El dolor de izquierda

 

 

Perpleja, peripatética y casi en estado de sonambulismo he contemplado el desbarate de este fin de semana ante el acto de Sumar. No es que no estuviera avisada porque hace días que el despliegue en redes ha sido de guerrilla atronadora con enfrentamientos variopintos e insultos entre grotescos y penosos.

Una entiende perfectamente la triste historia de nuestra izquierda contemplando el espectáculo del Frente de Liberación de Judea contra el El Frente Judaico Popular y ya intuía que la cosa no iba a pasar en paz.

No creo que esta división secular sea cosa de la izquierda. O no solo. Tenemos aún en la retina la escabechada que  propició la cancelación por apuñalamiento de Casado y como fueron cayendo cabezas de la ejecutiva mientras Isabel Díaz Ayuso sonreía con sabor a sangre en su boca. Por no hablar del octubre rojo que dimisionó a Pedro Sánchez en otra noche de cuchillos largos propiciados por las baronías socialistas. Sí, en todos los sitios cuecen habas, solo que las de la izquierda son habas muy repetidas y construidas de forma similar hasta el empacho.

Lo que está ocurriendo entre los siameses desgajados con tanta sangre como melodrama es una caricatura de lo que históricamente sucede, y no por repetido deja de sorprender. Un grupo ideológico con similares planteamientos y fines comunes, con alguna divergencia, pero totalmente salvable, como las relaciones con la OTAN y el consiguiente envío de armas a Ucrania, que enfrenta ligeramente a los/as contendientes. El resto, mero antagonismo personal, un tanto infantiloide y con egolatrías y personalismos enfermizos. Un te pongo y me obedeces y un yo soy autónoma y usted ¿quién es? Así, a grandes rasgos.

Los protas de la historia se han enfadado en una especie de pelea de egos encontrados. Y como los malotes de clase, en el recreo, ambos contendientes discuten por el balón y se lo quieren apropiar. Lo disfrazan de colorines ideológicos (bueno, lo disfraza  Pablo Iglesias, porque Yolanda Díaz mantiene una distancia entre pasivo/agresiva que roza el desprecio) pero no cuela.

Escuchando con atención el discurso discordante de Iglesias nos describe un enconamiento ideológico inexistente. O nos quiere tomar por tontas. Un grupo que mantiene a sus ministras después de lo ocurrido en Melilla, después de que no se ha abolido la ley Mordaza, ni la Reforma Laboral de Rajoy a la que  tan solo le han   maquillando un poco su legajo, que ha tragado con la traición del Sahara y la connivencia con los sátrapas marroquíes sin levantar la ceja…¿me quiere convencer que son gente temible para la prensa mediática y para el IBEX? ¿Nos quiere convencer Pablo Iglesias que hay una conflagración nacional para eliminar del paisaje político a Podemos?

Vale para los troles de Twitter que chapotean en el fango del insulto grueso, del ataque frontal y cobarde de las redes pero, querido Pablo, no resiste ni un envite mínimamente serio. Dónde se queda el mantra de “solo tenemos 35 diputados, con eso no podemos hacer más” Que habéis(mos) tragado carretones de mierda en este gobierno descafeinado y social demócrata rozando el liberalismo. Ir ahora de ultraizquierda, de antisistema,  no cuela.

Podemos hace tiempo que se desactivó como ente peligroso porque está en el gobierno y forma parte del estado. Del estado borbónico. Claro que fue una amenaza. Claro que machacaron con lawfare y vandalizando a la familia Iglesias/Montero hasta limites inauditos. Claro que  los medios y el sistema temblaron un poco cuando  se pensó que lo de  asaltar los cielos iba en serio, pero ya no. Los  han domado hace mucho. Y no lo critico, porque alguien tiene que hacer política institucional y mejor que sean ellos. Decía Berlinguer que para hacer la revolución había que tener por lo menos un 60% de mayoría detrás y no es el caso. Han colaborado a suavizar medidas, se han realizado tímidos avances que se agradecen…pero casi todos han salido del ministerio de Trabajo. Y eso, queridos, no lo podéis negar. El resto de las medidas han sido, cuanto menos, polémicas y tímidas. Y no es que haya que tirar campanas al vuelo por lo conseguido en Trabajo, porque la reforma laboral hay que agradecérsela al genio que  parece estar infiltrado en el PP, el diputado Casero, que propició con su error que la ley saliera adelante. Los ERTE, fueron y son positivos y de agradecer, la ley de protección a los Riders, como la inclusión de las empleadas de hogar en la Seguridad Social, fueron y son medidas positivas que cuentan en el haber de la zona izquierda del gobierno. Pero son medidas que cualquier gobierno socialdemócrata y hasta liberal, aceptaría sin pestañeo. No se ha hecho nada revolucionario que haga temblar los cimientos del estado capitalista borbonizado que padecemos. Ni se ha hecho ni se espera…

Así que menos relato histórico bélico, querido Pablo. De tanto ver series apocalípticas se concibe como un héroe medieval que salva el mundo de un infierno demoledor, o como un mártir de la causa, pero ni tanto ni tan calvo. Que el asalto a los cielos se fraguó con una escalerita de metro y medio. Como mucho. Porque solo tenéis 35 diputados. Ya lo sé.

