olvidar de su pasado porque nosotras, viendo la foto del padre del presidente Mañueco  paseando brazo en alto en el vehículo de Franco, lo tenemos muy claro  https://www.elplural.com/politica/espana/padre-manueco-requete-ex-dominico-falangista-procurador-gobernador-alcalde-franquista_285917102.

No quieren concordia quieren olvido por la mala conciencia de haber sido fascistas y nazis. No quieren concordia, quieren borrón y cuenta nueva pasando por encima del dolor de miles de familias que no pudieron llorar en su momento. Quieren que olvidemos qué hicieron, y dónde estaban cuando España era la tercera pata de la pandilla nazi/fascista. Quieren que no sepamos que se lucraron del robo (me niego a decir incautación) de propiedades, del uso de mano de obra esclava para labrar sus fornidas fortunas con la sangre de los presos franquistas, esos que pretenden obviar. Quieren que no sepamos qué hacían cuando Franco firmaba sentencias de muerte, cada día, después de la siesta y de forma inexorable durante años y años.

Porque ellos estaban en esa zona que ahora pretenden confinar al olvido con la palabra concordia. Porque cuando dicen concordia lo que quieren es que olvidemos su cobardía y su fascismo.

María Toca Cañedo©

Sobre Maria Toca 1555 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina. Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

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