Miedo a relacionarnos

Tenemos tanto miedo al relacionarnos que en muchas ocasiones:

Si nos demuestran amor, nos replegamos y huimos.

Si se interesan por nosotrxs, hacemos lo posible por dejar de resultar interesantes.

Si deseamos tener pareja estable elegimos mal al compañero/a de camino y focalizamos en quien no se compromete, quien no está en disposición o quien supone un reto constante.

Si necesitamos mucho afecto, explicamos que solo queremos follar.

Si queremos tener sexo, pasamos una noche de goce con alguien y dejamos de llamar o contestar mensajes después.

Si nos apetece mimar y que nos cuiden, nos comportamos de forma arisca y hostil.

Si alguien en una fiesta nos encanta, le damos la espalda y nos vamos a la otra punta del lugar, rumiando nuestra atracción.

Si una persona nos halaga o demuestra que le interesamos, aún siendo recíproco, nos sentimos invadidos o desconcertadas.

Si empezamos a compartir intimidad sexual y afectiva con alguien y nos entusiasma, pensamos en lo mal que lo pasaremos si se termina y boicoteamos el contacto, comportándonos de extrañas maneras.

Si alguien empieza a querernos, nos entra tanto pánico a que deje de hacerlo y conectar con el vacío que supondría que demandamos atención constante y voraz.

Si alguna persona nos resulta muy muy atractiva creemos que nunca estaremos a su «altura» o que fallaremos como amantes y no hacemos nada por conocerla.

Si comenzamos a amar y somos correspondidos, nos asustamos tanto, tanto, que un día sin saber cómo se nos oye decir:

-No, yo la verdad, nada serio. No estoy para «nada serio».

Fotografía autoría desconocida.

María Sabroso.

Sobre María Sabroso 109 artículos
Sexologa, psicoterapeuta Terapeuta en Esapacio Karezza. Escritora

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