Por tanto, no hay persecución, o no hay tanta en estos momentos. Sí que hay una antipatía constatable y creciente hacia la figura de Pablo Iglesias, pero no tanto por ser el héroe anticapitalista salvador de las tinieblas, como por ser borde y pesado. Muy pesado. Con una elocuencia y una inteligencia brillante -considero que es uno de los políticos más brillantes del panorama patrio desde hace tiempo-  pero tendente al mesianismo y a la crispación. Y con una egolatría destructora de tamaño sideral. Desde el primer momento que le vi, allá en los ancestros cuando colegueaba en el Gato al Agua, en la Sexta (ay, entonces no  se las consideraba tan maléficas ni corrompidas como ahora) el histriónico cabreo que portaba en cada intervención nos crispaba aunque estuviéramos de acuerdo en todo con él. Resulta apabullante  y se viene arriba con un calentamiento bucal que roza la bocachancla. Recordemos la “cal viva” y todo lo que se alardeó de vallecano, de popular y de barrio, por eso, aunque estando en perfecto derecho de vivir donde quiera y como quiera, nos dejó perplejas la mudanza. Y no digamos la consulta a la militancia sobre el beneplácito de la vivienda. Puro histrionismo.

Por tanto ¿qué es lo que separa a las facciones? Si no es la ideología, ni los medios, ni las acciones de gobierno ¿qué es? Yo tengo clara la respuesta, pero prefiero que ustedes saquen las conclusiones que perciban al analizar los hechos. Solo intentemos no guiarnos por las emociones o por las simpatías personales.

Ya sé que me dirán los acérrimos de Podemos lo de las primarias. Ante ese argumento, me permitirá que me carcajee porque viví un proceso de primarias en Santander donde salió elegido Juan Manuel Brun Murillo que fue laminado por la dirección madrileña sin piedad ni respeto al voto santanderino. Laminación común a varias comunidades y ciudades del estado. Sobran ejemplos. A partir de Vistalegre I  la democracia interna, el poder de los círculos, la autogestión de la militancia y simpatizantes, saltó por la ventana con la rapidez de un gato en celo ¿Primarias? ¿Democracia interna? Y lo dice quien se fue cuando le dio la gana y nombró a quien se le puso en la minga e hizo y deshizo, junto con la plana mayor de los que luego se convirtieron en traidores y terminaron yéndose por hastío o porque ante tanta cuchillada terminaron hasta con el apuntador. No, en Podemos la democracia interna, la autogestión marchó hace tiempo a lugar desconocido. Así, que, por favor, no nos tomen por imbéciles.

Lo curioso, lo verdaderamente escandaloso del caso es que hay unas elecciones municipales en mayo y las dos facciones -que en redes se navajean sin piedad- van juntas en comandita y bien emparejadas. Lo cual es contradictorio porque IU claramente apoya a Yolanda Díaz como miembro de su coalición que es, y pacta la unidad con Podemos en todos los rincones del país.

No sería mayor  problema, la desunión digo, si no tuviéramos una ley electoral que prima descaradamente a los partidos grandes. La desunión devalúa el voto popular hasta hacerlo ínfimo e inexistente, por lo que yendo cada uno por su lado se perderán millones de votos. Además de propiciar la vuelta de muchos/as votantes al partido que presenta ahora mismo un frente más unido, es decir el PSOE. Tengan en cuenta que una bajada del bloque izquierdista, o bien, potenciaría la coalición entre PP, Vox o Psoe, PP. Imaginen… Si no recuerdo mal, una cabezonada del señor Iglesias derivó en unas segundas  elecciones con una perdida considerable de votos y consecuentemente de escaños.

Imagino que lo ocurrido entre Díaz e Iglesias es algo intenso, pero dejenme decirles que nada parecido con compartir espacio ministerial con el mentiroso de Interior. O con Margarita Robles. Si algo merecía revuelta y cisco, queridos morados, ha sido la escandalosa gestión del ministerio de Interior. Fíjense que en el repaso de agradecimientos que realizó Yolanda Díaz en su discurso de la Moción de Censura, no le nombró. Fue al único ministro al que no agradeció su labor…a menos que se me escapara una tenue mención porque estuve muy atenta y no escuché nada. Y que yo sepa nadie ha dimitido por los fiascos de Marlaska y ahí se sigue. Tragando. Porque es necesario, dicen, y les escucho, pero por lo menos será  igual de necesario que ir unidos a las próximas elecciones.

