LOS ROSALES y LORCA

Hoy no iba a escribir, cosa que me agradecerían muchos. Pero me he levantado como todos los días a las 6 de la mañana, traicionando una vez más a mi padre. Mi padre no fue un muecín de paladar gótico, sino hombre de pocas palabras que predicaba con el ejemplo. Y en mi casa de agricultores modestos se vivía con la dignidad de los estoicos. Como en el parlamento inglés, había leyes no escritas que se cumplían de modo natural. Por ejemplo, seguir el parpadeo del sol y los calendarios. Y si en invierno no amanece antes de las 8 y media, pues antes de las 8 y media, en camita. Después de las 8 y media, arriba que ya no hay que gastar luz y a las vacas le duelen las tetas si no se les ordeña a tiempo. Como a las mujeres le duelen también las tetas si llega la hora de mamar la criatura y no les ponen el pezón en la boquita para que chupen y descarguen. Qué a gusto se quedan las dos siguiendo la doctrina de la Naturaleza.
Pues yo no iba a escribir hoy, pero luego me he dado cuenta de que si se entera la loquera de mis pellas, me quedo sin nintendo. Y sobre todo le he dado a la tecla porque me he puesto a leer en el feisbu y he visto que está lleno de trolas. Y una muy gorda.
Este es el país de la novela picaresca y de las trolas. Casi todas cuelan. Estamos acostumbrados a oír que el acatólico José Ortega y Gasset se murió besando un crucifijo, casi igual que Gary Cooper. Lo de Gary Cooper fue verdad, menudas eran las católicas Verónica, su mujer, y Patricia, su novia. Lo del filósofo, no. Le fue a visitar un fraile amigo, eso fue todo. Y como de ahí nació la trola, su hijo José cuando se puso a morir les dijo a los hjjos: no dejéis que vuestra madre me traiga ahora a un cura. Y es que lo de llevar a un cura al lecho de un moribundo es una tentación a la que también sucumbió Pilar Urbano que se presentó con uno en la habitación de Tierno Galván cuando don Enrique se iba. No sé si la echó de allí Encarnita o el hijo.
La trola inaudita de hoy: he leído que por estas fechas cumple años Elisa Montés, farandulera, hermana de las faranduleras Emma Penella y Terele Pávez, madre de la farandulera Emma Ozores, ex esposa del farandulero Antonio Ozores, y nieta y biznieta de los maestros Penella. Una gloria de tribu.
Y también es hija de Ramón Ruíz Alonso, el primer asesino de Federico García Lorca. Yo no iba a recordar que Ruiz Alonso no fue un tarambana sino un individuo peligroso que se apuntó a las JONS de Onésimo Redondo, al partido católico Acción Popular, a la CEDA de Gil Robles, a la Falange de José Antonio Primo de Rivera, y al franquismo más franquista con tal de medrar. Estaba muy capacitado para vender su alma al diablo y lo hizo con Federico. Luego, cuando murió Franco salió de España por patas y no se le volvió a ver el pelo.
Me ha hecho hablar así una sobrina no sé qué de Ruiz Alonso escribiendo ahora que su tío « nunca creyó que los tres hermanos Rosales quisieran matar a Lorca«. Que los tres hermanos Rosales quisieran matar a Lorca, así como suena, dice la sobrina de Ruiz Alonso. La tentación de blanquear a un tío debe de ser muy grande. Pero no para tal barbarie histórica.
Quedan Rosales vivos. Es su turno, yo me callo.
Valentín Martín.
Sobre Valentin Martín 49 artículos
Valentín Martín estudió Magisterio y Humanidades en Salamanca y Periodismo en Madrid. Ejerció la enseñanza dos años y el resto vivió de escribir. Ha escrito 25 libros. El número 26 es un poemario llamado Santa Inés para volver (Versos de la memoria), que recoge la historia de sensibilidades de su pueblo. Periodista, escritor y poeta, ha publicado en la última década libros de relatos como La vida recobrada o Avispas y cromosomas; el ensayo Los motivos de Ultraversal y los poemarios Para olvidar los olvidos, Poemario inútil, Los desvanes favoritos, Memoria del hermano amor, Estoy robando aire al viento, Suicidios para Andrea y Mixtura de Andrea. A caballo entre los años 60 y 70, escribió dos poemarios y dos ensayos: Veinte poetas palestinos y El periodismo de Azorín durante la Segunda República, inicio de un largo trabajo dedicado a la literatura. En Lastura ha publicado en diciembre de 2017 el libro de crónicas y relatos Vermut y leche de teta.

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