Eleanor Roosvelt

Nació Anna Eleanor Roosevelt  el once de octubre de 1884, en Nueva York. Su familia pertenecía a la alta burguesía norteamericana, un hermano del  padre Elliot, fue el presidente Theodore Roosvelt. La madre, Anna Rebeca Hall, fue  una socialité neoyorkina . Ambos progenitores, así como un hermano, murieron siendo Eleanor, casi una niña. La madre padecía difteria  falleciendo a consecuencia de ello. El padre, alcohólico, durante  un ataque de delirium tremens se arrojó por la ventana muriendo poco después como consecuencia del golpe. La niña pasa a ser tutelada por una abuela distante que la matricula en una exquisito colegio londinense, la Academia Allenwood,  donde Eleanor conoce a su mentora  Marie Souvestre, que será un influjo grande en su vida y con la que mantuvo correspondencia durante años hasta la muerte de la profesora. Sus primeros años fueron tristes, exentos de amor cosa que  posiblemente arrastrara toda su vida, ya que padeció intermitentes sucesos depresivos,  en parte sus relaciones personales son marcadas por esa búsqueda de amor y refugio.  Hubiera continuado los estudios más tiempo pero llegando a los dieciocho años es reclamada por la abuela para presentarla en sociedad, y tal como mandaban los cánones burgueses y patriarcales, buscarle marido.

Eleanor, se presta a ello, contando años después, que la fiesta de debutantes a la que tuvo que asistir fue tortuosa. Había perdido contacto con gente de su edad y desconocía el trato social intrascendente que suponían las fiestas de entrada en sociedad. Poco después, durante un viaje de tren conoce al quinto primo de su padre, Franklin Delano Roosvelt, entablan conversación y a través de la correspondencia comienzan un idilio que les llevaría al matrimonio en 1905. Fue una boda rumbosa aunque no contaba con la aquiescencia de la madre de Franklin que intentó boicotear la relación desde el principio. Sara Delano, no quiso jamás a Eleanor, vivieron en casas contiguas y se convirtió en gestora y gobernanta de la vida de la nuera. Los seis hijos que tuvo el matrimonio fueron criados por la abuela que les imponía la condición de madre. Hay que decir, que Eleanor, no sentía demasiada atracción por su papel de madre ni de esposa.

En 1918, recogiendo unas maletas para ordenarlas, descubrió unas cartas de amor que Lucy Mercer, le enviaba a su esposo. En ellas, Franklin, reconocía que deseaba el divorcio y amaba a su amante. La profunda decepción que sufre Eleanor, incrementada por el desprecio que sentía hacia las relaciones sexuales maritales, ya que años más tarde confesaría que eran para ella una tortura, hacen que desee romper el matrimonio. Los asesores del entonces incipiente político, y su madre, Sara, le conminan a continuar con su pareja legal. Ambos aceptan,  produciéndose algo muy común en las parejas políticas de EEUU, una asociación productiva ente ambos cónyuges en pos de la carrera política. Eleanor,  separa de facto su vida de la de su esposo,  manteniendo en cambio una fructífera colaboración, cariño y mucho respeto. Ambos se apoyaron mutuamente, mantuvieron una leal relación aunque no estuviera sellada por la fidelidad sexual ni romántica. Comienza la larga carrera política y de activismo de ambos. Casi convertidos en una empresa política. Podemos recordar a otras parejas similares (Kennedy, Clinton, Chenney…)

In this June 12, 1919 photo provided by PBS, Franklin and Eleanor Roosevelt pose for a portrait with their children in Washington. Documentary filmmaker Ken Burns’, «The Roosevelts: An Intimate History,» premieres on PBS as a seven-night, 14-hour extravaganza airing Sunday through Saturday (Sept. 14-20) at 8 p.m. EDT. (AP Photo/PBS, Franklin D. Roosevelt Presidential Library, Hyde Park, NY, Daniel J. White)

Cuando se produce la parálisis producida por la polio de Roosevelt, Eleonor, le cuida con dedicación durante la crisis convirtiendose en apoyo inquebrantable de sus campañas electorales, sustituyéndole cuando hizo falta en mítines, conferencias y actos públicos. Podemos decir que el que, luego se convirtió en el legendario  presidente del New Deal, tuvo en Eleanor Roosevelt su alter ego más importante, y dudamos de que hubiera sido lo mismo sin ella.

Ni la familia ni el convencionalismo social era importante para Eleanor Roosvelt, que tiene clara su misión en la vida. Comienza a caminar un largo tramo como activista a la vez que se independiza de la aplastante tiranía familiar de su suegra. En 1924 hace campaña a favor de Alfred E. Smith contra un miembro de su familia que ha sido corrupto. La campaña fue dura, Eleanor persiguió durante la campaña al  oponente recordándole su implicación y expresando con dureza sus diferencias. Años después abjuraría de esa forma violenta de hacer política y acusaría a la maquinaria electoral partidista de los desafueros.