Por la otra parte… Yolanda Díaz. Habría que decirle que su discurso puede grabarlo y distribuirlo por los cuatro puntos cardinales del espacio patrio. De puro neutro, de  puro hueco o vacío existencial. No dice, solo parece que dice. Sus palabras son banalidades, lugares comunes, frases facilonas que mantienen espacios comunes en la izquierda. Cualquier izquierda. Hasta los liberales se lo comprarían, de verdad. Díaz no se moja. No muestra programa ni maneras de cambio. La más absoluta nada que pude constatar en su venida a Santander que seguí con gran atención, incluso participé preguntando por la Renta Básica Universal

¿Qué que me respondió? “Sumar busca la igualdad y paliar las necesidades de la gente concretando ayudas y lo que en su momento concibamos para conseguir …” ta,ta,ta.

Me quedé como estaba. Como nos quedamos escuchando los discursos aderezados de marketing político que pueden emocionar a los fieles pero a las personas que nos acercamos como observadoras, nos dejan congeladas.

En una incongruencia impúdica, he leído en  algún sitio, que debieran eliminar a los cargos que se han sumado a Sumar…y me quedo perpleja porque entonces mucho me temo que como sesgo de coherencia tendrían que deshacer las coaliciones electorales formadas para mayo. Y con ello, dinamitamos el más mínimo atisbo de poner alguna cuña de izquierda en esos pozos inalterables que son algunos Ayuntamientos y Comunidades Autónomas.

Si se va a las elecciones generales desunidos el descalabro es seguro. No por perdida de votos, que también,  sino por el sistema electoral que penaliza. Yo creo que es muy urgente  que las mentes lucidas de ambos movimientos se deberían poner a calibrar el descalabro, apartar al señor Iglesias o dejarle en boxes y ponerse a negociar ya. Y no porque  piense que la política a realizar por Unidas Podemos y Sumar, difiere mucho de la del Psoe,  sino porque mucho voto de UP y de Sumar, iría derechito a la abstención. Y los resultados darían el triunfo a un PP irredento que gobernaría bajo la mano de Vox y sus secuaces. Y eso sí se notaría mucho porque esa demoniaca unión nos recortaría derechos como el aborto, matrimonio igualitario, derechos  laborales, las pensiones se verían recortadas  y entraríamos en barrena en una precarización de la Sanidad pública, de la escuela pública y de todo lo que oliera a protección social minimante esquilmable. Hemos vivido la etapa Rajoy y esta sería mucho peor porque hay unos socios alterados. Muy alterados.

Para terminar, perdonen que les recuerde lo ocurrido en 1933 (ya saben mi pasión compulsiva por la historia y la mimetización que suelo realizar con el presente)

Con un reparto de votos del 24,3% de la CEDA(partido derechista monárquico, de Gil Robles) consiguió 115 escaños, frente a Partido Republicano Popular de Azaña que consiguió un 21,6% de votos traducidos a 102 escaños y del Psoe, que con un 12,5%  consiguió  59 escaños. El gobierno se formó con los partidos derechistas que habían perdido en número de votos pero presentaron un frente más unido y una acumulación de escaños. Se conformó un gobierno derechista que fue llamado el Bienio Negro arrasando con las tímidas reformas emprendidas por la República, devolviendo los privilegios a los latifundistas, la iglesia y el poder económico, provocando un desaliento y decepción  grave en el pueblo que desencadenó la Revolución de Asturias y las diversas revueltas anarquistas en varios puntos del país. El final de la historia la conocen bien, por lo que no hace falta que se la cuente.

La acusación de que la perdida de votos de la izquierda se debió al voto femenino es una falacia fácil de demostrar puesto que el 1936 también votaron mujeres y ganó la izquierda. Quizá es posible que la abstención anarquista fuera más importante que el voto femenino.

Lo que les diría a los contendientes -que conste que hablo de Pablo Iglesias porque él se ha erigido en protagonista  y tengo la seguridad de que es el escollo que impide la unión, el único escollo, diría- que se sentaran a buscar una salida a este ridículo acto de ninguneo más digno de un patio de colegio que de políticos adultos. Y claro, sería importante que dejaran fuera, al negociar, los argumentos fáciles y falsos. Que todas sabemos que se trata de reparto de poder, de listas electorales y de liderazgo. El líder supremo quiere seguir en la historia. Aunque él no esté. Aunque se dedique a otras cosas, quiere seguir enredando.

María Toca Cañedo©

 

 

Sobre Maria Toca 1549 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina. Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

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