Nosotras, feministas sin carnet.

Como mujer, musulmana, migrante y feminista, me desvinculo por completo del feminismo blanco. No me representará este 8M, creo que no lo ha hecho nunca, en realidad. Tampoco me interesa. Me agota y me aburre, mucho de las dos. Y cada vez más.

El feminismo blanco no me representa desde hace tiempo. Porque salió a las calles para aullar por la Manada y no por las  temporeras marroquíes de Huelva.https://www.lapajareramagazine.com/fresas-con-sangre-pobres-mujeres-extranjeras Porque no estaban ahí cuando nos violaban a las otras,al menos, no las suficientes.

Porque hace dos días había  periodistas  mujeres y feministas linchando a otra compañera en directo por su elección de llevar velo y hacer política, lanzando una campaña de acoso vomitiva y brutal. Ya que al parecer, ellas y sólo ellas, conocen y estipulan cuánto mide nuestra  opresión  y cuánto nuestra libertad, ligada- generalmente- no a nuestras luchas personales e internas o globales y externas sino a la cantidad de prendas que podamos quitarnos del tirón. Porque seamos honestas. Es así como funciona. Una libertad que proclama que las mujeres podamos desvestirnos como nos dé la real gana sin ser increpadas  y violentadas en ningún espacio y bajo ninguna circunstancia.https://www.lapajareramagazine.com/13697-2
Lo cual es legítimo. Coherente. Justo.

Sólo hay un problema: jamás funciona al revés. Jamás es para que exigir   el derecho  de una mujer  a cubrirse y seguir formando parte de nuestras filas.

Por lo tanto es una libertad unidireccional, impuesta y violenta. Tan antagónica a los valores del feminismo radical que impacta demasiado desde fuera y duele a rabiar desde dentro.

Porque a las feministas blancas les importa una mierda que una de mis amigas no pueda acceder a un puesto de directiva en su propio país por  un trozo de tela de más, aún teniendo una trayectoría profesional excelente. Que sucede. Y mucho.

Igual que les importa nada la libertad de las hermanas palestinas y saharauis.

La violencia constante contra las madres solteras migrantes de este país. O que el Estado se lleve a sus hijos a la fuerza a base de quitas de custodia racistas y clasistas.

Por mujeres. Por extranjeras. Por ilegales. Por pobres.

Y los derechos de las Kellys,https://www.lapajareramagazine.com/las-kellys-mujeres-explotadas-trabajo-inhumano , mientras ellas salgan a lucir pañuelitos y consignas sobre la sororidad, mantengan a muchas de sus empleadas domésticas en la cocina por un salario miserable en condiciones de semi esclavitud. Que lo hacen. Y mucho.

Y aúllan discursos preciosos y empoderadores,  pintan pancartas bien grandes y masifican las calles y protagonizan  la jornada. Pero sólo se ven y se escuchan a sí mismas. Constantemente. En todos los espacios. Se olvidan de ceder la voz, la palabra y la existencia a las negras, las árabes, las gitanas. Se olvidan incluso de que estén o deban estar o importen. Y obvian e invisibilizan las dobles y triples opresiones de todas aquellas mujeres que son atacadas por partida doble, violentadas en todas direcciones, luchando por erradicar un patriarcado que las oprime aquí y allí.

Y las ves despreciar de forma cínica y paternalista toda nuestra lucha, reduciéndola a un cero a la izquierda porque quita quita, que ya te explico yo lo que es el feminismo, que tú no sabes.

Porque eso es justo lo que hace el feminismo hegemónico. Sólo predica y nunca escucha.

No concibe una libertad y una realidad que no sea una sola, homogénea y normativa. Porque se apropia y se adueña de un espacio que nos pertenece a todas,  tiñendolo de falsa sororidad mientras juzga, ataca y anula a quienes vivimos fuera de su burbuja, que somos muchas.

Porque desfila por las calles con una soberbia extrema y un discurso de salvadora blanca tan interiorizado  e inamovible que acojona muchísimo.

Porque no cuestiona sus privilegios.

Porque es incapaz de revisarse un racismo  intrínseco y colonial que no se erradica sólo por tener una conciencia feminista.

Porque hablan por nosotras sin nosotras.

Demasiadas veces. Más de lo digerible.

Porque no es verdad que si nos tocan a una nos tocan a todas.

Pese al ruido mediático en según qué casos. Pese al postureo de rigor. Pese a la teoría sobre el papel. Sigue sin ser verdad. Y mientras no lo sea, sigue sin interesarme.

Feminismo como única vía posible para construir una sociedad justa de la que realmente pueda sentirme orgullosa, feminismo como imperativo moral.

Pero el feminismo será profundamente antirracista, interseccional y anticolonial, o no será.

Así que seguimos al pie del cañón, luchando por nuestra libertad y la vuestra, por la sororidad sincera y de raíz, la hermandad sin paternalismos ni condescendencias.

Nos vemos en las calles, que sí, también son nuestras.

Weami El Aghzaoui

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