En 1927, se unió a sus amigas Marion Dickerman y Nancy Cook para adquirir Todhunter School for Girls, una escuela de señoritas que ofrecía cursos de preparación universitaria en Nueva York.  Ella misma impartía cursos de nivel superior en literatura e historia nacionales, enfatizando en el pensamiento independiente, los acontecimientos del momento y el compromiso social. ​ Impartía las clases tres días a la semana mientras su esposo se desempeñaba como gobernador. Cuando Franklin es elegido presidente, abandonó las clases.

 

Hace gran amistad con Amelia Earhart pionera de la aviación, incluso aprende a pilotar aviones, la relación entre ambas supuso dudas sobre la entidad de la misma. Durante la campaña para la presidencia de su marido conoce a la reportera de Associate Press, Lorena Hickok, con la que entablará una larga y hermosa relación que durará hasta su muerte. Durante todos esos años,  se escribirán a diario cartas amorosas de hasta quince páginas. Cuando se investigaron las  misivas, algunas historiadoras pretendían desdibujar el matiz de la relación con un descarado sesgo homófobo. Como si ser lesbiana o bisexual descalificara la enorme personalidad de Eleanor Roosevelt. El temible director del FBI, y terror del izquierdismo estadounidense, J. Edgar Hoover, recopiló un amplio dossier sobre la que fuera primera dama, por considerarla peligrosa comunista, además de costumbres liberales y antimorales…

 

También se la relacionó afectivamente con Earl Miller, sargento de la Policía Estatal de Nueva York, que le fue adjudicado por su marido, como guardaespaldas, con el que tuvo una amable relación de cariño y protección que la ofrecía seguridad tanto afectiva como física. Eleanor tenía entonces 44 años y el guardaespaldas, 32, cosa que también era motivo de escándalo.

En todo momento Franklin supo las relaciones de su mujer, y hay que dejar claro que jamás supusieron problema para él. Además alentó la vocación activista de su esposa, apoyándola en todo momento, lo mismo que ella a él, por lo que su sociedad fundamentada en el mutuo respeto y la equidistancia funcionó a la perfección.

Siendo gobernador Franklin o en plena campaña electoral Eleanor le sustituía cuando la enfermedad le impedía dar los mítines, y comenzó a influir en él con el fin de impulsar  la política oficial hacia las necesidades que observaba en la población. Fue la que le impulsó a seguir con  la carrera política aun estando en la silla de ruedas y aquejado de su enfermedad, ya que asesores y la propia madre, Sara Delano, le aconsejaban  abandonar y convertirse en un apacible granjero.

La llegada a la presidencia de la nación dio alas a Eleanor, aunque en un principio se deprimió al ver que históricamente  el papel de la Primera Dama era anodino. No ocurrió lo mismo con ella. Aconsejaba directamente sobre política al marido, impulsó muchas de las medidas del New Deal, dirigiéndolas hacia los estamentos de la población más marginales.

 

Había creado una cabaña en sus posesiones de Val-Kill, como experimento de  labores  colectivo enfocado a conseguir trabajo para mujeres desempleadas y precarizadas. La experiencia no salió  bien pero sentó las bases de lo que luego se desarrollaría como el New Deal y que llenó de esperanza y prosperidad a medio mundo. Desde la presidencia impulsa la comunidad de Arthurdale, que se forma a favor de los mineros sin hogar que estaban en la lista negra de las empresas por su adscripción al sindicalismo. Se trató de un reasentamiento con hogares y trabajo en la agricultura de subsistencia, artesanía y una planta de manufactura local. Los mineros construyeron sus casas, organizaron la vida con la ayuda de los fondos federales recibidos gracias a la implicación de la Primera Dama. Lo triste y decepcionante, para ella, fue que los propios y marginados mineros, se negaron a integrar en su comunidad a la población negra y judía del país. Esto hace reflexionar a Eleanor sobre la necesidad de integración y se presta a la lucha en pro de los derechos civiles con actos simbólicos que realizados por una Primera Dama tuvieron enorme resonancia.

En una ocasión invitó a una recepción de la Casa Blanca a una contralto negra, Marian Andersson, lo cual formó gran escándalo. Las Hijas de la Revolución, de la que formaba parte, se negaron a escuchar a la cantante y la respuesta de Eleanor fue abandonar el grupo. Conoció a Mary McLeod Bethune, entablando grata amistad. La invitaba con frecuencia a la Casa Blanca para hacerla participe de sus planes, para sortear el protocolo que impedía a los/as negras entrar  en la casa presidencial, era ella la que salía a recibirla, eludiendo al servicio,  abrazándola y guiándola hasta su despacho particular.

Presionó de firme para conseguir que el linchamiento fuera delito federal (no solo no lo era sino que era práctica común en el país…casi siempre utilizado contra los negros) no lo consiguió por las enormes presiones que se ejercían sobre el presidente. Cuando se realizó el ataque a Pearl Harbour, criticó con dureza la represión ejercida sobre la población japonesa que residía en el país, así como se opuso a que fueran confinados en campos de concentración. Por indicación de Lorena Hickock, prohibió la presencia de periodistas masculinos en sus conferencias de prensa, con lo que obligaba a los directores de periódicos a contratar mujeres. Enterada del absentismo laboral femenino por la responsabilidad de atender a los hijos, impulsó servicios de guardería en las empresas. En varias ocasiones visitó el frente alentando a los soldados que la recibían con enorme alegría, incluso quiso participar como enfermera de Cruz Roja (trabajo que realizó en la I Guerra Mundial) pero se desaconsejó por si en algún momento era apresada por los enemigos siendo la esposa del presidente.

