EL SUEÑO NOS VENCE

La literatura es mentira, si no sería otra cosa. Pero a la vez la literatura es la memoria de la historia. No se puede entender a un país tan joven como Estados Unidos sin el teatro de Tennesse Williams. Teatro: el otro día vinieron otra vez a casa mis faranduleros favoritos, los que me cuidan, me miman, me quieren. Comen bien. Repiten. Son gente sabia y buena. Esta vez les regalé libros de poemas de cuando hace 20 años yo escribía para el vientre de canela de las muchachas. A la farandulera le entregué un tocho de cuando la sala Trovador tenía vida. Pobrecita farandulera, no sé si llegó sana y salva con el gorrilla.
Agoté mis existencias de teatro y salieron de casa los últimos ejemplares que nos sirvieron en aquella ciudad de cine club y nostalgia. Alguno pertenecía al mejor actor que ha hecho a Benvente. Pero nunca iban a estar en mejores manos que en las de mis faranduleros activos.
Escribir es siempre estar a solas. Escribir poesía es escribir con uno mismo. Escribir narrativa es escribir para los demás. Escribir teatro es escribir con los demás.
Las lindes de los géneros literarios son cada vez más difusas y estériles. Hay mucha poesía en » Memoria de la melancolía « y en el teatro de Lorca.
Teatro: los ejemplares que se llevaron mis faranduleros habían cumplido bien. Entonces se editaba mucho teatro y a precios del bachillerato. Se hacía mucho teatro, incluido el teatro leído. La liturgia era muy sencilla: allí donde proyectábamos películas diferentes, nos sentábamos los actores en un escenario en una mesa larga con el cartel del personaje delante. Como en la ONU. Hoy hacen un teatro de voz extraordinario Enrique Gracia Trinidad y Soledad Serrano. Son los mejores.
Entre las obras teatrales editadas me han llegado estas tres ( Los días de la sed, La galerna y La primera caricia) agrupadas en el libro Trilogía de la memoria.
Son de Antonio Travieso, varios hombres en uno. Licenciado en filología, dramaturgo, director, pedagogo teatral, completó su formación en la escuela de arte dramático de Cristina Rota y en talleres de investigación con Andrés Lima, además de una presencia continua en clases magistrales de pedagogía teatral nacional e internacional. Porque la literatura que más se mueve es la teatral.
La Trilogía de la Memoria que hoy llega a mí casa desde Ñaque editora son tres textos en uno. Es la memoria de muchos que son una. Y en esta memoria hasta el silencio suena.
Si yo no hubiera perdido la memoria, la bolsa y la vida, volvería a ser el mismo del cine club y nostalgia donde aparecía el teatro de unos faranduleros tan frenéticos que todos nos sabíamos los papeles de todos.
Es lo que tiene la pasión por el teatro, la misma que alumbra la vida de Antonio Travieso, un hombre de teatro en mayúsculas.
Sobre Valentin Martín 60 artículos
Valentín Martín estudió Magisterio y Humanidades en Salamanca y Periodismo en Madrid. Ejerció la enseñanza dos años y el resto vivió de escribir. Ha escrito 25 libros. El número 26 es un poemario llamado Santa Inés para volver (Versos de la memoria), que recoge la historia de sensibilidades de su pueblo. Periodista, escritor y poeta, ha publicado en la última década libros de relatos como La vida recobrada o Avispas y cromosomas; el ensayo Los motivos de Ultraversal y los poemarios Para olvidar los olvidos, Poemario inútil, Los desvanes favoritos, Memoria del hermano amor, Estoy robando aire al viento, Suicidios para Andrea y Mixtura de Andrea. A caballo entre los años 60 y 70, escribió dos poemarios y dos ensayos: Veinte poetas palestinos y El periodismo de Azorín durante la Segunda República, inicio de un largo trabajo dedicado a la literatura. En Lastura ha publicado en diciembre de 2017 el libro de crónicas y relatos Vermut y leche de teta.

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