DIA DE LA MADRE PATRIA

De repente estoy en Bucarest y tengo miedo. Sé que el dictador Ceauscescu ha prohibido a los hospitales que los mayores de 60 años entren en una UCI, total se van a morir más pronto que tarde. Y va para 20 años o así que yo crucé esa frontera.
Veinte años no es nada, dicen Gardel y Solare. Qué pamemas los optimistas del tango. Ni te cuento lo que pesan cuarenta, pero a mí me quitas 20 años y vuelvo a ser mosto y piedra, mocita dame un clavel, el clavel que hay en tu boca y yo te daré un cascabel. Qué pindongos Galindo y yo cuando éramos el mundo, el demonio y la carne.
No he conocido un país con más poder trasformador que Argentina. De la misma manera que les prestas cuatro perras y te devuelven una película admirable ( Méndez Leite dice -con razón- que no existen las pelis sino las películas) su derecho a elegir en libertad ha ido siempre dando bandazos. Es su manera de entender la democracia con mucha más sentimentalidad que nadie.
Ahora ese Milei ha salido otra vez de la centrifugadora con la motosierra y se ha puesto a escabechar enfermos prohibiéndoles las medicinas. El hijo de don Norberto se parece cada día más a Jack Nicholson en El resplandor, esconde la mano que viene la vieja.
Fuera de su país tiene la costumbre de convertir la diplomacia en un terremoto. A su paisano el Papa Bergoglio le llamó gilipollas. Luego hizo un viaje a Roma para besarle la cabeza y hablar del San Lorenzo de Almagro, el club que cruzó el mar y se vino a la Península el día que nací yo. Como fue fundado por un salesiano, llegaron aquí y enseñaron a jugar al fútbol con el tiquitaca que muchos años después nos entró en la mollera.
Ese Milei nos regala una advertencia que sólo se pronuncia si hay confianza: nuestras mujeres españolas pagarán las consecuencias de admitir tantos inmigrantes. Es un crío de 53 años y no sabe que tiempo antes de que él naciera, algunos pueblos suizos escondían en casa a sus mujeres cuando llegaban los jornaleros españoles. Así que habrá oído campanas.
Hablo de Milei, Ceaucescu, y me acuerdo de Ayuso y sus 7.291 ancianos que también se iban a morir igual. Qué bien le ha venido a la presidenta de Madrid la carta del presidente de la nación española, así nadie le recuerda ya que los diez mandamientos no son siete.
Dentro de nada las elecciones europeas normalizarán de nuevo al fascismo, igual que al comienzo del siglo pasado. Cómo se pasa la vida, escribió el otro Jorge. Parece que fue ayer cuando este Jorge tenía novia y hoy es el Papa más anciano.
Resuena la mañana y mires adonde mires parece que todo el mundo hoy tiene madre, como le advierte la madrina a Julián el de La verbena de la Paloma. Desgraciadamente es así, voy a aguar la fiesta, porque también hay madres griegas Medeas más allá de Neflix.
¿ Volveremos a oír lo de la madre patria?
Valentín Martín
Sobre Valentin Martín 56 artículos
Valentín Martín estudió Magisterio y Humanidades en Salamanca y Periodismo en Madrid. Ejerció la enseñanza dos años y el resto vivió de escribir. Ha escrito 25 libros. El número 26 es un poemario llamado Santa Inés para volver (Versos de la memoria), que recoge la historia de sensibilidades de su pueblo. Periodista, escritor y poeta, ha publicado en la última década libros de relatos como La vida recobrada o Avispas y cromosomas; el ensayo Los motivos de Ultraversal y los poemarios Para olvidar los olvidos, Poemario inútil, Los desvanes favoritos, Memoria del hermano amor, Estoy robando aire al viento, Suicidios para Andrea y Mixtura de Andrea. A caballo entre los años 60 y 70, escribió dos poemarios y dos ensayos: Veinte poetas palestinos y El periodismo de Azorín durante la Segunda República, inicio de un largo trabajo dedicado a la literatura. En Lastura ha publicado en diciembre de 2017 el libro de crónicas y relatos Vermut y leche de teta.

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