En una ocasión, los veteranos de la I Guerra Mundial, realizaron una gran protesta frente a la Casa Blanca, como ya hicieran ante el anterior presidente, que les mandó al ejército para desalojarlos. Eleanor los visitó en el embarrado campamento que tenían frente a la casa presidencial, escuchó sus demandas y las trasmitió al presidente, lo que hizo que uno de los veteranos dijera: «Hoover envió al ejército. Roosevelt envió a su esposa»

Former United States First Lady Eleanor Roosevelt and Samuel Evans receiving an award, September 26, 1942. (Photo by Afro American Newspapers/Gado/Getty Images)

Durante el mandato presidencial ofreció 348 conferencias por todo el país. Escribía artículos en la prensa, incluso uno diario que lo tituló My day donde contaba las incidencias personales durante el día. Utilizó la radio con programas donde exponía sus ideas y recibía las del pueblo, impulsando sus ideas feministas e integracionistas potenciando los derechos civiles de las minorías. Creo e impulsó la American Youth Congres  para potenciar los derechos de la juventud. Luchó por la consecución de las 48 horas semanales en el trabajo, por la prohibición del trabajo infantil. No descansó, durante la presidencia de su esposo para conseguir el máximo de derechos para las clases desfavorecidas.

(Original Caption) First Lady at Detroit’s Slum Clearance. Mrs. Anna Eleanor-Roosevelt, wife of the Chief Executive, talks to five-year-old Geraldine Walker at the ceremonies inaugurating the slum clearance in Detroit, Mich.

A Eleanor Roosvelt, la debemos un apoyo integro a la República española, y a la firme, aunque inútil, oposición al restablecimiento de relaciones diplomáticas que realizó Eisenhower.

Todos estos actos y más que omitimos, hicieron de ella un personaje controvertido, amada y odiada con la misma fuerza. Para los conservadores era motivo de escándalo y las críticas que le hicieron fueron despiadadas, en cambio para los favorecidos por su implicación, fue muy amada y respetada. Como ejemplo sirva que en  1949, fue nombrada miembro honorario de la organización históricamente afrodescendiente Alpha Kappa Alpha.

Cuando muere Franklin D. Roosevelt, se enteró que lo había hecho acompañado de su amante más antigua (hubo otras) lo que le produjo dolor, ya que toda la familia y sus asesores sabían  que  Lucy  Mercer había permanecido en su cabecera. No obstante, respetó e hizo cumplir los deseos de su esposo. Roosevelt, deseaba donar al estado la finca  de Val Kill para la creación de una biblioteca estatal. Durante un tiempo estuvo clasificando todo el material de la casa familiar. La Biblioteca y Museo Presidencial de Franklin D. Roosevelt se inauguró el 12 de abril de 1946, sentando un precedente para futuras bibliotecas presidenciales

Cuando dejó de ser Primera  Dama, no se acabó su activismo, en absoluto. Dedicó grandes esfuerzos a la participación de EEUU en la fundación de la  ONU impulsando la Declaración de los Derechos Humanos. Fue nombrada Presidenta de la Comisión y ayudó en la confección de dicha declaración, haciendo que fuera inclusiva. La anterior, realizada durante la Revolución Francesa,  hacía mención a los Derechos del Hombre, sin mención femenina. Fue la única mujer en las comisiones de preparación. Dimitió cuando Eisenhower fue elegido presidente, pero Kennedy la restituyo en el cargo.

 

Durante los años cincuenta, se embarcó en muchos compromisos de conferencias nacionales e internacionales. Continuó escribiendo su columna de periódico e hizo apariciones en transmisiones de radio y televisión. A lo largo de la década, tenía alrededor de 150 conferencias anuales, muchas de ellas dedicadas a su activismo en nombre de las Naciones Unidas.

 

En abril de 1960, fue diagnosticada de anemia aplásica .Antes había sido atropellada en las calles de Nueva York. En 1962 le administraron esteroides, lo que activó la tuberculosis latente en su médula ósea. ​ El 7 de noviembre de ese año, murió a la edad de 78 años, por insuficiencia cardíaca  en su casa de Manhattan en el 55 East 74th Street . Su hija Anna se había hecho cargo de ella cuando en la fase terminal de la enfermedad. El presidente Kennedy ordenó que todas las banderas de los Estados Unidos izaran a media asta en todo el mundo el 8 de noviembre en memoria de Roosevelt

 

María Toca Cañedo©

Sobre Maria Toca 1554 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina. Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

1 Trackback / Pingback

  1. No quieren sangre. Nos quieren idiotas. – La pajarera Magazine

Deja un comentario