
Imagino que no ha sido casual el estreno de la mini serie dedicada a Nevenka Fernandez emitida en Neflix a partir del viernes cinco de Marzo. La fecha se presta al visionado de cara a este ocho de Marzo un tanto atípico que vamos a celebrar.
En la serie se nos recuerdan los hechos denunciados por la joven concejala de Hacienda por el Partido Popular en Ponferrada. La memoria guardaba rastros del hecho un poco amortiguada por el tiempo. Les recuerdo a las personas (pocas a estas alturas porque la serie está siendo debidamente promocionada) los sucesos. Una joven economista es fichada por el Partido Popular mientras realiza su máster en Madrid. La oposición, en aquel momento en el ayuntamiento leonés, estaba encabezada por una mujer, es probable que los populares quisieran dar un lavado de imagen a la candidatura del alcaldable Ismael Álvarez.
Nevenka Fernandez lo tiene todo. Está cualificada, es guapa, joven…Le proponen presentarse y a la estudiante que aún es se le abre un horizonte de color. En la serie comprobamos a la joven con mirada alegre, casi entusiasta en esos días. Jura su cargo con la esperanza de llegar lejos. Tiene 26 años y se siente bien. Hay un lenguaje corporal a lo largo del metraje de la serie que nos cuenta mejor, casi, que sus palabras el proceso que va vivir a lo largo de los meses siguientes.
El alcalde es el prototipo de triunfador de pueblo grande. Barbilla alta, mirada desafiante, mandíbula apretada, en la boca la mueca del triunfo y del poder. Es empresario de hostelería, durante los tiempos de la burbuja económica (año 2000) que da trabajo a mucha gente del pueblo. Típico candidato pepero… que camina seguro desde el triunfo empresarial al triunfo político, saltando por las influencias y el populismo que produce conocer a todo el mundo y ser conocido y admirado con el papanatismo de sentirse un hombre hecho a si mismo.
Ismael Álvarez y Nevenka Fernandez, tuvieron un affaire escaso que demuestra a la chica que no es su tipo. Que no la gusta, vaya. Nevenka da calabazas educadas y sutiles al señor alcalde. Y ahí, cuando debiera haber
Cuarenta, cincuenta llamadas cada día, mensajes vejatorios, amenazas seguidas de arrepentimiento y pedida de perdones. Promesas de abandono seguido de agresividad, vejaciones públicas, humillaciones delante del resto de concejales…Más mensajes, más odio, más amenazas. Invasión de la intimidad de la habitación donde pernoctan en un viaje del consistorio. Nada que no esté estudiado por los expertos en violencia machista y acoso laboral. Solo que estábamos en el año 2001, el #MeToo no había empezado y el señor Weinstein, que era un Ismael Álvarez holliwodiense, campaba por su feudo.
Nevenka está noqueada porque no sabe que le está pasando, piensa que ella es la culpable por haber “cedido” en un momento. Por ser joven, por ser guapa…Por ser mujer, en conclusión. Sigue aguantando hasta que alguien -una mujer psiquiatra comprensiva que se encuentra en su camino- le pone nombre. Abuso. Eso es abuso, le dice. Nadie tiene derecho a acosar a otro ser humano por ejercer la libertad de elegir. Nevenka es inteligente, toma conciencia rápido de que la situación puede escapar de las manos, el riesgo es perder la cabeza. Y hasta la vida. Denuncia.
En la serie hemos visto a una rozagante y bella joven tomar posesión del cargo, lentamente las imágenes avanzan y vemos a una mujer más delgada, con la piel más cetrina a la que se le ha ido el brillo juvenil de los ojos. Su pelo, antes en lucida melena, está más corto, aparece despeinada en momentos. Su espalda se encorva como si llevara el peso de una cultura ancestral como mochila. En la rueda de prensa que da al dimitir la vemos devastada, ni un rastro de maquillaje en su cara, con el temblor de una boca que apresa la emoción para no romperse. Es una mujer a la que están masacrando los acontecimientos. Solo tiene veintiséis años, recordemos. Y un pueblo que especula y observa. Él, todopoderoso alcalde y empresario de éxito. Ella, joven, culta, inteligente, guapa…Y mujer. Demasiada diferencia porque desde Eva hasta aquí, el pecado y la perdición de los hombres siempre ha llegado de la mano de las femme fatales…
En el juicio, un fiscal jefe la interroga con saña, con crueldad que la obliga a bajar peldaños de desesperación “Por qué no se marchó usted. Usted no es una cajera de Hipercor que tiene que aguantar que la toquen el culo para dar de comer a sus hijos…Usted podía irse” “Ya lo he hecho…” responde con la voz quebrada Nevenka. Pero no, al fiscal jefe de la Audiencia de León, no le basta. Porque una mujer que se deja es carne de estercolero. A una mujer que no se inmola como María Goretti se le puede gritar, amenazar, violentar. El fiscal se pasa y es destituido. Nevenka gana el juicio. Aleluya.
Cuando hablamos del patriarcado sistémico que padecemos, es precisamente lo que esa frase describe. “No te pegan si no te dejas” “no te acosan…” “no te violan si no te dejas”. Tú, mujer debes tapar tu cuerpo, vestir con recato, no levantar los ojos del suelo, mostrar respeto por ti misma y por la sociedad que es el hombre. No viajar sola, no salir de noche, no andar por según que sitios. No beber, no reír, no frivolizar…Porque si lo haces te mereces lo que pase. El hombre es heno, la mujer cerilla…No prendamos la mecha porque el hombre tiene derecho a todo. Tú, mujer, eres la cosa. Objeto de deseo. Eres la cosificación del placer masculino.
Esa es la esencia del patriarcado. Y ahí quedó atrapada Nevenka, en un pueblo que la atacaba aún después de la sentencia condenatoria de Ismael Álvarez, después de las pruebas concluyentes y apabullantes que se presentaron en el juicio. Todos/as las concejales/as del grupo popular declararon a favor del alcalde. También las mujeres. Imagino que alguna se mirará al espejo ahora mismo con un poco de asco. O no. El patriarcado es lo que tiene, raíces profundas que obnubilan la verdad. Hay que decir que la jefa de la oposición la apoya desde el primer momento que escucha su caso…
La víctima, Nevenka Fernández, tuvo que marchar de España. Dejar familia y salir corriendo para poder recuperar una vida normalizada. Para poder recuperarse como ser humano aunque intuimos viendo las imágenes finales que fue tarea ardua. Frente a la cámara, en un escenario oscuro y vacío con tan solo el decorado de su cara recorrida por la fatalidad, una espalda encorvada por el peso de lo soportado, las palabras de esperanza de Nevenka nos abofetean en pleno rostro. Y sabemos que aunque hayan pasado veinte años y hoy las cosas son diferentes -gracias a mujeres como ella- sigue habiendo Nevenkas en el mundo que sufren el maltrato en soledad y con la
Hoy y siempre #Feminismo #Luchafeminista #Esnecesarioelfeminismo.
Por ello, no dejen de ver la serie. Son solo tres capítulos que les dejarán sin aliento. Esta mujer, Nevenka Fernández merece el homenaje de nuestra solidaridad y la promesa de evitar con uñas y dientes nuevos casos como el suyo.
Y sigamos luchando, háganme el favor para que lo vivido por Nevenka Fernández sea solo un mal recuerdo
María Toca Cañedo©
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